Ejemplos con literaria

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todas estas actividades literarias vinieron a refrescar la literatura costarricense, dando paso a lo que algunos llaman Periodo de Vanguardia Literaria.
Sus letras suelen hacer referencia a la obra literaria de J.
Un placard es una publicación cuyo formato es un híbrido entre el fanzine y la plaquette, ya que respeta el alto contenido de imágenes del primero pero en estrecha relación con la obra literaria que contiene, generalmente difundida a través de la segunda.
Durante su formación literaria, participó en talleres coordinados por Flaviano Castañeda Valencia, Víctor Manuel Pazarín, Gabriel Gómez, entre otros.
Como periodista, Edgar Borges ha publicado en la revista Bohemia, Papel Literario del diario El Nacional, semanario Mujer, Mujer, agencia literaria Librusa y semanario Extra.
Bajo la dirección de Àngel Guimerà, la revista siguió siendo eminentemente literaria.
El anónimo era creación literaria de Felicita, pintaba, con recargada sensiblería, los amores desgraciados de don Pedrito y Angustias, hasta el instante en que la pasión avasalladora les arrebataba en un torbellino y les impelía al rapto, refería que unos perseguidores desalmados iban a los alcances de los amantes evadidos, con propósito de destruir su felicidad, esbozaba, con trazos al carbón, el cuadro venidero de una doncella sin honor, de todos despreciada, y de un sacerdote indigno, caso que no se les permitiese casarse, y, por epílogo, suplicaba de los Padre dominicos y de los marqueses de San Madrigal que intercediesen con el obispo, con el cual tenían notorio metimiento, para que obligase al descarriado seminarista a cumplir como hombre cabal con la chica.
Ahora, si se me dice que eso de propiedad literaria es, en España, música celestial, porque los libros son aquí_ primi capientis, _y todo el mundo, menos su autor, puede hacer de ellos mangas y capirotes, ya es otra cosa.
Mientras se ventila esta cuestión de derecho y se llega a formar jurisprudencia sobre el caso, creo yo que no debe estar prohibido en la propiedad literaria lo que es lícito y hasta recomendable en las rústicas y urbanas.
Así y todo, aun los más prevenidos contra aquella índole literaria tan angelical y tan simpática, ante quien toda crítica enmudece, no podrán menos de reconocer a la insigne dama andaluza, autora de y de , el mérito supremo de haber creado la novela moderna de costumbres españolas, la novela de sabor local, siendo en este concepto discípulos suyos cuantos hoy la cultivan, y entre ellos Pereda, que afín además por sus ideas con las de Fernán Caballero, se ha gloriado siempre de semejante filiación intelectual.
La verdad es que Pereda, ni entonces ni ahora, hizo otra cosa que seguir los impulsos de su peculiarísima complexión literaria, ni se mostró jamás ansioso de teorías y novedades, ni reconoció nunca otros maestros que la hermosa naturaleza que tenía enfrente y el estudio de nuestros clásicos, de quienes heredó, sin afectación de arcaísmo, el buen sabor de su prosa, tan castiza y tan serrana.
Esta falta de cultura literaria y filosófica que en Zola se advierte, y de que tanto provecho han sacado sus adversarios, sin llegar por eso a obscurecer la genial perspicacia con que juzga de las obras en particular, explica la flaqueza de sus teorías, los pésimos argumentos con que las explana y defiende, el aparato con que presenta como descubrimientos y novedades las máximas de crítica más triviales y manoseadas, y las fórmulas absurdas que da a algunos pensamientos, por otra parte muy razonables.
No sé si éste es el triunfo que más puede contentar la vanidad literaria.
Tenía cierta reputación entre la gente literaria de escalera abajo, que grita y pugna por subir.
Y otros decían, con más razón aparenteaunque no en el caso de él, que aquella entereza de carácter no era grandemente meritoria en quien, rico desde la cuna, no había tenido que bregar por abrirse camino, como tantos de nuestros jóvenes pobres, en pueblos donde por viejas tradiciones coloniales se da a los hombres una educación literaria, y aun esta descosida e incompleta, que no halla luego natural empleo en nuestros países despoblados y rudimentarios, exuberantes, sin embargo, en fuerzas vivas, hoy desaprovechadas o trabajadas apenas, cuando para hacer prósperas a nuestras tierras y dignos a nuestros hombres no habría más que educarlos de manera que pudiesen sacar provecho del suelo providísimo en que nacen.
