Ejemplos con muerta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Párteme en dos a mí, deja una parte muerta aquí, y lleva la parte viva contigo.
Cada vez que se despojaba de una palabra muerta y creaba una palabra viva, era como si arrojase lastre por la borda y adquiriese nueva cantidad de fuerza ascendente.
Belarmino le hablaba una lengua perfectamente insólita, que él no conocía ni sospechaba, como que no era lengua viva ni lengua muerta, sino lengua en embrión.
Ahora te sentarás conmigo para que yo pueda sentarme algún día al lado de mi muerta.
Yo llevo este mal tan triste porque un gran frío me recorre el cuerpo, y me toca el fuego y no lo siento calentar mi carne muerta.
¡Ay! ¡No diga eso, Doña Monchiña! Contésteme ahora: ¿Le parece que antes de vestirle el hábito lavemos y peinemos a la muerta?.
¡Quiero ver a mi muerta! ¡Acaso me hable!.
Es una muerta en el combate social: un cuerpo que hay que levantar, y tú, que eres el padre, debes ser el primero en cumplir esta obra de justicia.
El cubo del jardinero rompía un instante la capa verdosa de su superficie, dejando ver el azul negruzco de las grandes profundidades, pero apenas extinguidos los círculos excéntricos de la inmersión, volvían a aproximarse y a confundirse las verdes lentejas, y otra vez desaparecía el agua bajo su mortaja vegetal, sin un estremecimiento, sin un susurro, muerta e inmóvil como el templo en el silencio de la tarde.
Luna no vacilaba: la Ciencia, únicamente la Ciencia ocuparía el hueco de la religión, muerta para siempre.
¿A quién podía parecérsele la mosquita muerta? A su tío, a Gabriel, que iba para santo, y sin embargo, después de hacer la guerra como un lobo, rodaba por el mundo lo mismo que los gitanos.
La religión había absorbido al Toledo industrioso de otros siglos, y aún guardaba bajo su caparazón de piedra a la ciudad muerta.
La doncella clavó la aguja en el lienzo, y pálida como una muerta, arrasados en lágrimas los ojos, contestó, sonriente:.
¿Llora usted muerta la más dulce ilusión? Ya renacerán en esa pobre alma dolorida las flores de la esperanza.
El joven recordaba confusamente las grandezas que había oído de boca de don Eugenio: los recuerdos gloriosos del arte de la seda, los brillantes trabajos de los que cincuenta años antes hacían danzar las lanzaderas allí mismo, del amanecer hasta la noche, y sentía cierta pena, un malestar extraño, como si se encontrara ante las ruinas de una ciudad muerta y todavía vibrasen en el espacio los últimos estallidos de la catástrofe.
Ahora, el amor por un lado y por otro la primavera, parecían incubar en él un nuevo ser, y de la ruda cáscara del antiguo dependiente, con la inteligencia muerta y la voluntad atrofiada, surgía un hombre nuevo, en el cual despertábase el mismo romanticismo de su padre cuando era joven.
Hablaron un buen rato en la entrada del mercadillo, sin fijarse en miradas maliciosas ni darse cuenta de los rudos encontronazos de la multitud, él la cargaba con el ramo más hermoso que veía, seguíala en su correteo por el Mercado, de puesto en puesto, y después la acompañaba hasta su casa, lentamente, saludando a los vecinos de los pisos bajos, que consideraban a Juanito como un conocido y se hacían lenguas, especialmente las mujeres, del gancho de la costurerilla, una mosquita muerta que había sabido pescar un novio rico, según aseguraban los mejor informados de la calle.
Siempre haciéndose la mosquita muerta.

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