Ejemplos con inopinado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aquel inopinado baño le produjo grata impresión, le refrescó la piel.
Aunque estos proyectos y augurios me desconcertaban, fingí conformidad con la idea paterna, esperando que algún inopinado quiebro de mi destino me sacara de aquel compromiso sin oponerme derechamente a los planes del pobre viejo.
En el primer momento la fisonomía del Príncipe Zakunine había permanecido sin expresión, parecía que éste no hubiera oído, o que no hubiera comprendido, pero, poco a poco, una amarga e irónica contracción de los labios, un encogimiento de las cejas sobre los ojos de pronto hundidos y casi risueños, animados por una risa casi dolorosa, revelaron la sensación de estupor, de incredulidad y en cierto modo de diversión, que tan inopinado cargo despertaba en su ánimo.
Del inopinado viaje dio conocimiento a Santiago en carta que le dirigió a Madrid, según aviso de él, al cuidado de Vicentito Halconero.
En verdad, el inopinado desenlace no encontró base psicológica para producir arrebatos de ira o negra pasión de ánimo.
Cuánto me alegré de este inopinado brote de sucesos graves, no hay para qué decirlo.
Arrimose a la sazón la Reina a los que de ello hablábamos, y éramos ya más de dos, por inopinado crecimiento del grupo, y nos dijo: ¿Hablan de escribir la Historia de Isabel II? Sí, Beramendi, sí.
Sólo resultaría práctico el invento en el caso de que el compromiso entre los amantes quedase desbaratado y nulo por sí mismo, por cosas de ellos, cualquier incidente o sesgo inopinado del drama de amor.
Salvador no dijo cosa alguna concreta acerca de este inopinado amor de madre que la señora le tenía, y volviendo al tema pasado riose mucho de los lances cómicos ocurridos con su supuesta persona, y principalmente de haber sido confundido con dos hombres que habían de ser pronto celebridades del siglo, si bien de orden muy distinto, Espronceda y Candelas.
Dicho esto volvió la espalda y se alejó tranquilamente, dejando a Salvador perplejo y dudoso entre aceptar aquel inopinado desenlace de la contienda o arremeter tras su enemigo para herirle.
Vino Pipaón temblando de miedo y harto intranquilo por la suerte que en aquel inopinado hundimiento hubiese cabido a las gruesas cantidades que D.
Lo inopinado de la pregunta no la dio tiempo a ocultar aquello que más fijo tenía en el pensamiento.
De improviso, una noche me sacudió y me puso en pie restituyéndome bruscamente a mi ser normal un suceso inopinado, un relámpago de vida, la visita de un amigo queridísimo a quien yo no había visto en algunos años.
En verdad, el inopinado desenlace no encontró base psicológica para producir arrebatos de ira o negra pasión de ánimo.
Pero lo que determinó el espanto de los indios fue el inopinado regreso de Sancho Gómez y los suyos, que se creían muertos o prisioneros.
! Después pensaba en las frases que emplearían los periódicos para dar cuenta de mi inopinado fallecimiento.
Horrible era la confusión a causa de lo inopinado del suceso y de la desprevención de todos: hombres y mujeres, viejos y niños, guerreros ajuiciados y desatentados ebrios, chocaban entre sí, se enredaban, caían, rodaban, se alzaban, tiraba el uno, empellaba el otro, éste pedía orden, y sus voces eran inútiles, aquél reclamaba su rodela, y hallaba un tendema, esotro requería una raja de leña juzgándola su maza, y los trastos se rompían a puntillazos, y se volcaban los cántaros, y corrían en arroyos el licor preparado para la continuación de la fiesta.
Nada hay más intensamente sugestivo para la inteligencia que un inopinado e involuntario apartamiento de la vida de acción.
por un caso inopinado, y habia sido enviado del mismo modo que.
Los curas, valga la verdad, también hablaban del suceso inopinado, como lo llamaba Mourelo.
Que el inopinado suceso le contrista y le aflige, ¿a qué decirlo?.
Sebastián le llamaba, también con risitas y en sus coloquios maliciosos con Marta, el inopinado.
El inopinado personaje era un hombre como de cuarenta años, que procuraba disimular más de diez, más bajo que alto, delgado, a su modo esbelto, de largo levitón-gabán, muy ceñido y de color manteca, sombrero de copa de anchas alas, su rostro era blanco, anémico, los ojos azules oscuros, vivarachos, y, al quedarse quietos, penetrantes, usaba gafas de oro, largas patillas, tal vez untadas de negro, tenía labio fino y mano pulida, pie pequeño y bien calzado, era homeópata, y muy sentimental, a pesar de la homeopatía, que profesaba acaso por moda y para el vulgo de las damas, era especialista en partos y en enfermedades de la matriz y de la mala educación de las señoritas y señoras que las hacía aprensivas, antojadizas, caprichosas.
¿Qué papel representaba allí aquel personaje inopinado y que tan tarde aparecía, D.
Las martinetas se alzaban a cada paso espantando los caballos con el zumbido de su vuelo inopinado y rápido.

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