Ejemplos con literas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En las literas superiores está en una ene con siete de sus mujeres.
El interior medía seis metros de diámetro, con literas y lugar para las provisiones.
Hay un área más grande, también encima de la cabina de pasajeros, con múltiples literas para la tripulación.
Literas de mayor tamaño y entornos más cómodos fueron diseñados por orden del Director General de CPR, William Cornelius Van Horne, hombre de gran envergadura.
Petronio y Vinicio sospechaban que Ligia fue liberada por los esclavos de Aulio Plaucio, o que asaltaron la litera los pretorianos con el César, quien acostumbraba a ir de excursión por Roma con un grupo de pretorianos a asaltar literas o procesiones como diversión, aunque bien sabido era que el que se oponía y luchaba, moría.
Ninguno de ellos cobraba por sus actuaciones y tenían que confeccionar ellos mismos el vestuario, pero tenían asegurado el pan, el vino y el techo, ya que dormían en unas literas situadas tras el escenario.
Se han sustituido los originales compartimentos de literas por cabinas suite dotadas de cama matrimonial, aire acondicionado, teléfono, minibar, armario ropero, maletero y w.
Estaban dotados de una mayor habitabilidad que los clase Foca, disponiendo de un baño y dos literas, lo que permitía el descanso de la tripulación en turnos de cama caliente.
Subieron por una escalera de ecos despiertos, grande como una calle en pendiente, con revueltas anchurosas que permitían en otros tiempos el paso de las literas y sus portadores.
En las caras interiores estaban los armeros y los dormitorios: tres filas de literas hechas con tablas, iguales a los lechos de los hombres de mar.
En el patio de aquella casa, que era la del marqués diplomático, por mejor dicho, de su hermana, esperaban las literas que debían conducir a las dos damas a sus respectivas mansiones.
Las hijas de los gobernadores no han de ir solas por los caminos, sino acompañadas de carrozas y literas y de gran número de sirvientes.
las literas de los Césares, llevadas sobre los hombros de sus esclavos no me.
En pos de la columna, y cubriendo todos los senderos de la quebrada, venía una numerosa caravana, compuesta de jinetes, bagajes y literas.
Y por otro balcón del lado derecho va la Prosperidad, coronada de espigas de oro y vestida de brocado de tres altos, bordado de las cuatro estaciones del año, sembrando talegos sobre muchos mentecatos ricos, que van en literas roncando, que no los han menester y piensan que los sueñan.
Apenas acabó de decir esto la Güéspeda, cuando comenzaron a pasar coches, carrozas, y literas y sillas, y caballeros a caballo, y tanta diversidad de hermosuras y de galas, que parecía que se habían soltado abril y mayo y desatado las estrellas.
arrastraba, hasta de carrozas, literas y caballos, ceñándole todos y brindándole con el.
holgados, carrozas tiradas de seis pías, y las más veces remendadas, sillas de mano, literas y.
Caminaban en literas muy abatidos con la pesadumbre, y parándose en el camino, puestas las literas una en par de la otra, se lamentaban juntos de su suerte.
Por esta calle pasaban hacia sus posesiones del campo los chinos principales, muy tiesos en sus literas doradas conducidas por coolíes.
A la luz vacilante de una lámpara de aceite colocada encima de la puerta, encontré el picaporte y penetré en una habitación larga y de techo bajo, con la atmósfera espesa y cargada del humo pardo del opio, y equipada con una serie de literas de madera, como el castillo de proa de un barco de emigrantes.
Aproximose, y vio en el portal y en los patios multitud de pajes, rodrigones y literas.
Los balancines y las literas se cruzaban en él visitando a los opulentos empleados y rentistas del día antes, convertidos ahora en coroneles y edecanes.
Había junto a las literas dos interesantísimas mujeres, que mostraban en su aire grande satisfacción y grande alegría.
Dos literas, pues, como estas, eran las que se hallaban a la puerta de la espaciosa casa de don Felipe Pérez y Gonzalvo, Superintendente de los situados del Perú.
Las literas de que hablamos eran de las que entonces se llamaban en Lima Balancines.
En la anchísima puerta de esta casa se hallaban ya dos literas de viaje, enormes y.
Entonces, sin dudar un instante, contestó el kurdo: En mi saco ¡oh nuestro amo el kadí! hay dos frascos de cristal llenos de kohl, dos varillas de plata para extender el kohl, un pañuelo, dos vasos de limonada con el borde dorado, dos antorchas, dos cucharas, un almohadón, dos tapetes para mesa de juego, dos pucheros con agua, dos azafates, una bandeja, una marmita, un depósito de agua de barro cocido, un cazo de cocina, una aguja de hacer calceta, dos sacos con provisiones, una gata preñada, dos perras, una escudilla con arroz, dos burros, dos literas para mujer, un traje de paño, dos pellizas, una vaca, dos becerros, una oveja con dos corderos, una camella y dos camellitos, dos dromedarios de carrera con sus hembras, un búfalo y dos bueyes, una leona y dos leones, una osa, dos zorros, un diván, dos camas, un palacio con dos salones de recepción, dos tiendas de campaña de tela verde, dos doseles, una cocina con dos puertas, y una asamblea de kurdos de mi especie dispuestos a dar fe de que este saco es mi saco.

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