Ejemplos con necesidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las obras del hombre, y más todavía las de arte, son estimables en la medida que se las siente animadas de esa necesidad de contradicción, que es la vida.
No cabiéndole el susto en el corazón ni hallando sus pulmones aire bastante en el recinto de su despacho, salió en busca de su familia para desahogar con ella una parte siquiera de la angustia que le asfixiaba, pero no tuvo necesidad de recorrer mucho camino, porque a la mitad de él se tropezó con doña Juana, que venía buscándole, pálida, con la boca abierta, las manos sobre el cogote y los ojos extraviados.
Esa misma monstruosidad hace muy difícil, si no imposible, que se la pueda presentar a la Cámara como hija de una verdadera necesidad de los pueblos, a cuyo beneficio se encamina.
Esta fué su gran cuestión durante algunos días, desde el en que palpó la necesidad de formalizar su antes vago propósito.
Según lo acordado en la mesa, en ciertos pueblos del tránsito no había necesidad de apearse, pues no ofrecían la menor dificultad, a lo sumo, detenerse un momento a saludar, por una atención que sería muy agradecida, a tal cual influyente.
Ha comprado muchas tierras en su aldea, y las ha distribuido entre sus antiguos convecinos a renta, pero dispensando a éstos el favor de no embargarles la manta de la cama cuando, por bien probada necesidad, dejan de pagarle un año, al segundo ya varía de conducta, si el se repite, y esto, únicamente por respeto a su derecho, no porque necesite para nada las míseras economías de aquellos pobres campesinos.
¿Qué necesidad tenemos nosotros de sufrir lo que aquí estamos sufriendo? Con lo que ya conocemos este trato, ¿cuánto no podríamos ganar estableciéndole en la ciudad?.
Segundo: que aun en el caso de ser ciertos los risueños cálculos del presidente, la fe de un pueblo católico, las santas tradiciones, las exigencias del culto divino, el respeto al derecho de los demás y a la ley común, exigían que no se procediese tan de ligero en un asunto tan grave, siquiera porque no se dijese por algún malicioso que se obedecía a un más bien que al rigor de una apremiante necesidad.
Se me dirá por algunos que en esa capilla se dice la primera misa en los días festivos, por lo cual es, hasta cierto punto, una necesidad para el vecindario la conservación de ese pequeño templo, pero, señores, lo cierto es también que esa necesidad es puramente moral, al paso que la otra se toca y se palpa, y afecta a la hacienda y hasta a la vida de muchos de nosotros, de nosotros, señores, que somos muy liberales.
Esta era la necesidad más apremiante, y era otra, bastante urgente, la de abrir algunos canales de riego, por los cuales se distribuyera convenientemente el caudal del arroyo en invierno, a fin de que empapase toda la campiña por igual, de modo que en verano conservara alguna frescura, ya que en tan calorosa estación todo canal era inútil, puesto que se secaba el regato hasta su origen, y no corrían por su cauce otras cosas que las nubes de polvo que levantaba el viento, las lagartijas y las cucarachas.
En la transformación de los sentimientos de Inés, hay cierto alarde de psicología un poco infantil, que no va bien con los hábitos literarios ni con las facultades dominantes de su autor, a quien le basta con su psicología instintiva y adivinatoria para crear cuerpos y almas, sin necesidad de perderse en sutiles y tortuosos análisis.
Al fin del libro va un glosario de los términos náuticos y de las frases populares empleadas en el libro, pero ¡con qué habilidad están derramados por todo él, bien al contrario de esa pedantesca ostentación de ciertos novelistas franceses de escuelas modernísimas, que, haciendo gala de un externo y superficial conocimiento del tecnicismo de tal o cual arte o ciencia, le derraman a carretadas en todas las páginas de su libro, con la necia ostentación del aventurero llegado de improviso a los honores y a la riqueza! No: Pereda no ha tenido necesidad de hacer estudio especial de la lengua de los marineros de la calle Alta para escribir.
Un detalle de las sobremesas de aquella casa, es que no había palillos de dientes, no por razones de economía, ni menos por escrúpulos de aseo y urbanidad, como es uso entre anglosajones, los cuales consideran el acto de mondar las rendijas de la dentadura como una necesidad de orden vergonzoso y clandestino, sino porque no había ocasión, y por ende los palillos holgaban.
¿Qué necesidad tengo de hablar? Ahórreme el mal rato de tener que decírselo yo.
Yo tengo necesidad de mucho tacto.
Pero la patrona ella no come, o come como un pequeño pájaro, y ella cree que todos los otros no habemos necesidad de comer como ello hace falta.
Acércate, Nolo, que yo tengo necesidad de confiarme, y es tanto mejor de encontrar un corazón leal que de monologar.
¿De manera que el diccionario es el universo? ¿Y qué necesidad hay de mudarle el nombre?.
Primera: lo que él dice, a su modo, ¿tiene alguna importancia, merece tomarse la pena de estudiar su idioma endemoniado, para averiguar lo que dice? Segunda: caso que lo que dice es de importancia, ¿qué necesidad hay de inventar un idioma ininteligible para expresarlo? Deseo que me responda a estas dos observaciones usted, señor Escobar, que es persona.
Si los gallos vencieran con frecuencia, pensaba Apolonio que la confianza en sí mismo, ya que los gallos eran en cierto modo prolongación de su persona, el espíritu agresivo, la necesidad de acción ejecutiva, se le hubieran comunicado fatalmente a él, y como era muy pusilánime, sólo ante la idea de cometer un gran disparate le daban escalofríos.
En fuerza de imaginar luctuosas peripecias, el pecho se le colmaba de impulsos vehementes, a manera de necesidad perentoria de acción, y acción cruel.
Sin necesidad de levantar los tejados, como el Diablo Cojuelo, Apolonio adivinaba el drama oculto en cada casa, y con todos los pequeños dramas individuales formaba una gran tragedia, la tragedia de la calle, en que él era el héroe, la víctima, y Belarmino el traidor.
Trabajaba lo que quería y cuando quería, más por cumplir con los señores de Neira y con los frailes que por necesidad de ganárselo o por ambición de añadir algún dinerillo para antojos.
¡Ay, pobre ¡Cuán difícil era encontrarle un sucesor! De no verse acosado por la necesidad, se hubiera ido sin comprar, creía ofender al difunto fijando su atención en aquellas bestias antipáticas.
Su hija, llorando silenciosamente, tenía necesidad de contenerla, de sujetarla, para que no se arrojase sobre el pequeño o se estrellara la cabeza contra la pared.
El dio cuenta de los tabacos, él, que no tenía necesidad de disimular la arranquera.
Díjele cuanto me pareció oportuno: le hablé de tus buenas prendas, de tu buen carácter, de tu índole laboriosa, de tu instrucción sólida y bien dirigida, y de la dificultad en que te hallabas para seguir los estudios y la carrera tan brillantemente iniciada, así como de la necesidad en que te veías de buscar algo productivo.
¡No puedo hacer otra cosa! ¿En qué puede ganar más un chico que acaba de salir del colegio, y que vive, acaso por necesidad, en esta ilustre y magnífica Villaverde? Pues así como Rodolfo viven todos los muchachos villaverdinos.
Porque, dime, ¿qué necesidad tenías tú de convertirte en enfermera para cuidar de esta vieja achacosa? No, ya se lo dije al señor Cura, que cuando vuelvan a Villaverde vengan a esta casa, a esta pobre casa que es suya.

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