Ejemplos con levantaran

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El deterioro de la fortaleza, así como la necesidad de ampliación de la ciudad condujo a que algunas voces se levantaran para pedir la demolición del sitio.
Esta oposición hizo que se levantaran partidas de absolutistas y que parte de la Iglesia, parte de los sectores aristocráticos y parte del ejército le apoyaran formando un bando carlista.
Los encapuchados exigieron a los pasajeros que colocaran la cabeza en frente del asiento delantero y no la levantaran porque el avión iba a hacer un aterrizaje de emergencia.
En Madrid oí decir que había temor de que se levantaran en este país algunas partidillas.
malo es, yo quisiera que se levantaran contra ellos las piedras de Orbajosa, pero di mi palabra al gobernador, y hasta ahora yo.
Los del escuadrón se estuvieron allí hasta la noche, y, por no haber salido a la batalla sus contrarios, se volvieron a su pueblo, regocijados y alegres, y si ellos supieran la costumbre antigua de los griegos, levantaran en aquel lugar y sitio un trofeo.
Su padre mandó que levantaran la arena en aquel lugar, y encontraron al niño vivo y sano, sólo faltándole un dedo que había quedado fuera cuando lo enterraron, y era el que había servido para hacer la flauta, y el padre dio la corona al niño y castigó a sus hermanos.
Hay jóvenes de veinte años que si se sentaran y se levantaran y dieran las vueltas por la casa que daba esta señora al cabo del día, caerían rendidas de cansancio.
Si yo los mandara podría impedir la insurrección, o retardarla hasta que el número de los aliados, conversos y súbditos realmente fieles, fuera suficiente para dominar las hordas que se levantaran.
Sentían opresión, ansia misteriosa de que todos los caídos se levantaran, de que el hierro de las bayonetas se convirtiera en cartón, y los fusiles en inofensivos juguetes.
Y he aquí que mientras paseaba de aquel modo sus miradas de rostro en rostro, se adelantó Giafar, seguido de los principales dignatarios, todos vestidos con trajes espléndidos, y llegando ante el trono, se prosternaron con la faz en tierra, y permanecieron en aquella postura hasta que les ordenó que se levantaran.
Oyó Lucila con desprecio la noticia, pues maldito lo que le importaba que cayesen Repúblicas y se levantaran Imperios, pero Rosenda, a quien algo se le alcanzaba de tales cosas, dijo que si el Sr.
Entró después en el Gimnasio, y subiendo a una tribuna que le habían formado, cuando todos estaban poseídos de miedo y postrados por tierra, les mandó que se levantaran, asegurándoles que el pueblo estaba perdonado de toda culpa, en primer lugar, por Alejandro su fundador, en segundo, por la belleza y extensión de la ciudad, que le habían admirado, y en tercero, por hacer aquella gracia a su amigo Areo.
Mandó que todos los aliados juntos se sentaran de una parte, y los Lacedemonios solos de otra, dispuso después que, a la voz del heraldo, se levantaran primero los alfareros, puestos éstos en pie, llamó en segundo lugar a los latoneros, después a los carpinteros, luego a los albañiles, y así a los de los otros oficios.
Maquinaron, por tanto, que de los oradores, los que no eran conocidamente enemigos de Alcibíades, aunque en su corazón no le aborrecieran menos que sus contrarios declarados, se levantaran en la junta y dijeran que era muy fuera de razón, a un general nombrado con plenos poderes para mandar tantas fuerzas, en el momento de tener reunido el ejército y los auxiliares, causarle detención con el sorteo de jueces y medida del agua, haciéndole perder la oportunidad de obrar, navegue, pues, con favorables auspicios y comparezca concluida la guerra a defenderse conforme a las mismas leyes.
Aunque no fuera más que por haberse burlado en vida de que le levantaran después de muerto una estatua, merecía Baudelaire la que se le erigirá en honor de sus obras y en homenaje al temperamento del escritor «inquieto, revoltoso, independiente, de un humorismo que tenía algo de anárquico».
Y cuando los tarros fueron llevados al interior del harem, según las órdenes dadas, Budur y Hayat-Alnefus, en el colmo de la impaciencia, mandaron traer la fuente mayor de las de dulce, y ordenaron a las esclavas que levantaran con cuidado el primer tarro y vaciaran en ella el contenido todo, formando un montón bien acondicionado, en el que se pudieran distinguir las aceitunas con hueso de las deshuesadas.
Aquello no podía resistirse, era como vivir en familia, y la viuda de Casporra hizo que sus hijos levantaran la pared una vara.

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