Ejemplos con liberal

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sí, señores, tan cristiano como el que más, pero más liberal que el primero que se presente.
Esto es lo que quería yo decir, porque yo soy muy contingente, muy tolerante y muy liberal.
Pasaba por reaccionario entre los liberales, y entre los reaccionarios por liberal, no había situación política buena para él mientras imperasen sus ideas, ni mala cuando no imperaban.
Mi recomendado es un consecuente liberal.
Era Simón de voz sonora, reposado en el hablar, de palabra rebuscada y frase difícil, pobre de imaginación, por ende, y no muy sutil de entendimiento, muy aficionado a perorar, y liberal de conveniencia, si es que tenía alguna opinión política.
Que hay profunda escisión en la mayoría liberal, que unos aclaman a X y otros a Z Bueno, bueno, don Fulano lo arreglará, se pinta él solo para eso.
Entonces acertó a llegar de cura a este pueblo un clérigo que desaprobó mi método de enseñanza, me ordenó suspender las clases y acabó por querer también asesorar a la autoridad municipal en todos sus asuntos, y tanto, que con motivo de las nuevas leyes dadas por el gobierno liberal, predicó la desobediencia y aun se puso de acuerdo con las partidas de rebeldes que por ese rumbo aparecieron luchando contra la Yo entonces creí conveniente advertir a la autoridad el peligro que había en escuchar las sugestiones del cura, y me manifesté opuesto a sujetarme a sus órdenes en cuanto a la enseñanza de mis niños Hablé sobre ello a los vecinos, pero el cura había trabajado con habilidad en la conciencia de esos infelices, y haciendo mérito de varias opiniones mías me presentó como un hereje, como un maldito de Dios y como un hombre abominable.
El infeliz prelado creía haber hecho una gran cosa sosteniendo los intereses de su familia durante la guerra, y se veía acusado de liberal, de enemigo de la religión y del trono, sin que pudiese adivinar en qué había conspirado contra ellos.
Yo he oído a un capitán viejo de la Academia, que si en España existe el régimen liberal es por el ejército.
Como Villafría era pueblo muy liberal y avanzado en ideas, acusaban muchos al P.
Yo comprendo como veneranda y punto menos que santa, aunque vaya por caminos extraviados, la intención del demagogo, demócrata y hasta socialista, que pugne por dar a todos los hombres educación liberal, recursos y cuantos elementos gozan los llamados aristócratas, si es que estos elementos valen, no sólo para gozar, sino para ser mejores, pero si sólo valen para gozar y ser más débiles, corrompidos y ruines, no me explico la democracia progresista, sino la democracia de Rousseau, que procura retrotraer a la humanidad al estado salvaje.
El republicano se ensañaba contra el Catolicismo, el médico decía pestes del partido liberal.
Nunca le alabaron en Villaverde por liberal y desprendido, elogio que fácilmente se consigue en mi querida ciudad natal, donde la generosidad y el desprendimiento no son virtudes muy al uso, antes solían tacharle de egoísta y codicioso.
En aquella botica concurrían: Venegas, espíritu fuerte, liberal de la nueva echada, republicano incipiente, muy enconado contra el malaventurado ensayo imperial, Jacinto Ocaña, monarquista hasta la médula de los huesos, que siempre que hablaba de Maximiliano, se descubría respetuosamente, y que a cada instante trababa disputas con Venegas, sacando a bailar la Saratoga y el Tratado Mac-Lane, el doctor don Crisanto Sarmiento, retrógrado por los cuatro costados, que vivía suspirando por el régimen colonial, que se hacía lenguas de Revillagigedo, que de buena gana viera restablecido en México el Santo Tribunal de la Fe, y que cuando alguno hablaba de la Independencia, decía, echándola de agudo:.
—Esa es una salida de -liberal, quiero decir, pastelera.
—Cada baile de esos que exaltan la bilis del liberal irreflexivo, llena de oro el bolsillo de los guanteros, de las modistas, de los sastres, de los tapiceros, de los cazadores, de los pescadores, de los confiteros, de los perfumistas.
Hubiera hurgado doña Lupe a su sobrino mayor para que le relevase la causa de su tristeza, pero como presumía fuese cosa de política, no quiso tocar este punto delicado por no armar camorra con Juan Pablo, que era o había sido carlista, al paso que doña Lupe era liberal, cosa extraña, liberal.
Muchos creen que el ser liberal consiste en pegar gritos, insultar a los curas, no trabajar, pedir aboliciones y decir que mueran las autoridades.
Bien decía mi Jáuregui que él era muy liberal, pero que no le petaba por la libertad de cultos.
Únicamente consintió en trabajar en un periódico liberal templado, pero bien claro se lo dijo al director nada más que para tratar de las cuestiones financieras, con exclusión absoluta de toda idea política.
Su primer destino se lo dio Mon, y estuvo en Hacienda con ciertas alternativas hasta el periodo largo de la Unión Liberal.
Los tres oyeron gritos en la calle, y doña Lupe puso atención, creyendo que era un de periódico anunciando triunfos del ejército liberal sobre los carlistas.
Pero si le hubieran dicho que explicara los puntos esenciales del dogma liberal, se habría visto muy apurada para responder.
En realidad, ella no entendía jota de política, y si era liberal, éralo por sentimiento, como tributo a la memoria de su Jáuregui y por respeto al uniforme de miliciano nacional que este tan gallardamente ostentaba en su retrato.
No sabía fijamente si era liberal o no, y con el mayor desparpajo del mundo llamaba a cualquiera sin saber lo que la palabra significaba.
Yo dije: ‘José mío, güélvete liberal, que lo de carca no tercia’.
¡Vaya un amigo que me perdí! Toda la Inclusa era nuestra, y en tiempo leitoral, ni Dios nos tosía, ni Dios, ¡hostia! ¡Aquél sí, aquél sí! A cuenta que me cogía del brazo y nos entrábamos en un café, o en la taberna a tomar una angelita porque era muy llano y más liberal que la Virgen Santísima.
Verdad que era traducción libre, mejor dicho, liberal, casi demagógica.
Pero el que más se holgó con mi ida fue un hijo segundo del duque, llamado Fernando, mozo gallardo, gentilhombre, liberal y enamorado, el cual, en poco tiempo, quiso que fuese tan su amigo, que daba que decir a todos, y, aunque el mayor me quería bien y me hacía merced, no llegó al estremo con que don Fernando me quería y trataba.

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