Ejemplos con manadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sus largas patas los hacen lentos y a veces, atrancados en la nieve, se vuelven presa fácil para las manadas de lobos.
Las manadas migratorias de estas gacelas necesitan amplias superficies de hierba, sin embargo deben competir con el ganado, que cada vez es más numeroso.
Los integrantes de estas manadas son siempre hembras con sus crías y machos jóvenes.
Jessie y James deben dejar a Arbok y a Weezing, debido a que deben proteger a unas manadas de Ekans y Koffing de un Cazador Fugitivo, mientras James se encariña con una Cacnea que la da un dulce pero doloroso abrazo.
Cloqueaban las gallinas, cantaba el gallo, saltaban los conejos por las sinuosidades de un gran montón de leña tierna, y vigilados por los dos hijos pequeños de Teresa, flotaban los ánades en la vecina acequia y correteaban las manadas de polluelos por los rastrojos, piando incesantemente, moviendo sus cuerpecillos sonrosados, cubiertos apenas de fino plumón.
Junto a las corrientes de agua, en el centro del cauce y en las riberas que la humedad había cubierto de una débil capa de césped, trotaban las manadas de potros sin domar, al aire la luenga crin, arrastrando la cola por el suelo.
La importación de los nuevos estilos de piedad, como el del Sagrado Corazón, y esas manadas de curas de babero expulsados de Francia, nos han traído una cosa buena, el aseo de los lugares destinados al culto, y una cosa mala, la perversión del gusto en la decoración religiosa.
En eso respondió el bachiller, hay diferentes opiniones, como hay diferentes gustos: unos se atienen a la aventura de los molinos de viento, que a vuestra merced le parecieron Briareos y gigantes, otros, a la de los batanes, éste, a la descripción de los dos ejércitos, que después parecieron ser dos manadas de carneros, aquél encarece la del muerto que llevaban a enterrar a Segovia, uno dice que a todas se aventaja la de la libertad de los galeotes, otro, que ninguna iguala a la de los dos gigantes benitos, con la pendencia del valeroso vizcaíno.
Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, y las mulas de los religiosos dromedarios, y las manadas de carneros ejércitos de enemigos, y otras muchas cosas a este tono, no será muy difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcinea, y, cuando él no lo crea, juraré yo, y si él jurare, tornaré yo a jurar, y si porfiare, porfiaré yo más, y de manera que tengo de tener la mía siempre sobre el hito, venga lo que viniere.
Hiciéronlo ansí, y pusierónse sobre una loma, desde la cual se vieran bien las dos manadas que a don Quijote se le hicieron ejército, si las nubes del polvo que levantaban no les turbara y cegara la vista, pero, con todo esto, viendo en su imaginación lo que no veía ni había, con voz levantada comenzó a decir:.

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