Ejemplos con mustia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tenía cruzadas sobre la falda con indolencia las manos frías y pálidas, y miraba a Rita con expresión apagada, con una sonrisa mustia que causaba dolor.
Tía Pepa, siempre tan parladora, enmudeció como los pajarillos del corredor, silenciosos y tristes a la sazón por el cambio de pluma, la enferma nos parecía más abatida que de ordinario, y Angelina salía y entraba, arreglando los equipajes, mustia y cabizbaja.
Sobre la verja se inclinaba añoso olivo, donde nidaban mil gorriones alborotadores, que a veces azotaban y sacudían el ramaje con su voleteo apresurado, y hacíale frente una enorme mata de hortensia, mustia y doblegada por las lluvias de la estación, graciosamente enfermiza, con sus mazorcas de desmayadas flores azules y amarillentas.
Era como una planta mustia que súbitamente reverdece y echa flores, sin que antes se viera muestra de botones ni capullos en sus deslucidas ramas.
Un desgraciado, a quien el mundo no ha podido comprender, maldice a la sociedad, a la humanidad entera, maldice a la tierra y al cielo, maldice lo pasado, lo presente y lo futuro, maldice al mismo Dios, se maldice a sí mismo, y, cansado de mirar un sol helado y sombrío, una tierra mustia y agostada, de arrastrar una existencia que pesa sobre su corazón, que le oprime, que le ahoga como los brazos del verdugo al infeliz ajusticiado, se propone dar fin a sus días.
cuando a él se llega con la frente mustia,.
Este razonamiento acabó por completar su evolución y sobre su frente mustia vino a posarse la negra idea del suicidio.
Tú, mustia, yerta y pálida entre la negra seda.
De un gran dolor el sello marcó la frente mustia.
Sus coloradas mejillas parecían rechazar la mustia expresión de sus ojos.
-¿Le parece poco? Pero venga acá, y hablemos ahora como amigos -dijo el alcalde, quitándose el ancho pavero y poniéndolo sobre la mesa, en la cual un farol alumbraba por igual la cara regocijada y reluciente del uno, y la mustia y ascética del otro-.

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