Ejemplos con naciones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Qué le vamos a hacer? No crea usted que la historia de las demás naciones cultas en el siglo XIX es muy superior a la nuestra.
Dondequiera que voy, no digo ya por las ciudades de estos reinos, sino a otras naciones, pues que he viajado largas tierras, Inglaterra, Rusia, Francia, Alemania, Italia y no digo ya estas naciones europeas, sino otros continentes, África, Asia, América, Australia, dondequiera que voy tengo una casa mía, ¡y qué casas!, mayores que un palacio, y mesa puesta, y lecho apercibido, y jamás me falta dinero para ir hasta el fin del mundo.
¡Oh, qué bien estaríamos si, por último, la humanidad se desembarazase de la preocupación del pan de cada día y las naciones se organizasen al modo de grandes monasterios, en donde no hubiera pobres y ricos, y a nadie le sobrase ni a nadie le faltase la casa y la mesa, y la obediencia fuese una blanda ligadura que a nadie impidiese dedicarse con alma y vida a aquello para que Dios le dió vocación.
Cierta vez me propuse acometer una investigación científica de sociología comparada, y aun de etnografía, tomando como tema y punto de arranque las casas de huéspedes en España y en las naciones extranjeras.
Cuando en compañía del que fue primer Presidente de nuestra República, ya constituida en definitiva y reconocida por todas las naciones, don Tomás Estrada Palma, en los últimos tiempos de la revolución, en la época en que en el puerto de la Habana voló el acorazado americano Maine , hice yo un viaje a Tampa y Cayo Hueso, esto llamó profundamente mi atención.
Consideraba la conferencia monetaria internacional, iniciada por Blaine y a la que él fue delegado por el Uruguay, y yo lo fui por la Argentina, más como el medio de favorecer los intereses de los Estados Unidos platistas, que el de estrechar los vínculos de todas las naciones de América.
Era raro hablarle de un libro recientemente publicado que él no lo conociera y sobre el cual pudiera expresar su propio juicio, así como conocía a todos los hombres que habían desempeñado un papel prominente en la vida de las naciones latinoamericanas.
Poseía un raro talento de asimilación y de generalización que le permitía abordar con brillo y con criterio sólido todos los problemas que en el orden político o sociológico entrañan el desenvolvimiento de las naciones y su memoria privilegiada le permitía recordar todo cuanto había pasado por el crisol de su inteligencia.
La secular pereza española, la resistencia a cambiar de postura, el miedo a lo desconocido que sienten todos los pueblos estacionarios, son las causas de que aún continúe esa institución que ni siquiera tiene, como en otras naciones, el éxito militar y el agrandamiento del territorio como justificaciones de su existencia.
Recordaba ahora con vergüenza su ignorancia española, aquella prosopopeya castellana, mantenida por mentirosas lecturas, que le hacían creer que España era el primer país del mundo, el pueblo más valiente y más noble, y las demás naciones una especie de rebaños tristes, creados por Dios para ser víctimas de la herejía y recibir soberbias palizas cada vez que intentaban medirse con este país privilegiado que come mal y bebe poco, pero tiene los primeros santos y los más grandes capitanes de la cristiandad.
Comenzaba a serle difícil viajar por el continente, pues su fotografía figuraba con la de muchos compañeros en los centros policíacos de las principales naciones.
Su existencia fue cruel: siempre fugitivo a través de las naciones de Europa, arrojado de una a otra por la vigilancia policíaca, reducido a prisión o expulsado por la más insignificante sospecha.
Felipe V quiso suprimir la Inquisición y acabar la guerra naval con las naciones musulmanas, que duraba mil años, despoblando las costas del Mediterráneo con el miedo a los piratas berberiscos y turcos.
Y España, por su poderío militar, no es más que cualquiera de las pequeñas naciones de Europa.
En la vida de las naciones ocurre lo mismo.
Pero las naciones no son grandes por su desprecio a la muerte, sino por su habilidad para conservar la vida.
Pobre es, si piensa en aquellos tiempos, pero si se compara con el catolicismo de las naciones modernas, resulta, como en los siglos anteriores, la institución más favorecida y que mejor bocado se lleva del Estado.
Los monarcas querían ser amados, no temidos, y en casi todas las naciones luchaban con el embrutecimiento de las masas, imponiendo las reformas progresivas de real orden y casi por la fuerza.
Tendremos algún trastorno, habrá su poco de República, pero ya saben ustedes que las naciones no mueren.
Diez años son una etapa, no sólo en la vida del individuo, sino en la de las naciones.
Notó tambien la autoridad del colegio de los cardenales, la majestad del Sumo Pontífice, el concurso y variedad de gentes y naciones.
Es eso tan verdad, que me acuerdo haber oido decir a un amo que tuve, de bonísimo ingenio, que al famoso griego, llamado Ulíses, le dieron renombre de prudente, por solo haber andado muchas tierras, y comunicado con diversas gentes y varias naciones, y así alabo la intencion que tuviste de irte donde te llevasen.
A este escuadrón frontero forman y hacen gentes de diversas naciones: aquí están los que bebían las dulces aguas del famoso Janto, los montuosos que pisan los masílicos campos, los que criban el finísimo y menudo oro en la felice Arabia, los que gozan las famosas y frescas riberas del claro Termodonte, los que sangran por muchas y diversas vías al dorado Pactolo, los númidas, dudosos en sus promesas, los persas, arcos y flechas famosos, los partos, los medos, que pelean huyendo, los árabes, de mudables casas, los citas, tan crueles como blancos, los etiopes, de horadados labios, y otras infinitas naciones, cuyos rostros conozco y veo, aunque de los nombres no me acuerdo.
¡Válame Dios, y cuántas provincias dijo, cuántas naciones nombró, dándole a cada una, con maravillosa presteza, los atributos que le pertenecían, todo absorto y empapado en lo que había leído en sus libros mentirosos! Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras, sin hablar ninguna, y, de cuando en cuando, volvía la cabeza a ver si veía los caballeros y gigantes que su amo nombraba, y, como no descubría a ninguno, le dijo:.
Las perlas eran en gran cantidad y muy buenas, porque la mayor gala y bizarría de las moras es adornarse de ricas perlas y aljófar, y así, hay más perlas y aljófar entre moros que entre todas las demás naciones, y el padre de Zoraida tenía fama de tener muchas y de las mejores que en Argel había, y de tener asimismo más de docientos mil escudos españoles, de todo lo cual era señora esta que ahora lo es mía.
Quise resucitar la ya muerta andante caballería, y ha muchos días que, tropezando aquí, cayendo allí, despeñándome acá y levantándome acullá, he cumplido gran parte de mi deseo, socorriendo viudas, amparando doncellas y favoreciendo casadas, huérfanos y pupilos, propio y natural oficio de caballeros andantes, y así, por mis valerosas, muchas y cristianas hazañas he merecido andar ya en estampa en casi todas o las más naciones del mundo.
Y así, el que con los requisitos que he dicho tratare y tuviere a la poesía, será famoso y estimado su nombre en todas las naciones políticas del mundo.
Y, siendo esto así, razón sería se estendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alemán porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizcaíno, que escribe en la suya.

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