Ejemplos con luminoso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Era la Muerte, la gran señora, la emperatriz del mundo, que se mostraba a él con su blanca y mate majestad, en pleno día, desafiando los esplendores del sol, el azul del cielo, el verde luminoso del mar.
Luego, al abrir su ventana, contemplaba un cielo límpido, luminoso, con el esplendor suave del sol invernal, pero el mar estaba agitado, ondeando sin espuma y sin estrépito a impulsos de un viento peligroso.
El luminoso marfil de su dentadura brillaba sonriente sobre el rostro moreno.
Frente a él cortaban el espacio azul los troncos de las palmeras, y más allá de las almenas puntiagudas de la tapia extendíase el mar, luminoso, con estremecimientos de vida, como si cosquilleasen su blanda epidermis las barcas, sueltas sus velas al viento.
Tenía en sus facciones una delicadeza de monja aristocrática y bien cuidada, una pálida suavidad, animada por el reflejo luminoso de la dentadura y el tímido brillo de sus ojos bajo el pañuelo semejante a una toca monástica.
Y el cubo de esta rueda era un cráneo, blanco, limpio, brillante, como si fuese de marfil pulido, un cráneo enorme lo mismo que un planeta, que permanecía inmóvil, mientras todo giraba en torno de él, un cráneo luminoso como la luna, que con sus negras oquedades parecía gesticular malignamente, burlándose silencioso de todo este movimiento.
Jaime lo había visto aparecer en el horizonte como una lágrima de luminoso azul, luego agrandarse y agrandarse, hasta llenar todo el espacio, pasando junto a él con rotación de rueda y velocidad de proyectil a un mismo tiempo, y ahora se empequeñecía otra vez, huyendo por el extremo opuesto.
Las ideas adquieren alas potentes y veloces, no en el helado seno de la abstracción, sino en el luminoso y cálido ambiente de la forma.
Adquirido, con el sincero reconocimiento de cuanto hay de luminoso y grande en el genio de la poderosa nación, el derecho de completar respecto a él la fórmula de la justicia, una cuestión llena de interés pide expresarse.
Aquella civilización puede abundar, o abunda indudablemente, en sugestiones y en ejemplos fecundos, ella puede inspirar admiración, asombro, respeto, pero es difícil que cuando el extranjero divisa de alta mar su gigantesco símbolo: la libertad de Bartholdi, que yergue triunfalmente su antorcha sobre el puerto de Nueva York, se despierte en su ánimo la emoción profunda y religiosa con que el viajero antiguo debía ver surgir, en las noches diáfanas del Ática, el toque luminoso que la lanza de oro de la Atenea del Acrópolis dejaba notar a la distancia en la pureza del ambiente sereno.
Y las largas inercias a la sombra de su emparrado, frente al mar azul y luminoso, las entretenía construyendo sus pequeños buques.
Algunas veces permanecían los dos hasta una hora avanzada en el rústico atrio, contemplando el mar luminoso bajo los esplendores de la luna o con un tenue regleteo de luz sideral en las noches lóbregas.
Su duro costillaje iba dilatándose a impulsos de este trago de vida, mientras sus ojos parpadeaban ante el azul luminoso del horizonte.
El mar, visible desde las tierras bajas como una estrecha faja azul, se mostró ahora inmenso y luminoso, un mar solitario, sin un penacho de humo, sin una vela, entregado por completo a las gaviotas.
La obscuridad se había hecho más densa, pero yo veía en el cura, cuyo semblante aun no conocía, algo luminoso, tan cierto es que la simpatía y la admiración se complacen en revestir a la persona simpática y admirada con los atractivos de la Divinidad.
Yo vengo aquí, sin más autoridad que la del limpio corazón enamorado de lo sublime, a rememorar, siquiera sea brevemente, la vida meritísima y gloriosa, la vida llena de infinitas ternuras y cruentos martirios de ese enorme soñador melancólico, caballero de todas las justicias, que sufrió por la patria al través de los años de su existencia, cuanto hombre puede sufrir, y cayó desplomado de su corcel de guerra, para no levantarse jamás, como un Aquiles de poema, en la trágica hermosura del combate, peleando como simple soldado por la libertad, en un luminoso mediodía de mayo.
Y mientras la luna le acaricia el lomo, y se ve por el contraste del perfil luminoso toda la negrura de su cuerpo, el monstruo, con cabeza de mujer, estará devorando rosas.
Miraba al espacio luminoso con gravedad sacerdotal, mientras hablaba en voz queda al oído de la joven:.
El rayo luminoso de la estrella Polar necesita medio siglo para llegar a nuestros ojos.
Y sin embargo, todos esos mundos no son más que corpúsculos del humo luminoso de lo infinito.
Aquel punto luminoso le deslumbraba sin duda, o el capullo de su idea iba poco a poco aclarando la borra nebulosa en que antes aparecía envuelto.
Y como los náufragos agonizantes de hambre y de sed, que en sus delirios sólo ven mesas de festín y clarísimos manantiales, Batiste contempló imaginariamente campos de trigo con los tallos verdes y erguidos y el agua entrando a borbotones por las bocas de los ribazos, extendiéndose con un temblor luminoso, como si riera suavemente al sentir las cosquillas de la tierra sedienta.
Entonces, de repente, entre la espesa bruma de temores y perplejidades que envolvía la mente de Jacobo como una cerrazón del océano, paralizando su natural audacia, brotó un punto luminoso El tío Frasquito era rico, influyente, tenía entrada en todas partes, y aquella ridícula aventura le ponía en su poder atado de pies y manos, dadas las femeniles manías del presumido viejo.
Y al fin, dormíanse con el propósito de deshacer al día siguiente todo el mal causado, de ir por la mañana a ofrecerse a la familia, a llorar sobre el pobre niño, y entre las nieblas del sueño creían ver a Pascualet, blanco y luminoso como un ángel, mirando con ojos de reproche a los que tan duros habían sido con él y su familia.
En su ánimo era casi todo luminoso y alegre.
Por entre el ramaje de los árboles veíase el cielo azul obscuro de las noches de verano, moteado por el luminoso polvo sideral.
¿Qué nos trae el recienvenido? ¿Cuál es su historia? ¿Qué se propone hacer en las elevadas regiones por donde arrastra su luminoso apéndice?.
¡Cada onza mía dejaría un rastro luminoso en la historia del género humano!.
de Torquemada, faro luminoso que le marcaba el puerto en todas las borrascas de la vida.
Desde dentro, vio Fortunata al cura, sombra negra en el cuadro luminoso de la puerta, y esperó a que entrase o a que dijese algo.

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