Ejemplos con malquerencia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La obligación de indemnizar se impone cuando el incendio se origine por caso fortuito, malquerencia de extraños y negligencia propia o de las personas de quienes se responde civilmente, pero no de los causados por dolo o culpa grave del asegurado, y siempre que la destrucción o deterioro de los objetos sobre los que recae el interés asegurado ocurra en el lugar descrito en la póliza, a menos que su traslado hubiera sido previamente aceptado por el asegurador.
Esta malquerencia tiene su origen en una mujer de la que estaban enamorados el arzobispo y Fernán de Churruchao, y que estaba casada con Alfonso Suarez de Deza.
Ayala habla de esta malquerencia:.
Toda su cólera y malquerencia eran para el Duque.
Pero este, más avisado y perspicaz que todos sus contemporáneos, no hizo caso de la malquerencia y desvíos del Capitán General de Cuba, recogió a su esposa y familia, y partió para Nueva York, despachando previamente para España a sus ayudantes, coronel Conde de Cuba y teniente coronel Campos, con un protocolo dirigido a la Reina.
Hasta entonces, sólo íbamos ganando en el Pacífico la malquerencia de las Repúblicas.
Bastaron estas tiernas declaraciones, que del corazón le salían en hermoso torrente, para que yo me calmase de aquel estado de malquerencia y enojo de todas las cosas.
Míseramente pudo sostenerse en curatos rurales, luchando con la malquerencia de facciosos más o menos encubiertos.
-Invenciones de la plebe -dijo Centurión menos fiero que antes-, malquerencia de los que Chico perseguía por revoltosos.
El efecto que esto le hizo fue deplorable: vio en ello la malquerencia de un oculto enemigo, y echaba pestes contra los malos Gobiernos y contra el propio D.
En tiempos bastante lejanos, cuando a Jacoba no le habían salido las corcovas que agobiaban su cuerpo y afligían su existencia, y cuando Maturana, aunque de cuerpo chico, era un hombre de alientos, no exento de gracia, corrieron voces de si se entendía o no se entendía con la mujer de Bartolomé Zahón, pero todo ello fue malicia, malquerencia de compañeros envidiosos.
por malquerencia de esa farolona de Carlota.
La malquerencia entre Maroto y González Moreno era vieja en el estadillo absolutista, y en su cuenta se podían cargar casi todos los atascos y tropiezos de la Causa.
La opinión de la tía aumentaba la malquerencia de la sobrina y el vivo deseo de perder de vista a su marido.
Los conventuales, amigos del lego poeta, le dijeron que podía libertarse de la malquerencia del prelado aviniéndose a dar una satisfacclón.
Es muy curioso que sólo sea capaz de gobernar aquél que no ha podido obtener un día de reposo, y que después de haber destrozado, envilecido y ensangrentado su patria se encuentra que cuando creía cosechar el triunfo de tantos crímenes, está enredado con tres Estados americanos, con el Uruguay, el Paraguay y el Brasil, y que aún le quedan a su retaguardia Chile y Bolivia, con quienes tiene todas las exterioridades del Estado de guerra, porque por más precauciones que el Gobierno de Chile tome para no malquistarse con el monstruo, la malquerencia está en el modo de ser íntimo de ambos pueblos, en las instituciones que los rigen, las tendencias diversas de su política.
He tenido la paciencia, que paciencia y no poca se necesita para ello, de leer todo lo que sobre Los condenados se escribió, pocos artículos de crítica formal, sin fin de revistillas que respiraban malquerencia, sueltos informativos, conteniendo juicios precipitados, de una severidad enfática y ridículamente sentenciosa.
Pero este, más avisado y perspicaz que todos sus contemporáneos, no hizo caso de la malquerencia y desvíos del Capitán General de Cuba, recogió a su esposa y familia, y partió para Nueva York, despachando previamente para España a sus ayudantes, coronel Conde de Cuba y teniente coronel Campos, con un protocolo dirigido a la Reina.
Hasta entonces, sólo íbamos ganando en el Pacífico la malquerencia de las Repúblicas.
empeçaron unos contra otros de malquerencia haver.
¡Vaya que decirle aquellas cosas en la iglesia! ¡Maldito nano! Pero si las noticias de la malquerencia del Pinto y de la opinión de ladrones que en el pueblo tenían, la llenaba de inquietud y zozobra, la declaración que le espetó Ujo en lugar sagrado, delante del Señor Santísimo y de las imágenes benditas, la movió a risa.
Hace tres días que me dio la malquerencia, esto de aborrecer una, pero ya menos fuerte que antes.
Ni aquella emulación de que hemos hablado producía en Craso enemistad o malquerencia, sino que, sintiendo ver que Pompeyo y César le eran antepuestos en los honores, no por eso acompañaban a este ajamiento de su amor propio ni mal humor ni enemiga, y sin embargo de esto, César, cuando en el Asia fue cautivado y puesto en custodia por los piratas, “¡Con cuánto gozo- exclamó- recibirás, oh, Craso, la noticia de mi cautividad!” Ello es que más adelante contrajeron entre sí cierta amistad, y teniendo en una ocasión César que pasar de pretor a España, como le faltasen fondos y los banqueros le incomodasen, habiendo llegado hasta embargarle las prevenciones de la expedición, Craso no se hizo el desentendido, sino que le sacó del apuro, constituyéndose su fiador por ochocientos y treinta talentos.
-¿Sabes que una hazaña como esa puede muy bien costarnos los prados y tierras que llevamos en renta, y a más de esto, a más la malquerencia de un gran señor?.
¿Quién entre sus conocidos, entre sus amigos? Contaba con tan pocos, amigo, amigo verdadero, podía decir que con ninguno, y todo por culpa suya, a causa de su modo de ser, de su carácter, de ese maldito don de malquistarse con los otros, de acarrearse la antipatía y la malquerencia de cuanto bicho viviente lo rodeaba.
Lo negarán en redondo, porque no conciben en los españoles que no sean villavejanos, talentos tan considerables, y si alguna excepción le admiten, sostendrán que la omisión se ha hecho, se hace y se hará en ese mapa y en todos los mapas, por envidias y malquerencia de la gente de Madrid.

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