Ejemplos con mayordomos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante el breve reinado en Austrasia, Borgoña y Aquitania de Sigeberto II en minoría de edad, el cargo cortesano de mayordomo de palacio, que había sido durante algún tiempo visible en los reinos merovingios, se manifestó en toda su importancia en la política interna del reino, cuando una facción de los nobles de Borgoña y Austrasia se unieron alrededor de los mayordomos Warnacario, Rado y Pipino de Landen, para unirse a Neustria dando todo el poder a su rey Clotario II y quitándoselo a Brunegilda, que ejercía de bisabuela regente de Sigeberto II, al parecer, de forma odiosa para los nobles rebeldes.
Todo comienza el viernes por la noche con la calenda que organizan los mayordomos, recorren las calles y avenidas principales de la población acompañados por música de la banda del pueblo, cohetes, faroles y la quema del tradicional torito.
A la vez que fueron pacificados y cristianizados los naturales y determinados los límites en los que éstos podían vivir y trabajar, las autoridades repartieron grandes mercedes de tierra a particulares, especialmente mayordomos que antes debían alquilar los terrenos de pastoreo, pero también oidores de la Real Audiencia, oficiales reales y escribanos interesados.
Al fallecer uno de ellos, los mayordomos organizaban inmediatamente los turnos de vela y el amortajamiento del cadáver.
Los papas, muy alarmados, y sin esperanza de ayuda del Emperador Bizantino, volvieron su vista a los mayordomos carolíngios de Austrasia, los gobernantes efectivos del Reino Franco.
El Común, en uso desde el siglo XVI, estaba integrado por una serie de cuadrillas, que elegían a su representante o Jurado el cual estaba asistido por uno o dos mayordomos y cuatro secretarios o cuatros.
Pablo, día en que en el que también se remataban los distintos oficios y cargos de la institución tales como alcaldes, mayordomos, escribano, mullidores, etc.
Así, desde el año anterior, Se busca a dos personas que sean esposos para que sean los mayordomos y luego éstos durante el transcurso del año se preparan, van de casa en casa por el campo con la cruz.
Abstemio irreductible tanto en su vida pública como en su conducta privada, la embriaguez le inspiraba un recóndito sentimiento de repulsión, no solo por los estragos que causaba, sino porque durante su infancia de ranchero se le creó un complejo de aguda rebeldía, desde que viera, cómo los mayordomos de las fincas agrícolas envilecían a los peones con el tósigo del aguardiente, para prolongar la esclavitud a que los tenía condenados.
En el caso de los sirvientes varones y mayordomos consiste en un traje simple, con una camisa blanca, en ocasiones con una corbata.
Prometió a San Juan Bautista hacerle una fiesta cada año por haberle concedido el milagro de recuperar el oro que le habían robado, como parte de la promesa, la imagen de San Juan visitaría las casas de la comunidad, dando origen a los mayordomos de la fiesta y las velaciones.
El club tiene su propia entrada, lobby, recepción, equipo de mayordomos y ascensores para huéspedes de las suites.
Como colofón, todos se dirigen a casa de los mayordomos al convite, consistente en dulces y vino de la zona.
Más tarde, mientras los mayordomos proceden a regar el romero, recogido el día antes, los mozos que se disfrazan de Carantoñas van a vestirse.
El tamborilero va despertando a los que se disfrazarán de Carantoñas: Tiene la misión de despertar al pueblo para ir a tomar las migas con café que han sido preparadas por los mayordomos.
El día de San Esteban, los mayordomos realizan un convite para la gente del pueblo.
Junto a ellos importantes miembros de la nobleza Española han sido miembros de la Cofradía llegando incluso algunos a ser Mayordomos de la Cofradía o camareras de la Virgen, como fue el caso del Marqués De Rafal, la Marquesa de Rubalcaba, la Marquesa de Arneva, la baronesa de la Linde, etc.
El resto del día, los negritos y los mayordomos van por las calles del pueblo pidiendo la maná y vendiendo los cordones de San Blas.
Antiguamente los mayordomos solían llevar en la procesión un estandarte, llamado pendón, con el que uno de ellos se colocaba en las escaleras de acceso al púlpito de la ermita, a modo de escolta, mientras el sacerdote daba el sermón.
Una vez finalizada la Velá, los negritos vuelven a casa del mayordomo, y más tarde, durante la madrugada, los negritos hacen una ronda por las casas de los mayordomos antiguos, en agradecimiento a su devoción al santo.
Durante la Velá, los mayordomos llevan unas antorchas de aceite llamados velones para alumbrar.
En esta situación aparece el personaje de Santos Luzardo, que viene a rescatar el Hato familiar de la desidia y de la mala administración por parte de mayordomos que en su mayor parte han sido sobornados por Doña Bárbara, el último de estos, Balbino Paiba, al momento de llegar Luzardo, es el amante de turno de Doña Bárbara que se dedica a robar ganado de el Hato de Luzardo.
Ella y Míster Danger se encargan de estafar y de robar ganado a expensas de las tierras semi-abandonadas de el Hato Altamira, el protagonista de la novela, Santos Luzardo, es un abogado llanero que se educó en Caracas, y el dueño de Altamira, después de conocer la situación caótica del Hato, regresa a Altamira, que bajo su propiedad ha sido administrado por mayordomos corruptos, siendo el último de estos Balbino Paiba, otro bribón a la orden de Doña Barbara.
En el mes de octubre de la celebración de día de muertos, repican todas las noches y se encargan los mayordomos.
Medalla de plata de la Asociación de Mayordomos de la Purísima Concepción de Yecla.
En el parque municipal llegan los mayordomos, capitanes y capitanas y los encabezados de cerveza y botana de las diferentes comunidades y colonias y así participan en la tradicional lavada de ollas.
Como a las tres de la tarde reunidos todos los contingentes, los mayordomos, capitana y capitán de cabalgatas comienzan el recorrido por las principales calles para terminar frente a la iglesia, donde las tehuanas y madrinas de regalo participan en la regada de frutas.
España tenía once mil conventos, con más de cien mil frailes y cuarenta mil monjas, y a esto había que añadir ciento sesenta y ocho mil sacerdotes y los innumerable servidores dependientes de la Iglesia, como alguaciles, familiares, carceleros y escribanos del Santo Oficio, sacristanes, mayordomos, buleros, santeros, ermitaños, demandaderos, seises, cantores, legos, novicios, ¡y qué sé yo cuánta gente más! En cambio, la nación, desde treinta millones de habitantes, había bajado a siete millones en poco más de dos siglos.
La cooperación de servidores y mayordomos antiguos le facilitó los conocimientos necesarios para el manejo de tan grandes intereses, y a los pocos meses de tener bajo su mano la cuantiosa hacienda de Castro-Amézaga, ya sabía más que todos.
Desde que entró en el ingenio, entró allí la guerra civil, de cuyas resultas ha habido que cambiar a menudo de mayordomos, de mayorales, de maestros de azúcar, de carpinteros, en fin, de cuantos tienen la cara blanca, pues no parece sino que la maldita negra tiene un encanto para los hombres o que todos ellos son fáciles de infatuarse con cualquiera que lleva túnico.

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