Ejemplos con júbilo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Merecida es mi pena, y yo la acepto con júbilo infinito.
A no estar Lucía vuelta de espaldas a la luz, Artegui pudiera haber visto el júbilo que se difundía por su rostro, y sus ojos que un segundo se alzaron al cielo dando gracias.
Cosa era esta que sucedía muchas tardes, siempre que al ama Engracia se le ocurría tomar el fresco un rato en el umbral charlando con Sardiola, pero en tal instante Lucía sintió que la puerta entreabierta la penetraba de terror glacial y de ardiente júbilo a un tiempo.
También el júbilo es contagioso.
Este reposo y bienestar explican la constancia y el júbilo con que los hombres se ofrecen al sacrificio.
Para él fue un día de júbilo casi celestial, un día de esos en que el sol parece como que retoza en las almas, aquel en que vio publicado sus versos.
En Roma aprobaron todo lo hecho por el cardenal, y Su Eminencia rugía de júbilo en su palacio, con la fiera impetuosidad que mostraba en todas sus expansiones.
Don Acisclo traía una carta ya abierta en la mano, y la agitaba con vivas muestras de satisfacción y de júbilo.
Tal era la causa del júbilo de D.
Doña Luz enmudeció: no acertó a decir palabra alguna, pero en su rostro, donde no cabía el disimulo y donde se reflejaban todos sus sentimientos, se pintaban el júbilo, la emoción afectuosa y la agradable sorpresa.
Acisclo, aunque palurdo, de referir a doña Luz, en todas sus cínicas menudencias, el resultado de sus investigaciones, pero no quiso ocultarle que las había hecho, y, lleno de júbilo, se complació en declarar a doña Luz que casi había venido a averiguar que D.
Lo reconocí en el acto, y él lloró de júbilo al enterarse de quién era yo.
El júbilo es inmenso, la media luz favorable, el wals loco, rápido, juguetón.
Escuchar el rugido o el llanto de las olas, el zumbido de la población despierta y la respiración de la población dormida, el de los centinelas, el canto de las aves, el repique de júbilo de las campanas o su toque de agonía:.
¡Gracias a Dios que haces algo de provecho!declaró doña Lupe, recelosa, observando las miradas de Maxi, cuyo resplandor de júbilo era enteramente febril.
Pero ni tuvo tiempo de asustarse porque vio entrar a Nicolás haciendo aspavientos de júbilo, el rostro encendido, los ojos chispos, y llegándose a su cuñada le dio un fuerte abrazo:.
Cuando vio la calle, sus ojos se iluminaron con fulgores de júbilo y gritó: ¡Ay, mi querida calle de mi alma!.
El enamorado oía con júbilo estas palabras, que eran para él un gran consuelo.
El júbilo que le causaba la cobranza de aquel dinero que creía perdido era tan grande, que sus ojos pardos le lucían como dos carbones encendidos, y su boca traía bosquejada una sonrisa.
Esperaba una explosión de júbilo en su mamá política.
Tales prendas, blanquísimas, adornadas con bordados y encajes, zahumadas con espliego, templaditas al sano calor de la camillacalor doméstico si los haylas tenía el capellán muchas veces en el regazo, mientras la madre, con la niña tendida boca abajo sobre su delantal de hule, pasaba y repasaba la esponja por las carnes de tafetán, escocidas y medio desolladas por la excesiva finura de su tierna epidermis, las rociaba con refrescantes polvos de almidón y, apretando las nalgas con los dedos para que hiciesen hoyos, se las mostraba a Julián exclamando con júbilo:.
Después desenvolvió lentamente los pliegues del mantón, y descubrió las piernas, calentitas como chicharrones, que apenas se vieron libres del envoltorio comenzaron a bailar, sacudiendo sus favoritas patadas de júbilo.
Loco de júbilo se acercó a darle su recado, del cual esperaba albricias.
El señorito de Limioso, no desmintiendo su vieja sangre hidalga, aguardaba sosegadamente, sin fanfarronería alguna, pero con impávido corazón, el abad de Boán, nacido con más vocación de guerrillero que de misacantano, apretaba con júbilo la pistola, olfateaba el peligro, y, a ser caballo, hubiera relinchado de gozo, el Tuerto, encogido y crispado como un tigre, se situaba detrás de la puerta a fin de destripar a mansalva al primero que entrase.
Su fisonomía se alteraba al divisar el niño, y éste, arrastrándose por el suelo, olvidando sus travesuras diabólicas, sus latrocinios, su afición al establo, se emboscaba a la entrada de la capilla para ver salir a la nena y hacerle mil garatusas, que ella pagaba con risas de querubín, con júbilo desatinado, con el impulso de todo su cuerpecillo proyectado hacia adelante, impaciente por lanzarse de brazos del ama a los de Perucho.
En su cara lucía el júbilo del triunfo mezclado con el sudor de la lucha, que corría a gotas medio congeladas ya por el frío del amanecer.
Pintóse en el rostro del marqués la sorpresa, y casi al mismo tiempo la alegría inmensa, radiante, el júbilo orgulloso, la exaltación de una victoria.
Por último oyóse la voz del Penitenciario en la escalera, que decía con júbilo:.
Vióse Rodolfo a sí mismo en el espejo del rostro de su hijo, lloraron sus cuatro abuelos de gusto, no quedó rincon en toda la casa que no fuese visitado del júbilo, del contento y de la alegría, y aunque la noche volaba con sus lijeras y negras alas, le parecia a Rodolfo que iba y caminaba no con alas, sino con muletas: tan grande era el deseo de verse a solas con su querida esposa.
Antonio, el regocijo del cura, la alegría de Sulpicia, el contento de la consejera, el júbilo del ama, la admiracion de Fabio, y finalmente el general contento de todos.

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