Allí se le veía tan pronto en la tribuna, predicando, como se le veía en el periódico, en el informe, en la revista literaria, en la traducción, en el libro de versos.
Y terminó con estas palabras: ¡Brindo por los pueblos libres y por los pueblos tristes! ¡Siempre pensando en Cuba! En la Sociedad Literaria Hispano Americana , de la cual era Presidente, el alma toda, fueron innumerables las veces que hizo Martí resonar su palabra portentosa.
Algunos jóvenes que muestran exageradas impaciencias por obtener la fama literaria y sus provechos materiales deben reflexionar sobre la historia de esta novela, tan unida a mi nombre.
No la impulsaba a este estudio la mera afición especulativa a la crítica literaria, sino un caso práctico, que hacía poco más de dos meses que se había presentado y que le interesaba bastante.
¡Qué amable, qué simpática me parecía la unión de todos estos escritores, algunos contrarios en ideas políticas, todos amigos sinceros en literatura y en arte! Así debía ser, así me imaginé siempre la república literaria, sin odios, sin envidias, sin rencores.
Allí se recibían casi todos, además de alguna publicación exclusivamente literaria que Gabriela coleccionaba con el mayor cuidado.
Murió tan digna y feliz persona pocos meses después, y de seguro que inmediatamente subió al cielo, donde, como ya he dicho, no podrían menos de colocarle entre los grandes héroes de a caballo, sin tener para nada en cuenta la parte literaria y pedagógica de su vida.
Clasificados ya por géneros los diferentes artículos que esta obra contiene, preciso se hace que justifiquemos nuestras alabanzas, ocupándonos de la importancia del escritor y sometiendo al análisis el conjunto de sus inspiraciones para deducir el caracter general que en ellos se revela, la resultante, por decirlo así, que producen fuerzas a tan opuestos fines dirigidas, y encontrar la unidad literaria y progresiva que dé justo título al Sr.
¿Qué escritos han acogido los admirables poemas de Campoamor? ¿Cuáles las poesías del autor de este libro? Algún saludo amigable, apoyo más bien a la especulación industrial que reflejo de atención literaria, es todo el triunfo que puede prometerse el autor del mejor libro en estos prosaicos días.
Hallábase en lo más entretenido de aquella crítica literaria, tan propia de su oficio, cuando vio que hacia él iban tres individuos de calzón ajustado, botas de caña, chaqueta corta, gorra, el pelo echadito , caras de poca vergüenza.
¡Ah! perdone la señora cuando oí la obra, creí al pronto que era una obra literaria.
El alma heroica que heredara de su padre, si bien abandonada a sí misma por falta de educacion literaria, habia sido pulimentada por el dolor, por la soledad, por el estudio reflexivo de la naturaleza y por la ardiente devocion que fué resultado de la especie de éxtasis en que pasó tres años consecutivos.
Levantados, pues, los manteles, y dadas gracias a Dios y agua a las manos, don Quijote pidió ahincadamente a don Lorenzo dijese los versos de la justa literaria, a lo que él respondió que, por no parecer de aquellos poetas que cuando les ruegan digan sus versos los niegan y cuando no se los piden los vomitan,.
Pocos respondió don Quijote, pero dígame vuesa merced: ¿qué versos son los que agora trae entre manos, que me ha dicho el señor su padre que le traen algo inquieto y pensativo? Y si es alguna glosa, a mí se me entiende algo de achaque de glosas, y holgaría saberlos, y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades, pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero.
En fin, todas sus conversaciones son con los libros de los referidos poetas, y con los de Horacio, Persio, Juvenal y Tibulo, que de los modernos romancistas no hace mucha cuenta, y, con todo el mal cariño que muestra tener a la poesía de romance, le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos que le han enviado de Salamanca, y pienso que son de justa literaria.

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