Ejemplos con obraba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por segunda vez, Isabel se enfureció al ver que su favorito obraba según su capricho y aunque Essex le escribía cartas conmovedoras, el corazón de la reina no se mostraba propicio para indulgencias.
No era la doctora la que obraba tales prodigios.
Aunque estuviese entregado a una meditación dolorosa, y las lágrimas corriesen por sus mejillas escaldándolas, la aparición de Cecilia en su cuarto, obraba como un calmante, suavizando su dolor.
La costumbre obraba estos prodigios, y lo mismo era ver la señora los garbanzos y poner su mano en ellos, que se le llenaba el cerebro de números y veía claro en sus negocios, si le convenía o no tal préstamo, si debía quedarse o no con tal o cual alhaja.
Si el sacerdote hubiera pecado de autoritario, habríase librado de él Margarita, sin más que despedirle con cualquier pretexto, mas como era el ingenio del hombre quien obraba, dejando en la sombra su carácter de clérigo, poca defensa cabía en ella contra advertencias que era imposible haber rechazado como ataques.
El desconocido obraba con la mayor nobleza, sinceridad y buena fe.
Ella tomó el ungüento, y respondió a la dueña como en ninguna manera podia tomar la llave a su marido, porque no la tenia debajo de la almohada como solia, sino entre los dos colchones y casi debajo de la mitad de su cuerpo, pero que dijese al maese que si el ungüento obraba como él decia, con facilidad sacarian la llave todas las veces que quisiesen, y ansí no seria necesario sacarla en cera: dijo que fuese a decirlo luego, y volviese a ver lo que el ungüento obraba, porque luego le pensaba untar a su velado.
Si se obraba el milagro después, bien, y si no se obraba.
¡Tan de prisa se andaba, se discurría y se obraba allí!.
viesen que se obraba deveras, y comenzasen á experimentar la.
Ejecutose puntualmente la orden, pero fueron tan tiernas las quejas, tan sinceras las lágrimas, tal la divina elocuencia y energía de espíritu de Dios con que hablaron y suplicaron a los enviados del señor obispo, que enternecido este, conoció la gracia poderosa que obraba en aquellos devotos mancebos, que dentro de muy pocos días, siendo padrinos el gobernador, y dos de las personas más distinguidas de la ciudad, los bautizó por su propia mano con grande pompa, edificación y espiritual consuelo de todos los que asistieron a este devotísimo espectáculo.

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