Ejemplos con joven

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El poeta, que aún es joven, al llegar a la vîrilidad, con un hogar amoroso y tranquilo, rodeado de la amistad fervorosa de tantos admiradores selectos próximos y lejanos, parece haber entrado en una época de plenitud y serenidad.
Al fondo, la madre, joven, rubia y bella, los miraba sonriendo.
Aunque estudió en la Universidad de Sevilla, no le llamaba Dios por ese camino, y desde muy joven encontró en la poesía el desahogo de su alma exaltada y sensitiva.
Entonces le avisaron de Madrid que su hija estaba al corriente de cuantas materias de utilidad y adorno podían enseñarse a una joven de la , y fué con su señora a recogerla.
Antes de salir a la calle pasa a otro gabinete frontero al suyo, con la aparatosa sala por medio, y allí encuentra, ordinariamente solas, y rara vez con , a una señora tan gruesa como él, dura de semblante y rica aunque charramente vestida, y a una joven como de veintidós años, ancha de hombros y caderas, bien destacada de pecho, de ojos y cabellos negros como el azabache, de blancos dientes y moreno cutis, bien proporcionada y airosa de talle, y vestida con todo el rigor de la moda, una buena moza en toda la extensión de la palabra.
Por segunda vez iba a darse por terminado el asunto, cuando pidió la palabra un hombre joven, rechoncho, de escasa frente, pero de mucha cara, abultado de pecho, ancho de espaldas, muy atusado de pelo y crespo de bigote, grueso de manos y amanerado en el vestir.
Y lo mejor de , lo verdaderamente incomparable, está en aquellos capítulos donde el Lebrato y su hijo intervienen, con su locuacidad el uno, con su timidez el otro, los dos con el mismo natural resignado y austero, sacudido por bruscas impaciencias en el joven, acrisolado por divina serenidad en el viejo.
Para personificar una plaga social, buscó un tipo insignificante, un , egoísta, vulgar, sin ninguna cualidad dominante buena ni mala, que no es sabio ni tonto, ni hermoso ni feo, ni rico ni pobre, ni muy viejo ni muy joven, sin aficiones políticas ni literarias, un ser por excelencia prosaico, envuelto en las más ruines y mezquinas contradicciones de la vida.
Nada vieja, tampoco nada joven.
El joven posee deseos vastos, quiere poner orden y luz en las cosas, un orden suyo, a la luz que de su propio corazón dimane.
Para el joven inteligente y sensitivo, el mundo es un caos sumido en lobreguez.
Chamfort habla de un joven que, a pesar de no tener edad para conocer el mundo, estaba tan triste como si ya lo conociese todo.
Por lo pronto, que se retire este joven cacoquimio, que no quiero testigos de vistadijo, nerviosa, la duquesa, señalando al tímido y doliente familiar.
Si yo fuera joven, no seguiría adelante, porque ¿qué vale toda la ciencia ante estos dos hechos tan sencillos: que esta joven es bonita y que se rinde a ciertas proclividades? Pero, puesto que si no senil soy senescente, me sobrepongo a las flaquezas de la carne, completo el giro y examino a la muchacha desde los cuatro puntos cardinales.
Como era guapito y harto joven para la dignidad eclesiástica que ostentaba, quizás algún malicioso presumiese que la había alcanzado mediante el favor de las omnipotentes faldas.
Muérete tú de una vez, tontorontaina, adúltero, babayo, antes que nos mates a todos a disgustoschilló una voz mordaz, al tiempo que una mujer, antes joven que vieja y nada fea, con la faz distendida, como una Euménide, penetraba, vestida de huracán y desolación, en aquel círculo que era un cuadrado, e iba a hacer presa sobre Belarmino.
Y admito que una joven no debe estar soltera y sola.
Se morirá en un suspiro de amor, exhalado por la mujer que en aquel trance esté a su vera, ya sea una monja joven y admisible, ya sea una portera pitañosa.
Era mucho más joven que el marido, mantecosita, frescota y en sazón todavía de hacerles la boca agua a los aficionados a manjares suculentos y a la Venus pingüe.
Me apetecía, y yo le apetecíagritó Felicita, desbaratando el peinado y dando suelta al cabello, caudaloso y negro, lo único joven y hermoso que poseía.
Joven aún, sólo revelaban su edad aquellos ojazos claros de virgen, inocentones y tímidos.
, animado por la posesión de un nuevo rocín joven y brioso, volvió con más ahinco a su trabajo, a matarse sobre aquellos terruños, que parecían crecer según disminuían sus fuerzas, envolviéndolo como un sudario rojo.
Le habló, preguntándole de dónde venía, y el joven sólo supo contestar vagamente con su habitual timidez: Luego calló, como si estas palabras le costasen inmenso esfuerzo.
Ella habló de su miedo, de los sustos que durante el invierno pasaba en el camino, y Tonet, halagado por el servicio que prestaba a la joven, despegó los labios al fin, para decirla que la acompañaría con frecuencia.
Marchaba al mismo paso que la joven, pero separándose de ella, dando tropezones en el borde del camino.
Él también había sido joven y sabía cuan pesadas resultan las penas del querer.
Los viejos se apoyaban en gruesos cayados de Liria, amarillos y con arabescos negros, la gente joven mostraba arremangados los brazos nervudos y rojizos, y como contraste movía delgadas varitas de fresno entre sus dedos enormes y callosos.
Una tarde, después de hablar a los marineros y cargadores del puerto, cuando terminado mi discurso tuve que responder a los apretones de manos y los saludos de miles de oyentes, reconocí entre éstos al joven que me escondió en su casa.
Uno de mis alojamientos fué en los altos de un despacho de vinos situado cerca del puerto, propiedad de un joven republicano, que vivía con su madre.

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