Ejemplos con mediodía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A mediodía, cuando el sol quema más, el pueblo entero empieza a humear y a oler a pino y a pan calentito.
A mediodía ¿a qué empieza a oler el pueblo?.
A mediodía ,- el sol ,- empezar a ,- oler a.
A mediodía, Platero estaba muerto.
Renegridas, sudorosas, sucias, perdidas en el polvo con sol del mediodía, aún una flaca hermosura recia las acompaña, como un recuerdo seco y duro.
Un Martes Santo, a la comida del mediodía, apareció en la mesa un huésped inédito: un sacerdote prebendado.
Al final de la comida del mediodía, después de haber bebido su botella de sidra hecha, y fumado sus dos pitillos, de los amarrados por la cintura, era ya otro hombre.
De vivir bajo el sol bárbaro del Mediodía, hubieran sido enteramente salvajes, peores que rifeños.
Brilla un sol tenue y amarillo que deshace las formas y las trueca en una insinuación huidera e inmaterial, no se sabe si de aurora o de atardecer, y es mediodía, un vapor áureo que empaña los límites y funde las cosas en unidad fluyente e indecisa, que no se sabe si es de recuerdo o de esperanza.
Buscólos en sus casas acto continuo, citáronse para el mediodía en la del candidato, y en ella se discutieron ampliamente los preliminares de la batalla.
Perdida así la gallardía del andar, los cuarenta y pico se asomaban implacables a todas las líneas del rostro: la triste raya de tinta de los bigotes resaltaba sobre la marchita tez, el párpado caído, hundidas las sienes y desaliñado el cabello, parecía el ex buen mozo una de esas desmanteladas torres, bellas a la luz crepuscular, pero que a mediodía todas se vuelven grietas, ortigas, zarzales y lagartos.
Nadie se escapa sin pagar, pero ¡ay! hace tiempo que no celebro, tú me ves a mediodía, cuando se cierra la catedral, leyendo mis Horas apresuradamente por el claustro, pendiente del reloj para bajar así que abren de nuevo el templo y vienen los forasteros a ver el Tesoro.
A más de mediodía volvió la custodia a la Primada.
Al despertar Gabriel, pasado mediodía, todos hablaban en el claustro alto de la salud de Su Eminencia.
Era la misma voz tímida que le había saludado a mediodía: el nieto del tío.
Al mediodía, Teresa, escapándose casi a viva fuerza del cautiverio en que la guardaban las vecinas, volvió a la barraca.
Aquel encanto de los ojos, aquel prodigio de color, remedo de la naturaleza sonriente, encendida por el sol de Mediodía, empezó a perder terreno, aunque el pueblo, con instinto de colorista y poeta, defendía la prenda española como defendió el parque de Monteleón y los reductos de Zaragoza.
Al mediodía estaba solo en ella, y el cuerpo de Fortunata, ya vestido con su hábito negro de los Dolores, yacía en el lecho.
Tranquila estuvo toda la mañana, pero a eso del mediodía, al despertar de un sueño breve, se sintió tan vivamente acometida de ganas de salir a la calle, que no pudo sobreponerse a este ciego impulso.
El suelo, a la mañana tan puro y albo, era ya al mediodía charca cenagosa, en la cual chapoteaban los barrenderos y mangueros municipales, disolviendo la nieve con los chorros de agua y revolviéndola con el fango para echarlo todo a la alcantarilla.
Hoy a las cuatro de la tarde, según me dijo, no había entrado en su cuerpo más que un poco de pan del día antes, un pedacito de chocolate crudo, y al mediodía una corta ración de bofes.
Pues hoy al mediodía subí a casa de las del curadijo ella sonriendo y pasándole el brazo por encima de los hombros.
En las habitaciones que caían al Mediodía era imposible parar, porque faltaba el aire respirable.
Tiene usted que acompañarme a Santiago y necesitamos llegar a Cebre antes de mediodía.
Es de advertir que don Eugenio no gozaba fama de diestro tirador, por lo cual, al reunirse los cazadores a mediodía para comer en un repuesto encinar, el párroco de Naya invocó el testimonio de Julián para que asegurase que se las había visto tirar al vuelo.
—Pues esta noche enviaré por vos, dijo el corregidor, y en mi casa os desposaréis con Preciosica, y mañana a mediodía estaréis en la horca, con lo que yo habré cumplido con lo que pide la justicia y con el deseo de entrambos.
Esto me contaron dentro de la galeota de mi amo, donde me habian puesto sin que yo lo sintiese, mas cuando volví de mi desmayo, y me vi solo en la galeota, y que la otra tomando otra derrota, se apartaba de nosotros, llevándose consigo la mitad de mi alma, o por mejor decir toda ella, cubrióseme el corazon de nuevo, y de nuevo maldije mi ventura, y llamé a la muerte a voces, y eran tales los sentimientos que hacia, que mi amo enfadado de oirme, con un grueso palo me amenazó que si no callaba me maltrataria: reprimí las lágrimas, recogí los suspiros, creyendo que con la fuerza que les hacia reventarian por parte que abriesen puerta al alma, que tanto deseaba desamparar este miserable cuerpo, mas la suerte, aun no contenta de haberme puesto en tan encogido estrecho, ordenó de acabar con todo, quitándome las esperanzas de todo mi remedio, y fué que en un instante se declaró la borrasca que ya se temia, y el viento que de la parte de mediodía soplaba y nos embestia por la proa comenzó a reforzar con tanto brio, que fué forzoso volverle la popa y dejar correr el bajel por donde el viento queria llevarle, con harto riesgo de los que en él llevaban puesta la confianza de sus vidas.
Cerca de mediodía podría ser cuando nos echaron en la barca, dándonos dos barriles de agua y algún bizcocho, y el capitán, movido no sé de qué misericordia, al embarcarse la hermosísima Zoraida, le dio hasta cuarenta escudos de oro, y no consintió que le quitasen sus soldados estos mesmos vestidos que ahora tiene puestos.
¿Por ventura tiene vuesa merced los ojos en el colodrillo, que no vee que son éstas, las que aquí vienen, resplandecientes como el mismo sol a mediodía?.
Apeaos, y usad de vuestro compás de pies, de vuestros círculos y vuestros ángulos y ciencia, que yo espero de haceros ver estrellas a mediodía con mi destreza moderna y zafia, en quien espero, después de Dios, que está por nacer hombre que me haga volver las espaldas, y que no le hay en el mundo a quien yo no le haga perder tierra.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba