Ejemplos con mandes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Entrega pues a sus hijos al hambre, abandónalos a merced dela espada! ¡Quédense sus mujeres sin hijos y sin maridos! ¡Mueran de peste sus hombres y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra! ¡Óiganse salir gemidos de sus casas cuando de improviso mandes tú contra ellos hordas de saqueadores!.
Sé bueno y justiciero con los hombres que mandes pero ¡huye de las mujeres!.
Bien sabes que me tienes dominado, fascinado, y que a la postre haré cuanto tú me mandes, incluso arrojarme al mar.
Iremos donde quieras, solos o con tu chico, yo seré su, lo que tú mandes, ¡alma mía!.
Haré lo que tú quieras, lo que tú me mandes, niñita de mi alma, monísima más salada que el terrón de los mares.
¿A ti qué te importa? No parece si no que Conmigo no se juega, ¿estamos? ¿Pues qué se ha figurado este tonto? Hemos concluido, te digo que hemos concluido Bien, me acuesto porque quiero, no porque tú me lo mandes ¡Vaya!.
-Yo no sé si tendré u no tendré calentura -exclamó, clavándose las uñas en las palmas de las manos, el Áncora-, que lo que yo te digo es que esta noche necesito yo que tú me mandes el escapulario a mi misma casa, porque si no me lo mandas.
Y empezó a dar gracias y a bendecir mil veces a su cuñado, diciéndole: ¡Oh hermano de mi esposo! ¡aunque toda la vida estuviera dándote gracias, jamás te agradecería bastante tus beneficios! Y contestó el maghrebín: ¡Oh mujer de mi hermano! ¡no tiene ningún mérito, verdaderamente ningún mérito, el que yo obre de esta manera, porque Aladino es hijo mío, y mi deber es de servirle de padre en lugar del difunto! ¡No te preocupes, pues, por él y estate tranquila! Y dijo a la madre de Aladino, levantando los brazos al cielo: ¡Por el honor de los santos antiguos y recientes, ruego a Alah que te guarde y te conserve, ¡oh hermano de mi esposo! y prolongue tu vida para nuestro bien, a fin de que seas el ala cuya sombra proteja siempre a este niño huérfano! ¡Y ten la seguridad de que él, por su parte, obedecerá siempre tus órdenes y no hará más que lo que le mandes!.
¡Y ha mandado hacer pesquisas por todas partes en casa de los mercaderes, y ha revuelto sus propios tesoros, pero hasta el presente no pudo aún encontrar la piedra digna de rematar esta corona! Por eso anhela que por tu cuenta mandes hacer pesquisas a tal fin para satisfacer su deseo.
Yo te concedo que las tales Sociedades son buenas y que debemos alentarlas hasta ver en qué paran, pero no me mandes incluir estas vulgaridades en mis Memorias, que o no serán nada, o deben transmitir desde mis días a los venideros los graves hechos políticos y militares.
«¡Malhaya quien trabaja, malhaya quien trae criaturas al mundo! Santo Jesús, ¿no diz que sodes Pastor? ¿Por qué matas tu ganado? ¡Trocarte has en labrador para que no mandes truenos, ni esta encandilación de tufo de azufre, ni estos cantos de dos libras!».
-Rosenda, no me mandes que tenga calma -dijo Lucila aceptando el tratamiento familiar sin darse cuenta de ello-.
-Quiere que le mandes a Vitoria -dijo la Duquesa entre seria y festiva, poniendo toda su bondad generosa al servicio de una causa de amor harto simpática-.
-Es menester que le mandes a la escuela -dijo la Roja- hasta que pueda ayudarte a trabajar.
Si es otra cosa ¿Por qué no me lo dices? Verás cómo hago todo lo que tú me mandes.
- Por mi vida, madre, que tal no se haga, ¡Jesú!, no me lo mandes.
- Señora, que te acuerde la oración, para que la mandes escriuir e que aprenda de mí a tener mesura en el tiempo de tu yra, en la qual yo vsé lo que se dize: que del ayrado es de apartar por poco tiempo, del enemigo por mucho.
-Pos lo que yo te aconsejo es que no te asomes y que te dejes ya del Molinete y del Toño y que los mandes a dambos a peinarse al Coto u a bañarse a la Escollera.
y basta que tú lo mandes.
Te ruego que mandes a una de tus esclavas que venga a peinarme.
,Hamlet:Me pides una respuesta sensata y mi razón está un poco achacosa, no obstante, responderé del modo que pueda a cuanto me mandes, o por mejor decir, a lo que mi madre me manda.
Y el negro Moroso, que al ver a Abriza había sentido inflamarse su corazón, dijo: ¡Oh mi señora! haré todo lo que me mandes.
Y nosotras estamos aquí para servirte, según mandes.
Y espero que me lo guardes bien y lo mandes transportar al palacio del Emir de los Creyentes.
-Lo que tu quieras, lo que tu mandes.
-Bien, mi vida, no me opongo: quiero que seas tú la que mandes.
¡Ah!, y que les mandes diez duros, si puede ser.
Para ello es necesario que busques un moro que traduzca ese pergamino, y que me mandes la traducción en carta certificada, sin enterar a nadie del asunto, como no sea a tu mujer, que me consta es persona reservada.
Todos diçien: faremos quequiere que tu mandes.
No me mandes que me aleje,.

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