Ejemplos con monstruo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

He aquí el poema: un monstruo de esos que llaman gárgolas, porque vomitan la lluvia con un ruido peculiar, de donde viene la frase hacer gárgaras, digo que ese monstruo de piedra, que está en la cornisa de una catedral, se ha enamorado de la veleta, que figura una paloma, y que se asienta, ni que decir tiene, en lo más alto de la torre.
Y ese es el destino cruel del enamorado monstruo, que soy yo, estar petrificado, a una distancia infranqueable de la amada y haciendo gárgaras.
Eran destellos de la enorme pupila las gotas de refulgente argentería líquida que saltaban de rayo a rayo, a cada vuelta, y el quejido penoso que la pesada rueda exhalaba al girar, completaba el símil, remedando el hálito del monstruo.
En un rincón estaba la Tarasca, espantable monstruo de cartón que abría sus fauces asustando a Gabriel, mientras sobre su lomo rugoso giraba locamente una muñeca desmelenada e impúdica, que la religiosidad de otros siglos había bautizado con el nombre de Ana Bolena.
Se desplomó un trozo del muro hecho de barro y estacas, y por la negra brecha salió como una centella un monstruo espantable.
Y Batiste calló, mientras el monstruo de las siete cabezas, replegándose en el sofá de damasco, cuchicheaba preparando la sentencia.
La hija mayor levantó la tapa del instrumento, quedando al descubierto el blanco teclado, semejante a la dentadura de un monstruo.
Bueno, pues a pesar de estas declaraciones que sobre su nacimiento hacía Amparito con su hilillo de voz y su expresión picaresca, el tío don Juan, aquel monstruo de aburrimiento y rudeza, no se conmovía, tal vez por estar mejor enterado de cómo había nacido que la propia interesada.
Y el sabio, el inventor, el cómico, el gigante, el enano, así el que tiene una rareza en el alma, como el que la tiene en el cuerpo, lo mismo el monstruo de siete brazos o de tres narices, que el filósofo de doble vista, el charlatán y el reformador, el que escribe melodías y el que hace billetes falsos, todos vienen a vivir algún tiempo a esta inmensa casa de huéspedes.
Entre creerse un monstruo de maldad o un ser inocente y desgraciado, mediaban a veces el lapso de tiempo más breve o el accidente más sencillo, que se desprendiese una hoja del tallo ya marchito de una planta cayendo sin ruido sobre la alfombra, que cantase el canario del vecino o que pasara un coche cualquiera por la calle, haciendo mucho ruido.
¿Por qué no habías de aspirar al estado en que yo me encuentro? A él he llegado pasando por la rabia, por la locura Ahora mismo, no hace mucho, cuando vi a ese diablo de hombre cometiendo una nueva infamia, sentí otra vez la debilidad de espíritu que creía vencida me entraron ganas de pegarle un tiro, por librar a la humanidad de semejante monstruo Pero después he sabido vencerme y he dicho: Mejor castiga una consecuencia lógica que un puñal.
Su tía no era ya simplemente una mujer mala, era un monstruo, una furia, un dragón mitológico.
Verdad que por la ley escrita, el tal nene era un Rubín, pero la fuerza de la sangre y las circunstancias habían de sobreponerse a las ficciones de la ley, y si el señorito de Santa Cruz no se apresuraba a portarse como padre efectivo, buscando medio de transmitir a su heredero parte del bienestar opulento de que él disfrutaba, era preciso darle el título de monstruo.
¡Monstruo! Cuando le dio al primo Pepe el dinero para la gran tienda, puso por condición que me había de colocar al frente de las labores Pero no se lo agradezco, palabra de honor, no se lo agradezco.
Veréis: Es aquel dramita moral en que se recomienda el matrimonio y las buenas costumbres, como que allí resulta que todos los solteros somos unos pillos, y porque un joven se retira tarde y se gasta algún durete en picos pardos, me le llaman monstruo y el papá le maldice Hay una escena en que todos se desmayan, porque sale uno muy malo, que resulta ser un hombre dedicado a la ciencia, el cual dice con la mayor frescura que él no cree en Dios aunque le fusilen.
Dentro hay un enano, un monstruo, vestido con balandrán rojo y turbante, alimaña de transición que se ha quedado a la mitad del camino darwinista por donde los orangutanes vinieron a ser hombres.
¡Jacinta, Jacintilla!, entra: el monstruo quiere verte.
Te la has figurado como un monstruo de seducciones, como una de esas que, sin tener pizca de educación ni ningún atractivo moral, poseen un sin fin de artimañas para enloquecer a los hombres y esclavizarles volviéndoles estúpidos.
La tuve a usted por extraviada, no por corrompida, y ahora veo que es usted lo que se llama un monstruo.
Pero la misma ofendida no extremaba mucho, como parecía natural, los anatemas contra el seductor, por cuya razón tuvo Maximiliano que redoblar su furia contra él, llamándole monstruo y otras cosas muy malas.
Dice este monstruo que no tuvo miedo y que se salió tan tranquilo yo no lo creo.
Tocaya, buenos días ¿cómo están por aquí? ¿Y el monstruo, se ha levantado ya?.
Rafaela cuenta que en aquel momento se le ocurrió un plan infalible para defenderse del monstruo, si por acaso las atacaba.
Excuso decir a usted que me tiene por un monstruo, por una especie de rey moro herejote, y los militares con quienes he hecho amistad aquí no merecen mejor concepto.
El rugir del león, del lobo fiero el temeroso aullido, el silbo horrendo de escamosa serpiente, el espantable baladro de algún monstruo, el agorero graznar de la corneja, y el estruendo del viento contrastado en mar instable, del ya vencido toro el implacable bramido, y de la viuda tortolilla el sentible arrullar, el triste canto del envidiado búho, con el llanto de toda la infernal negra cuadrilla, salgan con la doliente ánima fuera, mezclados en un son, de tal manera que se confundan los sentidos todos, pues la pena cruel que en mí se halla para contalla pide nuevos modos.
¡Oh bellaco villano, mal mirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente! ¿Tales palabras has osado decir en mi presencia y en la destas ínclitas señoras, y tales deshonestidades y atrevimientos osaste poner en tu confusa imaginación? ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza, depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas! ¡Vete, no parezcas delante de mí, so pena de mi ira!.
No he visto ningún libro de caballerías que haga un cuerpo de fábula entero con todos sus miembros, de manera que el medio corresponda al principio, y el fin al principio y al medio, sino que los componen con tantos miembros, que más parece que llevan intención a formar una quimera o un monstruo que a hacer una figura proporcionada.
Tú has burlado, monstruo horrendo, la más hermosa doncella que Dïana vio en sus montes, que Venus miró en sus selvas.
Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme, y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba