Ejemplos con juancito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Héctor Olivera, director de la película Ay, Juancito, reflexiona sobre Juan Duarte:.
Durante el gobierno de Perón, Juan Duarte, Juancito, se destacó públicamente por su vida frívola y de derroche.
Al comenzar a trabajar como viajante de comercio para la importante empresa de artículos de tocador Guereño, Juancito se convirtió en el principal sostén de la familia.
Era conocido por su sobrenombre de Juancito.
La analogía que se decanta de la película es la comparación del primer peronismo con los años del menemismo, con Juancito en el primer gobierno y María Julia Alsogaray en el segundo, según ha manifestado, incluso, el propio Olivera.
El estado como bien personal, la dilapidación y la corrupción son las características que Olivera destaca de la figura de Juancito.
Ay, Juancito, película argentina dirigida por Héctor Olivera.
Juancito no trabaja más en la casa desde que Pepe descubró las notas que enviaba a su esposa.
Conocemos que Juancito es quien escribe las notas bajo el nombre de Raúl.
La servidumbre está compuesta por Juancito, el secretario de Pepe, Antonio, un sirviente aficionado al juego de caballos interesado en la mucama Ángela, pero ésta prefiere a Juancito quien no la corresponde.
Luego de meses de pasar hambre y de resistir el cortejo del nuevo teniente alcalde, Vicenta Andre terminó viviendo con el compadre Gimenez, quien le miente que Moreira había muerto, a la vez que le provee comida para ella y Juancito.
En cine se destaca en filmes como Matar al Abuelito, La Nave de los Locos, La Vida según Muriel, La Fuga y Ay, Juancito.
No se sabe porqué tiene ese nombre, pero quizás es por que el CD tiene algunos tracks que podrían no gustarle a los padres, como el cuento Moralidad de Juancito Tirapedos o Somos puercos.
Olvidó por completo el propósito que allí lo llevaba, olvidó a su compadre pegado al fondo de la galera y no tuvo ojos más que para mirar a Juancito.
Vino Juancito, que así se llamaba el perito, y se colocó entre mi compadre y yo, dando la espalda a la entrada del toldo.
Juancito gritaba alegremente y extendía sus bracitos hacia las ventanillas de la galera llamando a su tata y prodigándole mil cariños en su encantadora media lengua.
La tercer persona que había reconocido aquella voz enérgica, era Juancito, el pequeño Juancito que iba en brazos de la desventurada Vicenta.
-No quiero -contestó Vicenta-, prendiéndose más fuerte del chiripá del paisano-, llámalo Juancito, no lo dejes ir.
Adiós y cuida de Juancito.
El pequeño Juancito había reconocido a su padre, le había tomado las manos con las suyas y devolvía una por una cada caricia, cada beso, preguntándole en su media lengua encantadora por qué no había venido en tanto tiempo para hacerlo pasear en su peticito.
Moreira la contempló un segundo y volvió sus ojos enroquecidos por el llanto hacia la cama donde el pequeño Juancito lloraba silenciosamente, dominado por el terror que le causaron los gritos de los perros, la maldición de Moreira y el alarido que lanzó Vicenta al reconocer la voz de su marido.
Vicenta apenas me vio, salió a recibirme llena de alegría enseñándome a Juancito que está hecho ya un hombre.
-Desde aquella noche nada faltó en casa de la Andrea, Juancito empezó a reponerse y la mujer se fue poco a poco habituando a aquella situación desesperante.
Giménez se instaló allí como en su casa y Andrea y Juancito tuvieron esa noche que comer, comida que devoraron en un segundo, casi sin mascar.
Se sentó en uno de los palos de la tranquera, con la rienda en la mano, y se entregó por completo a pensar en Vicenta y Juancito.
-Es preciso, tata viejo, que usted me cuide a Vicenta y a Juancito, que son prendas suyas también: sabe Dios criando pegaré yo la vuelta y no es justo que ellos pasen trabajos por mí.
Volvió sombrío a su rancho y se ocupó esa noche en concluir un par de lujosas riendas trenzadas, verdadero primor gaucho, que hacía días fabricaba para su Juancito que aunque recién caminaba, ya lo acompañaba en sus paseos a las cabezadas de su recado.
Ya hemos dicho que Moreira tenía bellísimas prendas de carácter, su corazón era incapaz de guardar por tanto tiempo la idea de una venganza y fue él mismo a estrechar la mano del amigo Francisco y a convidarlo para el bautismo de Juancito que debía celebrarse el próximo sábado.

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