Ejemplos con monerías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Me acuerdo que me llamó la atención el trabajo que hacía con Luis Rubio: se paraba delante de cámara y hacía toda una serie de monerías que hacían que yo pensara: qué zarpada.
Monkey Shines, conocida en España como Atracción diabólica y en Argentina como Monerías diabólicas, es una película estadounidense del género thriller dirigida por George A.
Las dos chiquillas charlaban haciendo monerías y gestos expresivos.
Hizo mil monerías felinas, se volvió dulce, obediente, prudentísima en todo, prometiendo cuanto se le exigía y más aún.
Ni eran estas las únicas gracias y donaires de la cantora, antes lo mejor de su repertorio, la quintaesencia de sus monerías, guardábala para la dulce intimidad de los felices mortales que a aquella Dánae de bambalinas lograban aproximarse, bien provistos de polvos de oro.
Sin embargo, cuando alguno las invitaba, después de resistirse un poco, reir a carcajadas, ruborizarse y hacer buena porción de monerías para atestiguar que sólo se rebajaban a aquello por pura condescendencia, solían agarrarse firme al brazo de su bromista amigo y tardaban en soltarlo.
Mi fácil consentimiento produjo en ella un ligero chispazo del amor propio y fugaces monerías de coquetismo.
Apareció entonces la Valdivieso por el laberinto de monerías y riquezas artísticas que llenaba la pieza, y vino a sentarse junto a Carmen Tagle, muy sofocada y echando por los ojos relámpagos de ira.
Este, atraído, sin duda, por el amor de la familia, acercábase en aquel momento al grupo de las señoras, saludólas besando la mano a la duquesa y a Currita, que eran sus más allegadas, y esta, con mil cariñosas monerías, hízole sitio a su lado, en el banco de hierro.
Entre los mil primores y monerías que la adornaban, veíanse ante el cubierto de cada caballero pequeños de violetas para el ojal del frac, puestos en diminutos vasitos de cristal, ligeros y diáfanos cual si fuesen de aire petrificado, y teniendo todos en el centro una pequeña flor de lis, lindísima maravilla natural, criada a fuerza de cuidados en las estufas de Currita.
Por fin, no pudiendo resistir a las monerías de su mujer, no tuvo más remedio que decidirse.
Muchas noches se acostaba con fiebre porque no le habían dejado satisfacer su anhelo de coger para sí aquellas monerías.
Es pues el caso, que el atambor, por tener con que mostrar mas sus chocarrerías, comenzó a enseñarme a bailar al son del atambor, y hacer otras monerías tan ajenas de poder aprenderlas otro perro que no fuera yo, como las oirás cuando te las diga: por acabarse el distrito de la comision se marchaba poco a poco: no habia comisario que nos limitase: el capitan era mozo, pero muy buen caballero y gran cristiano: el alférez no habia muchos meses que habia dejado la corte y el tinelo: el sargento era matrero y sagaz, y grande arriero de compañías, desde donde se levantan hasta el embarcadero: iba la compañía llena de rufianes churrulleros, los cuales hacian algunas insolencias por los lugares do pasábamos, que redundaban en maldecir a quien no lo merecia: ¡infelicidad del buen príncipe! ser culpado de sus súbditos por la culpa de sus súbditos, a causa que los unos son verdugos de los otros, sin culpa del señor, pues aunque quiera y lo procure, no puede remediar estos daños, porque todas o las mas cosas de la guerra traen consigo aspereza, riguridad y desconveniencia.
Por los vidrios de la estrecha ventana miraba los gorriones que en el tejado vecino hacían mil monerías, y luego volaban en grupos, perdiéndose en el cielo azul.
Temerosa de la resolución de yrse, ya assegurada del término de don Gregorio, tomando la pluma para respondelle, llamó a la puerta el hermano Pecador, a quien, después de hechas las acostumbradas monerías, Felipa abraçó, y le dio a besar la cruz, y preguntándola:.
-Toda mujer gruesa que se ve obligada a volver la cabeza un poco, pierde algo de su dignidad y aun de su hermosura, pérdida que compensa inmediatamente con nuevas monerías.
Como dio por terminada la sencilla faena que la entretenía, precisamente al pronunciar yo la última palabra, dejando el saquito y otras monerías colocadas sobre la mesa con el aseo y el primor con que saben hacer esas cosas las mujeres elegantes, vínose hacia mí, y mientras se movía y me miraba, y con el finísimo pañuelo de la mano se frotaba suavemente las dos, díjome, no en tono tan alto ni tan firme como de costumbre:.
-¡Monerías! -dijo el Lord, con aire despreciativo-.
Se pasaba el día enredando, haciendo y deshaciendo, echando pestes y pintando aquellas monerías insustanciales y desabridas de la heráldica.
Parecía tener alas en los pies porque no andaba sino a saltos, y hablaba haciendo mil contorsiones y monerías.
Pregunta cuándo viene de Francia su papá, y a todos nos vuelve locos con sus monerías y con lo mucho que sabe.
Años hacía que disfrutaban de ella, y la había completado una niña, rubio angelote al principio, hoy espigada colegiada, viva y cariñosa, nuevo encanto del hogar cuando venía a alborotarlo con sus monerías y caprichos.
-Mil cosas, mil monerías.
Bien pronto invadieron la casa figurines y piezas de tela, mil arrumacos elegantes de seda y encaje, modelos de los abrigos llamados twines y kasadawekas, que se adornaban con pieles riquísimas, y Rafaela frecuentaba la famosa casa de Madame Petibon, depósito de todas las monerías parisienses de última novedad.
De una personilla hacía un gigante, y convertía las monerías en madureces, de un.
-El Siguirillero, como nosotros no vamos a jacernos más que monerías desde lejos, tragará una poca de quina y después vendrá a mí más humilde que la tierra.
Pero hoy, ¿qué tenemos que hacer con guerras, ni con pasar los Andes, ni con San Martín y toda la lista militar del tiempo de la Independencia, como decimos para designar una cosa pasada de moda? ¡Claro! Como que en el tiempo de la Independencia, no usaban los hombres a la moda todas las monerías inventadas hoy por la ciencia y el arte de la hermosura, como que en ese tiempo la peineta grande, los largos bucles, la crinolina y el pañolón, corrían pareja para lo que era hacer ridícula a una señora, y en fin, porque así fue, y ¡qué le vamos a hacer, el progreso obliga!.
Porque llega una hora en que la mujer, como el gusano de luz en la estación amorosa, brilla en todo su esplendor, en que de ella parece desprenderse electricidad, en que todos sus movimientos son ritmo, y sus palabras gorjeo, y sus gestos monerías, y a su lado no es posible el fastidio ni la indiferencia.
Requiebros entrecortados, ternezas hondas, arrobos casi místicos, arrulladoras monerías, balbucear confuso, velado, gorjear como de ave que anidará pronto.
Aquel cerdo maravilloso hacía más monerías que ningún niño.

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