Ejemplos con miserias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No tenía de la aldea la holgura, ni la independencia, ni el horizonte, ni el aire puro, ni el sol esplendoroso, ni los aromas, ni el plácido aislamiento, pero sí sus miserias, sus , su escasez de recursos, su soledad, su desamparo, su pequeñez.
Se pagaba muy poco de que no se acordasen de él para invitarle a un baile particular, o a una tertulia de más o menos tono, pero que nunca hubiera para su nombre un hueco en las candidaturas de concejales, que no se le agregase jamás a una comisión de respeto que había de representar ciertos intereses del pueblo en el Gobierno de la provincia, o en Madrid, o ante el Municipio mismo de la villa, que no se buscase, ni aun se tolerase de buena gana, su opinión en tal cual corrillo formado en la plaza por personas de importancia, en que no entraba él sino a fuerza de brazo, como quien dice, o poco menos, que se le tuviera, en fin, por un tabernerillo de tres al cuarto, cosa era que le hacía perder su serenidad habitual, y le ponía a pique de echarlo todo a trece, aunque no lo vendiera, y largarse a otro terreno menos ocasionado a esas miserias de aldea.
El secreto de su muerte lo guardó la tierra, esa madre ceñuda que presencia impasible las luchas de los hombres, sabiendo que grandezas y ambiciones, miserias y locuras, han de pudrirse en sus entrañas, sin otro resultado que fecundar la renovación de la vida.
La conmiseración por las miserias humanas, el odio a la desigualdad y la injusticia, la abnegación por los humildes y los desgraciados, eran iguales en los dos.
Me convenzo, oyéndote, de que es algo así como una pamplina inventada por los listos para que los infelices nos conformemos con las miserias de la tierra esperando el cielo.
Además, la religión lo llenaba todo, era el único fin de la existencia, y los españoles, pensando siempre en el cielo, acababan por acostumbrarse a las miserias de la tierra.
De haberla buscado su padre cuando la abandonó aquel tunante, menos vergüenza y miserias habría sufrido.
Sentía el ansia de ver mundo, de estudiar por sí mismo las miserias sociales y las fuerzas de que disponían los desheredados para su gran transformación.
¡Maldito talento que a tales miserias conduce! ¡Lo que yo he sufrido, hermano, enterándome de tus cosas! ¡Cuántas amarguras desde la última vez que pasaste por aquí! Te creía contento y feliz en la imprenta de Barcelona, corrigiendo libros, con aquel sueldazo que era una fortuna comparado con lo que aquí ganamos.
Le quitaba el sueño verse en su tierra después de tantos años de aventuras y miserias.
Y mascullando sus terribles profecías, el pastor se alejó detrás de sus ovejas, camino del pueblo, mientras aconsejaba al pobre Batiste que se marchase también, pero lejos, muy lejos, donde no tuviera que ganar el pan luchando contra el odio de tantas miserias coligadas.
Hablaba con lentitud, con una tristeza reposada, como hombre acostumbrado a las miserias de un mundo del que pronto había de salir.
Desta manera será nuestro cortesano viejo fuera de todas aquellas miserias y fatigas que suelen casi siempre sentir los mozos, y así no sentirá celos, ni sospechas, ni desabrimientos, ni iras, ni desesperaciones, ni otras mil locuras llenas de rabia, con las cuales muchas veces llegan los enamorados locos a tanto desatino que aun a sí mismos quitan la vida : como sucedió al P.
Pobrezas, miserias, hambres, contumelias, todo lo sufro con paciencia.
Amaba, era amado, tenía fe en el porvenir, sentíase a cien leguas de las miserias de su familia, y para mayor felicidad, el tío don Juan, enterado de su noviazgo, lo toleraba, reservándose dar su aprobación definitiva cuando conociese a Tónica.
Me lisonjeaba la idea de que iban a cesar en aquella casa dificultades y miserias.
En suma, hermosísima noche, una de esas noches ante las cuales se dilata el alma y se ensancha el corazón, en que el pensamiento vuela de estrella en estrella, y en que, olvidados de las miserias de la triste vida terrena, quisiéramos volar y subir hasta más allá de los últimos astros, para perdernos y abismarnos en las soledades misteriosas del éter.
Sus padres habían muerto, pero ya se encargaron de recordarle la patria y todas sus miserias el enjambre de primos, hermanos y sobrinos que cayeron sobre él tan pronto como circuló por el lugar la nueva de que hacía fortuna y tenía una tienda en el Mercado.
Y reía al decir esto con una risa misericordiosa, como si se sintiera elevado por encima de todas las miserias.
Tónica era un espíritu práctico, que, en medio de sus escapes de pasión, no olvidaba el porvenir con todas sus miserias y monotonías.
Pero ahora ya no hacía calceta, ni aparecía dentro de sus ojos patiabierta ante el brasero, echando firmas en la lumbre, la veía en el cielo, justamente ganado con sufrimientos y miserias, vestida de blanco, como van los bienaventurados, y desde allí, asomándose a una ventana de nubes, lanzaba una sonrisa como una bendición sobre los dos jóvenes, que parecía decir: Gracias, Micaela, cuídamela, sacrifícate un poco más, no la abandones hasta verla esposa de Juanito, que es un buen muchacho.
Como si le atrajesen aquellos mundos desconocidos, creía elevarse en el espacio, dejando muy lejos, bajo sus pies, la tierra, llena de miserias.
Aquella señora, que tanto sabía y tan grande experiencia había adquirido en las miserias matrimoniales, era su única esperanza.
Pero de pronto la institución empezó a crecer, se hinchaba y cundía como las miserias humanas, y sus necesidades subían en proporciones aterradoras.
Dice usted que pasando miserias y muy arrepentida ¡Cuánto se habrá desmejorado!.
¿Pues y esta? ¡Cuidado que mandar todo a paseo, casa, parientes, fortuna, querer, y sacrificar su juventud para andar toda la vida entre miserias!.
¿Hay nada más hermoso que la muerte? ¡Morir, acabar de penar, desprenderse de todas estas miserias, de tantos dolores y de toda la inmundicia terrenal! ¿Hay nada que pueda compararse a este bien supremo? ¿Concibe el alma nada más sublime?.
Se parecía bastante a su hermano José, pero no conservaba tan bien como este la hermosura de aquella , porque las miserias, las enfermedades y la vida aperreada de los últimos años habían hecho efectos devastadores en su cara y cuerpo.
Esto se llama ser filósofo en toda la extensión de la palabra, y elevarse sobre las miserias humanasdijo la viuda con emoción verdadera o falsa.
No nos ocupemos de esas miserias.

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