Ejemplos con madura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Si él probase a bajar por la ventana! Echó las piernas fuera del alféizar, y lentamente, entorpecido por su madura corpulencia, fue tanteando las desigualdades de la muralla con las puntas de los pies hasta encontrar los agujeros que servían de peldaños.
Crujieron los inflamados tizones, y algunos se abrieron, hendiéndose como la granada madura, saltaron mil chispas, y medio se desmoronó el ígneo edificio bajo el peso de los nuevos materiales.
Tal era para Miranda el resultado físico: el moral era un anhelo de reposo y bienestar egoísta, esa regularidad del hábito, esa tiranía de la costumbre que se impone en la edad madura, y que mueve a tener como desdicha irreparable el que la comida o el sueño se retrasen media hora más de lo ordinario.
Todos los hombres de edad madura que ocupaban la plaza habían vestido, seguramente, el capote de los tercios guipuzcoanos y se acordaban del monarca de las montañas, con su gran barba negra y la boina blanca sobre los ojos.
Miró en torno suyo: chisporroteaba una lamparilla sobre la mesa, una mujer de edad madura roncaba desapaciblemente al pie de la cama, en un gran butacón, y por las rendijas de las dos ventanas, cerradas ambas, entraban discretos rayos de luz, cual si el nuevo día se adelantase de puntillas y sonriendo a dar la enhorabuena al enfermo.
El poder cayó de nuevo en las garras de Serrano, y el desquiciamiento general, la indisciplina del ejército, que peleaba sin fe ni esperanza en aquellas dos grandes esclusas de Cartagena y el Norte, que se tragaban torrentes de sangre y arroyos de dinero, indicaban a los pacientes alfonsinos, cruzados de brazos, que se acercaba la hora de extender la mano para coger la breva, madura ya por completo.
Y atento y obsequioso, corrió a estrechar la mano de la Victoria Colonna del siglo XIX, una jamona muy madura, de metro y medio de largo y doce arrobas de peso, vestida de Safo, con corona de mirtos en la cabeza, lira de latón dorado en la mano, y en la chata nariz¡Manes de Phaon, estaos quedos!¡gafas de oro!.
Destrenzados, sueltos, atados con una cinta de seda, se me antojaban un haz de mies madura.
La otra era seca y de edad madura, con gafas, y daba bien claramente a entender que tenía en la casa más autoridad que su compañera.
Quiso la desgracia que al otro día Primitivo descubriese en un maizal próximo un bando entero de perdices entretenido en comerse la espiga madura.
El segundo cazador parecía hombre de edad madura y condición baja, criado o colono: ni hebillas en las polainas, ni más morral que un saco de grosera estopa, el pelo cortado al rape, la escopeta de pistón, viejísima y atada con cuerdas, y en el rostro, afeitado y enjuto y de enérgicas facciones rectilíneas, una expresión de encubierta sagacidad, de astucia salvaje, más propia de un piel roja que de un europeo.
Pues en verdad, amigo Sancho dijo el duque, que si no os ablandáis más que una breva madura, que no habéis de empuñar el gobierno.

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