Ejemplos con llevare

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si alguna fija de algun vecino niña en cabellos llevare o escameciere, sea enemigo de todo el Concejo, y váyase de Llanes y de todo su alfoz, y nunca sea acogido en Llanes sin voluntad de su padre o del más pariente propinco que hobiere, y el que parienta o sobrina en su casa hobiere, si non estoviere por soldada e otro tal fecho sea por ella y fecho, peche cien maravedís a los parientes de la moza.
Y quien llevare algo perteneciente a estas villas o cualquier cosa de esta santa casa, sea anatema, ven Señor, y que además pague dos talentos de oro.
Y pensando siempre en mi madre, lo que me importa, si salgo en bien de estas trapisondas, es impedir por todos los medios que a conocimiento suyo lleguen referencias de mi conducta y desarreglada vida, que ningún nacido le lleve al desengaño que habría de matarla, y el villano que lo llevare, sea mil veces maldito entre los hombres, y condenado en el Infierno por veraz a mayor suplicio que el que sufren los mentirosos.
—¡Válame Dios! dijo Cornelia, grande es, señor, vuestra cortesía, y grande vuestra confianza: ¿cómo? y ¿tan presto os habeis arrojado a emprender una hazaña llena de inconvenientes? y ¿qué sabeis vos, señor, si os lleva mi hermano a Ferrara, o a otra parte? pero donde quiera que os llevare, bien podeis hacer cuenta que va con vos la fidelidad misma, aunque yo como desdichada en los átomos del sol tropiezo, de cualquier sombra temo, y ¿no quereis que tema, si está puesta en la respuesta del duque mi vida o mi muerte, y qué sé yo, si responderá tan atentamente, que la cólera de mi hermano se contenga en los límites de su discrecion? y cuando así no salga, ¿paréceos que tiene flaco enemigo? y ¿no os parece que los dias que tardáredes he de quedar colgada, temerosa y suspensa, esperando las dulces o amargas nuevas del suceso? ¿Quiero yo tan poco al duque, o a mi hermano, que de cualquiera de los dos no tema las desgracias y las sienta en el alma?.
De lo del ser otra vez manteado, no digo nada, que semejantes desgracias mal se pueden prevenir, y si vienen, no hay que hacer otra cosa sino encoger los hombros, detener el aliento, cerrar los ojos y dejarse ir por donde la suerte y la manta nos llevare.
No hay que proseguir respondió Dorotea, sino que, finalmente, mi suerte ha sido tan buena en hallar al señor don Quijote, que ya me cuento y tengo por reina y señora de todo mi reino, pues él, por su cortesía y magnificencia, me ha prometido el don de irse conmigo dondequiera que yo le llevare, que no será a otra parte que a ponerle delante de Pandafilando de la Fosca Vista, para que le mate y me restituya lo que tan contra razón me tiene usurpado: que todo esto ha de suceder a pedir de boca, pues así lo dejó profetizado Tinacrio el Sabidor, mi buen padre, el cual también dejó dicho y escrito en letras caldeas, o griegas, que yo no las sé leer, que si este caballero de la profecía, después de haber degollado al gigante, quisiese casarse conmigo, que yo me otorgase luego sin réplica alguna por su legítima esposa, y le diese la posesión de mi reino, junto con la de mi persona.
Pues el que pido es dijo la doncella que la vuestra magnánima persona se venga luego conmigo donde yo le llevare, y me prometa que no se ha de entremeter en otra aventura ni demanda alguna hasta darme venganza de un traidor que, contra todo derecho divino y humano, me tiene usurpado mi reino.
En este monte está una puerta del infierno, y por la boca de aquella cueva se muestra un camino sin caminantes, por donde si tú entras, en pasando el umbral de la puerta, por la canal de la cueva derecho, podrás ir hasta los palacios del rey Plutón, pero no entiendas que has de llevar las manos vacías, porque te conviene llevar en cada una de las manos una sopa de pan mojada en meloja, y en la boca has de llevar dos monedas, y después que ya hubieres andado buena parte de aquel camino de la muerte hallarás un asno cojo cargado de leña, y con él un asnero también cojo, el cual te rogará que le des ciertas chamizas para echar en la carga que se le cae: pero tú pásate callando, sin hablarle palabra, y después, como llegares al río muerto donde está Carón, él te pedirá el portazgo, porque así pasa él en su barca de la otra parte a los muertos que allí llegan: porque has de saber que hasta allí entre los muertos hay avaricia, que ni Carón ni aquel gran rey Plutón hacen cosa alguna de gracia, y si algún pobre muere cúmplele buscar dineros para el camino, porque si no los llevare en la mano no le pasarán de allí.
Y pensando siempre en mi madre, lo que me importa, si salgo en bien de estas trapisondas, es impedir por todos los medios que a conocimiento suyo lleguen referencias de mi conducta y desarreglada vida, que ningún nacido le lleve al desengaño que habría de matarla, y el villano que lo llevare, sea mil veces maldito entre los hombres, y condenado en el Infierno por veraz a mayor suplicio que el que sufren los mentirosos.

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