Ejemplos con malilla

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este último puede considerarse como el primer juego de cartas, del que nacieron muchos otros, tales como el dosillo, el tresillo, el cuatrillo, el quintillo, la cascarela, el renegado, la malilla, la zanga, etc.
Enrique ni contaba chascarrillos ni jugaba al billar ni a la malilla, ni era más entretenido que otro cualquiera, todo Villafría entró de nuevo en su estado normal.
Don José era un señor excelente, que no hacía más que cuidar de su hacienda, jugar a la malilla en la reunión de la botica y dar gusto a Doña Antonia.
Soñando estoy con las agradables veladas que vamos a pasar en el invierno, jugando a la malilla y al tute, disputando sobre nuestras no muy concordes teologías, y refiriendo yo a V.
Arrojó el Zorzales la azada en la tierra removida recientemente y sentose cejijunto y sombrío sobre una de las desigualdades del terreno, reflejando en su rostro la terrible lucha que libraban en su corazón, de una parte, su conciencia, y, de otra, las razones con que pretendía acallar su voz inflexible y acusadora y -¡Güeno! -musitó con voz sorda y colérica-, güeno que tú me gritaras si yo juera el mesmo que jui, si ahora, como entonces, estuviera sortando por ca poro de mi cuerpo un borbotón de resina y de ca martillazo el corazón me aupara toíta la tabla del pecho, que otra hubiera sío la verea que yo hubiera pisao de ser yo lo que jui, pero es que, con razón, ya no quiée pelear conmigo el Pintao, porque es que yo ya estoy jechito una lástima, pero es que yo no podía consentir tampoco en llevarme al otro mundo la ofensa que a mí me jizo, porque es que la cosa es de las que chorrean sangre, y si él se aterminó a jacer aquella charraná con la hija de mi hermana, jue porque sabía que no había un hombre que le cobrara en plumas de las alas e su corazón su mala chanaíta, y a la probetica Remedios su deshonra fue la que se la llevó a la seportura, y aluego que la muerte por mo de la cual anda juío la jizo de muy malilla manera, porque el probe de Tobalo estaba ya en el suelo cuando le tiró con la cachicuerna, y Tobalo era un mozo que yo estimaba de verdá, y aluego que eso de venirse a esconder cuasi a dos pasos e mis cubriles, es venir a mojarme las orejas con saliva, y sobre to, que yo tenía el deber de elatarlo, y como tenía el deber, pos por eso lo he delatao.
Es en todo porte la malilla de las prendas gran pregonera de la reputación, mayor realce cuanto más sublime el fundamento.
A éste siguen otros varios muy parecidos a él, y suele concluir diciendo: -Son muchos millares de hombres los que se levantan muy tarde, toman chocolate muy caliente, agua muy fría, se visten, salen a la plaza, ajustan un par de pollos, oyen misa, vuelven a la plaza, dan cuatro paseos, se informan en qué estado se hallan los chismes y hablillas del lugar, vuelven a casa, comen muy despacio, duermen la siesta, se levantan, dan un paseo al campo, vuelven a casa, se refrescan, van a la tertulia, juegan a la malilla, vuelta a casa, rezan el rosario, cenan y se meten en la cama.
No sólo jugábamos en las casas rectorales y de los clérigos sueltos, sino en las de algunos amigos que, aunque no pertenecían a la iglesia docente, eran muy buenos camaradas, fieles hijos de la Iglesia, y algunos grandes espadas en el difícil arte de la malilla.
-Es que esta postura es pa mí la mejor de toas, porque es que yo estoy esesperaíto, señó Paco, es que yo me estoy muriendo a chorros por su Rosario de usté, y su Rosario de usté se está muriendo a chorros por mí, y manque yo sé que yo no me la merezco y que su mercé no querrá nunca dármela, he querío sabello de la mesma boca de su mercé en esta malilla postura, porque como yo sin mi Rosario no quieo pa naíca la vía, pos me dije yo: «Si el señó Frasquito no me la quiée dar, pos yo le doy gusto a la mano y aquí se acabó mi pena».
-Ni elante ni etrás de la Rosario, que es mucho mozo, compadre, pero que mucho mozo, el mozo con quien yo me he trompezao en la ventana de esa pícara mujer a la que conocí por mí malilla fortuna.
¡Oh, pues, el varón discreto! Si quiere ganar la inmortal reputación, juegue antes del basto que de la malilla.
Fernando acompañase a su mujer a una fiesta de familia, y que en ella hubiera una sala, donde no sólo se jugaba la clásica malilla abarrotada, sino que alrededor de una mesa con tapete verde se hallaban congregados muchos devotos de los cubículos.
-¿Y tisté cree que yo me voy a esperar aquí a que usté se cargue conmigo esa malilla faena?.

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