Ejemplos con monigote

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En Veracruz los indígenas mixe-popolucas, realizan una danza que es conocida con el nombre de El Chenu, que es el nombre que le dan al monigote y los danzantes son Niños y jóvenes disfrazados de diablos con ropa de color rojo, máscaras con cuernos, cola y un tenedor largo construido de madera.
En México: el ritual se inicia dos o tres días antes del Año Nuevo cuando el monigote es puesto al frente de la casa con un recipiente para recabar limosna, que será empleada para comprar cohetes y golosinas.
La ceremonia consiste en que durante la medianoche del cambio de año se quema un monigote realizado con materiales de desecho, que principalmente es papel y ropa vieja.
Cuando apuntaba al monigote dibujado en el muro, lamentábase de que no fuese un hombre, un enemigo odiado al que necesitase exterminar.
Mientras hablaba el hermano, el doctor, mirando el monigote de cera, tendido en la colchoneta, pensaba en el hombre sombrío, en el vasco de carácter complicado, que llenó el mundo con su nombre, siendo cada período de su vida una contradicción violenta.
En su vagar por el templo, deteníase más allá, ante la enorme imagen de San Cristóbal: una pintura al fresco tan mala como imponente, un monigote que ocupaba todo un lienzo del muro, desde el zócalo hasta la cornisa, y que por su tamaño parece el único habitante digno de la catedral.
Pues nada: el mismo sujeto en quien puse todos mis odios, ahora, charlando conmigo de silla a silla, me volvía lelo, me cautivaba y me convertía en un monigote.
En el caballete de Currita, sobre el cuadro mismo que estaba pintando, colocó Paquito con sumo cuidado su obra maestra Luego, riéndose como ángeles del cielo, con la agitación de las grandes expectaciones, con la candorosa confianza en el más santo de los cariños, corrieron presurosos a ocultarse entre los innumerables cachivaches, debajo de una papelera antigua de acero, ocultos por un gran tapiz, que tenía unas figuras muy largas, muy secas, muy feas: las tres Parcas Veíase desde allí el caballete, destacándose en medio el monigote, y los dos niños, muy agazapados, muy juntitos, apretándose el uno contra el otro, contemplaban su obra.
Y de la desembocadura de un callejón sin adoquinar salió una pedrada certera, que dejó trémulo al monigote del centro, llevándosele medio tupé.
Subía a la hora de comer, para reír como un loco con las gracias de Juanito y revolcarse muchas veces por el suelo, imitando a ciertos animales, para satisfacer las tiránicas exigencias de aquel monigote que traía revuelta toda la casa.
Por mucho que tire pon que tire un año, dos, eso si no me quedo el mejor día hecho un monigote y en tal estado que tengas tú que sonarme y ponerme la cuchara en la boca.
Yo bien sé que no hay nada, que no ocurre nada: bien sé que de ese monigote no hay que hacer caso.
El guardador de estas ovejas descarriladas era un solterón verde, suerte de monigote con quien los años ni las penitencias habían domado las humanas pasiones.
Llamábanlo el Parlampán porque en las corridas de toros se presentaba vestido de monigote en la mojiganga o cuadrilla de parlampanes, y desempeñábase con tanto gracejo que se había conquistado no poca populachería.
-Mingo, monigote y palos, ¡retrucar es! -añadió Rivera, aplaudiendo la destreza de Pizarro.
-¡Cómo se entiende, seor monigote! ¿Le pago a usted mi plata para que se me insubordine? ¡Caracolines!.
-Que espere ese monigote -contestó don Ireneo.
-Paso libre a su prelado, monigote atrevido, y sépase que aunque lluevan canonjías no le ha de tocar ninguna.
El monigote se deshizo en excusas, y dijo que no había podido pensar que todo un mitrado se ocupase en albañilería.
Pocas jornadas faltábanle para llegar a Arequipa, cuando recibió su ilustrísima carta de uno de sus amigos o cómplices, en que se le daba aviso de haber llegado a Lima una real orden encargando al virrey que remitiese a España, bajo partida de registro, al hombre que llevaba ya más de un año de andar en el Perú embaucando bobos y haciendo buen agosto, pues ni era tal obispo de Caracas, ni fraile, ni monigote.
E rematado que está el estantigua o monigote en lienzo repleto de salvado e paja, al símile del títere que facen los bodegoneros del Judas Ischariote, para le quemar en vísperas pascuales, ansí mesmo, a tal usanza al moñeco del don Johán de la Coba le prenden e le cabalgan de horcajadas cabe el lomo de un rucio, e tornando el su rostro del ome de trapo a la trasera parte del rucio, en camino va delinqüente efigiado.
-Huélgome por vuesa merced de haberme convencido personalmente de la falsedad de un aviso que recibí ayer, que a haberlo encontrado real, juro cierto que no habría reparado en hopalandas ni tonsura para amarrar a vuesa merced y darle una zurribanda de que guardara memoria en los días de su vida, que mientras yo empuñe la vara, ningún monigote me ha de resollar gordo.
Pensaba yo en los volatines que tenía que hacer para el descenso, cuando el titán me cogió en brazos, como si yo fuera un monigote de papel, y me bajó hasta un rellano donde había un pretil.
En cuanto a la vieja, se apresuró a huir con el niño, metiéndose en una callejuela oscura, donde le quitó todas las cosas preciosas que llevaba él encima y dijo para sí: ¡Todavía no lo has hecho todo, ¡oh Dalila! ¡Si verdaderamente eres sutil entre las sutiles, hay que sacar de este monigote todo el partido posible, negociándole, por ejemplo, para proporcionarte una cantidad respetable!.
No quiera hacer de mí un monigote.
Sepa Espartero que trata con un General que manda fuerza considerable, no con un monigote sin decoro ni vergüenza.
- Oye tú, monigote, a la vuelta comprarás un pan al panadero.
Clavada en la cabeza, mataba los pensamientos, clavada en el corazón, los cariños, en la nuca, las carnales ansias, en piernas y brazos, la voluntad, en el centro del cuerpo, la vida entera del individuo, representado por el monigote.
¡Acababa de representárseme cierto horrible monigote de trapo que, en mi ciudad natal, amanece ahorcado de tal o cual balcón la mañana del SÁBADO DE GLORIA, representando el castigo que se dio a sí mismo el desesperado Judas Iscariotes!.
Una especie de tití con largos bigotes de estopa, ayudado por un monigote algo carcomido y renqueando, sube sobre un guardacantón y hace que protesta contra el intruso y que arenga a los grupos, y los señala con el dedo, y después, a sí mismo, y después, a la casona, y después, a la otra casa.

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