Ejemplos con niña

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar al borriquillo, más pequeño ¡ay! y más flaco que Platero.
¿Cómo mostraba la niña su confianza en el borrico?.
¿Qué hacía el borrico cuando oía a la niña?.
En los largos días en que la niña navegó en su cuna alba, río abajo, hacia la muerte, nadie se acordaba de Platero.
La niña chica era la gloria de Platero.
Platero, que se ha ido con la niña y el perro de enfrente a ver las vistas, mete su cabezota por entre las de los niños, por jugar.
Cogiendo al las , la niña deja la mano en su boca.
Cuando la niña lo vió venir ,- ella, lo llamó.
La niña chica ,- en cuanto ,- ver venir ,- vestido blanco ,- saltar y rebuznar.
Entre tanta negrura, una niña, con voz débil, hilo de cristal acuoso en la sombra, canta entonadamente, cual una princesa:
Parecía una virgen niña de Rafael, de las de su época umbriana.
La dueña de la hospedería les entregó un papel que la niña había olvidado en la habitación.
Hago un cuarto de rotación sobre el giratorio paquidermo, y ahora observo a la niña desde otra perspectiva: la filológica.
Como por encantamento, la niña acaba de decir que es de Mondoñedo y nacida en agosto.
Así estuvo, sin moverse, largo espacio, hasta que volvieron el aprendiz y la niña.
Vete a la cocina con la niña, y ayuda al ama, si hace falta.
Mas después de casados, como quiera que ella no lograba hijos propios, comenzó a odiar al marido y a cavilar que la niña era hija disimulada de Belarmino, con que la criatura tampoco se libraba del odio de la apasionada mujer.
¡Niña más delicada, dulce y hermosa! El nombre del rapaz, Celesto, de la niña, Angustias.
Si los señores, tan generosos siempre, decidiesen darle educación, enviarla a un colegio y hacer ver a Juana que se interesan por la niña, no sería extraño que esta mujer, en parte por egoísmo, en parte por vanagloria, cambiase de sentimientos y concluyese muy pronto por alardear de tener una hija que va para señorita.
Quedamos, pues, en que la Juana y la niña van muy bien, aunque pudieran ir mejor, y Belarmino no puede ir mejor, aunque no oiga misa.
Si le pedía a Angustias que le diese el cosmos, la niña, por experiencia, ya sabía que le tenía que entregar aquel libraco, el cual, para ella, era tan lógico que se llamase cosmos como que se llamase diccionario.
Sé que al pícaro don Pedrito le gustaba la niña, que se veían a menudo en vacaciones, y hasta que le escribía desde el Seminario, pero, la verdad, no creí que iba a perder el sentido hasta ese punto.
El furor de Juana contra Belarmino, siempre que se irritaba, y el motivo que la hacía irritarse tan a menudo, derivábanse de la existencia de esa niña.
La niña es hija legítima de una hermana de Belarmino, mujer infeliz, viuda de recién casada, que murió de sobreparto, dejando ese recuerdo vivo, esa niña.
Ya en la calle, nos guió hasta la misma puerta del palacio un rapacejo pelirrojo, como de mi edad, que acompañaba a una niña.

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