Ejemplos con leyera

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El emperador ordenó a Takamura a que lo leyera, y el respondió: , leyendo el caracter de como Saga para indicar el nombre del emperador.
El inquilino les mandaba libros para que Nástenka los leyera con su abuela.
La Señora Budd era analfabeta y no podía leer la carta por ella misma, así que se la dio a su hijo para que la leyera.
El gobernador de Bujara Jalid ibn Ahmad al-Dhuhali convocó a Bujari a las conferencias del asimiento en su palacio, se narra que le pidió que le leyera su libro Sahih a él y a su familia pero Bujari declinó y dijo:.
En esta versión prematura, los conductores debían leer los créditos en una forma humorística o divertida, como era un programa de radio, era necesario que alguien leyera los mismos.
Estas otras dos entregas de la trilogía fueron repudiadas por el autor, que siempre se negó a que nadie las leyera.
Se comunicaba mediante guiños y moviendo levemente los dedos, aunque su mente estaba intacta y agradecía escuchar música o que alguien le leyera en voz alta.
Allí convenció al lama superior, que le había hablado de la existencia de la obra, de que le leyera, a través de un intérprete, los versículos un tanto dispersos de la versión tibetana de la La vida de Issa, que dijeron fue traducida del original en idioma Pali.
Conoció éste, como si se los leyera en la cara, sus recelos, y se apresuró a decirle, soltando la carcajada:
Allen, que era un católico fanático, me recomendó varias veces que no la leyera.
Le había dicho, en el viaje, que en este libro tenía escritos mis recuerdos del día en que salí del colegio, y le había prometido dárselo para que los leyera.
Entonces me sentí muy valiente, casi me arrepentí de haber tenido miedo antes, y le rogué que lo leyera todo, pero él no quiso.
Uno de sus mayores placeres consistía en que Leocadia le leyera los periódicos, cuyas noticias de la guerra comentaba, como hablando consigo mismo, mientras liaba los pitillos que había de fumar al día siguiente.
-Si el gran Botella la leyera, de puro avergonzado se volvería a Francia.
Una cosa me atreveré a decirte: que si por algun modo alcanzara que la leccion de estas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algun mal deseo o pensamiento, ántes me cortara la mano con que las escribí, que sacarlas en público: mi edad no está ya para burlarse con la otra vida, que al cincuenta y cinco de los años gano por nueve mas, y por la mano.

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