Ejemplos con llaneza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El estilo es de una gran llaneza, casi infantil.
Manuel Llaneza y a Victor Manuel Mendoza Pizo, procedente del Club Natación Carballo.
Al caracterizar sus clases se ha dicho que en el aula sus lecciones tenían la llaneza de un producto intelectual bien decantado, sus frases eran breves y precisas, sus adjetivos, certeros y rotundos.
Grabó en Asturias numerosos temas de la región con los compositores Llaneza, Martínez Abades y Baldomero Fernández.
Cuando escribí Shunko, estoy hablando de cuarenta y pico años atrás, muchos narradores de la época escribían de una manera distinta, importante Este librito, entonces, hecho con la llaneza del individuo que solamente cuenta lo que ve, lo que siente, no tuvo eco literario y quedó amontonado en las propias estanterías de mi casa.
Pero la escuela de la prosperidad material, que será siempre ruda prueba para la austeridad de las repúblicas, ha llevado más lejos la llaneza de la concepción de la conducta racional que hoy gana los espíritus.
En el ambiente de la democracia de América, el espíritu de vulgaridad no halla ante sí relieves inaccesibles para su fuerza de ascensión, y se extiende y propaga como sobre la llaneza de una pampa infinita.
Se apresuró el novio a despedirse de todo el mundo con cierta llaneza cordial, donde ojos expertos podían advertir matices de afectación y superioridad protectora.
Desde el primer momento nos mostró don Plotino su llaneza y amabilidad campechana.
Su temple arbitrario se manifestaba lo mismo en la llaneza para incautarse del solar ajeno, que en la fea costumbre de tutear a las personas de más alta posición y jerarquía.
De la llaneza democrática del Rey oímos contar innumerables casos.
Les di cuartos, y sin entender su lengua más que a medias, departí con ellas de la capacidad de la parroquia, y de la virtud y llaneza de las sobrinitas del señor Arcipreste.
La antigua Bilbao de los comerciantes y los marinos, que aún no conocía el valor del hierro, era más feliz, con la paz de un trabajo lento y ordenado y la llaneza fraternal de sus costumbres, que la villa moderna, con sus improvisadas fortunas, sus ostentaciones locas y aquella riqueza disparatada y rápida que apenas si dejaba en el país rastros beneficiosos de su paso, perdiéndose en las obscuras tragaderas del intruso negro, aparecido en la hora suprema de la fortuna para sentarse al lado de los favoritos de la suerte, ofreciéndoles el cielo a cambio de una participación en el botín.
Me pesará de no ser claro y trataré de explicarme con más llaneza, aunque peque de difuso.
Si hacía obras de caridad hasta donde sus cortos medios lo consentían, era tan sin estruendo, que nadie se enteraba, si, movido a ello por compasión o porque lo juzgaba absolutamente necesario, daba algún consejo, le daba con tal llaneza y con tan pocos textos y autoridades, que nadie hacía caso, y aun había quien supusiese que no sabía aconsejar por lo fino, acostumbrado a vivir entre los salvajes allá en las Indias.
Don Carlos no me trataba como a un mozo inexperto y vano, antes, por el contrario, me distinguía con su afecto, me confiaba planes y negocios, y conversaba conmigo franca y lealmente, con la sinceridad y llaneza de un amigo viejo.
En la sociedad madrileña, la más amena del mundo porque ha sabido combinar la cortesía con la confianza, hay algunos y que, aun después de haber conquistado la celebridad por diferentes conceptos, continúan nombrados con esta familiaridad democrática que demuestra la llaneza castiza del carácter español.
Porque aquel hidalgo de cepa vieja sentía a la vez gana ardentísima de casar a las chiquillas y un orgullo de raza tan exaltado, bajo engañosas apariencias de llaneza, que no sólo le vedaba descender a ningún ardid de los usuales en padres casamenteros, sino que le imponía suma rigidez y escrúpulo en la elección de sus relaciones y en la manera de educar a sus hijas, a quienes traía como encastilladas y aisladas, no llevándolas sino de pascuas a ramos a diversiones públicas.
Los caballeros, en la calle, se tratan con llaneza, ¡con demasiada llaneza! Pero a las señoras se las trata, y ellas se tratan entre sí, con cancilleresca ceremonia.
Los caballos recorrían orgullosos la carretera, y los generales confundidos con la gente de tropa, demostraban su alegría con tanta llaneza como esta.
Bien sabe usted a quién aludo -dijo Claudio, dándole una palmada en el hombro con llaneza y confianza-, pero como usted está tan orgulloso con ser novio de esa joven, se da usted ese tono.
una buena voluntad y aun distinción, pero nada de extraño tiene porque yo soy el médico de él y de su familia desde que vinieron de España, y por otra parte, es cosa sabida su llaneza.
Este mercader pues tenia dos hijos, el uno de doce, y el otro de hasta catorce años, los cuales estudiaban gramática en el estudio de la Compañía de Jesus: iban con autoridad, con ayo y con pajes que les llevaban los libros, y aquel que llaman : el verlos ir con tanto aparato, en sillas si hacia sol, en coche si llovia, me hizo considerar y reparar en la mucha llaneza con que su padre iba a la lonja a negociar sus negocios, porque no llevaba otro criado que un negro, y algunas veces se desmandaba a ir en un machuelo aun no bien aderezado.
Leonora andaba a lo igual con sus criadas, y se entretenia en lo mismo que ellas, y aun dió con su simplicidad en hacer muñecas, y en otras niñerías que mostraban la llaneza de su condicion y la terneza de sus años: todo lo cual era de grandísima satisfaccion para el celoso marido, pareciéndole que habia acertado a escoger la vida mejor que se la supo imaginar, y que por ninguna via la industria ni la malicia humana podia perturbar su sosiego, y así solo se desvelaba en traer regalos a su esposa, y en acordarle le pidiese todos cuantos le viniesen al pensamiento, que de todos seria servida.
Pues con ese seguro y con buena licencia de vuestra grandeza replicó don Quijote, desde aquí digo que por esta vez renuncio a mi hidalguía, y me allano y ajusto con la llaneza del dañador, y me hago igual con él, habilitándole para poder combatir conmigo, y así, aunque ausente, le desafío y repto, en razón de que hizo mal en defraudar a esta pobre, que fue doncella y ya por su culpa no lo es, y que le ha de cumplir la palabra que le dio de ser su legítimo esposo, o morir en la demanda.
Porque quiero que sepan vuestras mercedes que las señoras de Aragón, aunque son tan principales, no son tan puntuosas y levantadas como las señoras castellanas, con más llaneza tratan con las gentes.
Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala.
¡Oh Mario ambicioso, oh Catilina cruel, oh Sila facinoroso, oh Galalón embustero, oh Vellido traidor, oh Julián vengativo, oh Judas codicioso! Traidor, cruel, vengativo y embustero, ¿qué deservicios te había hecho este triste, que con tanta llaneza te descubrió los secretos y contentos de su corazón? ¿Qué ofensa te hice? ¿Qué palabras te dije, o qué consejos te di, que no fuesen todos encaminados a acrecentar tu honra y tu provecho? Mas, ¿de qué me quejo?, ¡desventurado de mí!, pues es cosa cierta que cuando traen las desgracias la corriente de las estrellas, como vienen de alto a bajo, despeñándose con furor y con violencia, no hay fuerza en la tierra que las detenga, ni industria humana que prevenirlas pueda.
No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza.

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