Ejemplos con inocente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Como su corazón estaba purificado de pasiones torpes, no se le distendió el rostro en gesto ninguno, lastimado o feo, antes sonreía, sonreía con expresión inocente y delicadamente irónica.
Mi padre le explicaba el argumento y hacía especial hincapié en la tesis, o, como él decía, la idea, a lo cual replicaba el conde, pensativo: Pues no creas, eso tiene intríngulis: ¡Que si tiene!replicaba mi padre, con inocente petulancia.
Cualquiera menos inocente y sencillo que mi padre hubiese penetrado la ironía y propósito de la duquesa.
Todo lo aceptaba con tal de gratificar en alguna medida su vanidad inocente, con tal que se le conociese y se hablase de él.
Ahora ha precipitado usted en el abismo a una criatura inocente.
Los frailes y los señores de Neira dejaban a Belarmino en libertad, que viviese a su gusto, como inocente criatura de Dios que no podía hacer daño a nadie.
Mi trato con Angustias era del todo inocente.
Esa mujer no puede pecar, porque es inocente de su caída.
¿Qué va a ser de mí? ¿Qué va a ser de esa pobre neñina inocente? Porque yo, bien lo sabe Dios, perdono, hago como que no sé.
¿Que te pegó Cristina la del Cojo, hija mía?dijo Juana, único intérprete capaz de traducir al castellano aquellas palabras, dichas por la media lengua de la inocente.
Dios Nuestro Señor ha elegido mi cabeza inocente para que sobre ella caigan las culpas de otros.
No, él confiaba en la fuerza de las ideas y en la inocente evolución de la humanidad.
Pensó en la felicidad de dejar allí mismo, junto a un ribazo, aquel corpachón cuyo sostenimiento tanto le costaba, y agarrado a la almita de su hijo, de aquel inocente, volar, volar como los bienaventurados que él había visto conducidos por ángeles en los cuadros de las iglesias.
Huirían de allí para empezar otra vida, sintiendo el hambre detrás de ellos pisándoles los talones, dejarían a sus espaldas la ruina de su trabajo y el cuerpecito de uno de los suyos, del pobre , que se pudría en las entrañas de aquella tierra como víctima inocente de una batalla implacable.
Y Roseta, que ya no era inocente después de su entrada en la fábrica, dejaba correr su imaginación hasta los últimos límites de lo horrible, viéndose asesinada por uno de estos monstruos, con el vientre abierto y rebañado por dentro lo mismo que los niños de que hablaban las leyendas de la huerta, a los cuales unos verdugos misteriosos sacaban las mantecas, confeccionando milagrosos medicamentos para los ricos.
Robustos, cargados de espalda, con la cabeza inclinada como signo de perpetua esclavitud y miseria, vélaseles pasar lentamente con su traje de paño burdo, estrecho pañizuelo arrollado a las sienes, y entre éste y el abierto cuello de la camisa el rostro rojizo, agrietado y lustroso, con espesas cejas y ojillos de inocente malicia.
Le hacía daño la inocente melopea infantil.
Y en su credulidad de calavera viejo e inocente echaba el cuerpo atrás con cierto orgullo, como si estuviera convencido de que sus prendas personales habían influido en tan asombrosa conquista.
El gesto de inocente sorpresa que hizo al verlas a pie, confundidas entre la cursilería dominguera, fue una verdadera puñalada para las tres mujeres.
Un domingo, por exigencias de los arrendatarios, tuvo que ir a su huerto de Alcira, y pasó el día como un desterrado, mirando melancólicamente hacia Valencia y sintiendo un inocente enfurruñamiento contra el sol porque marchaba despacio, retrasando la hora del regreso.
Juanito miraba con asombro no exento de envidia a la pobre mujer casi ciega, que saldría del mundo tan inocente como había entrado, después de arrastrar la más monótona y abrumadora de las existencias, siempre amarrada a la argolla de la domesticidad, sumisa y automática, y que todavía sentíase dominada por el agradecimiento, como si la vida de descanso puramente animal que ahora gozaba fuese una felicidad de que no se consideraba digna.
¡Qué inocente! ¡Como si él no fuese hijo de un antiguo tendero del Mercado! En fin, todo se andaría.
Era, en fin, la tertulia una reunión donde se desahogaba el liberalismo inocente de unos revolucionarios que, en costumbres y preocupaciones, imitaban a sus enemigos, y a pesar de haber sufrido de la dinastía reinante toda clase de desdenes y persecuciones, mostrábanla una fidelidad canina, y siempre era para ellos Fernando VII el rey mal aconsejado, Cristina la augusta señora, e Isabel la inocente niña.
Era alto, enjuto, desgarbadote y algo cargado de espaldas, la barba espesa y crespa se le comía gran parte del rostro, dándole un aspecto terrorífico de bandido de melodrama, pero no era más que un antifaz, pues examinándolo bien, bajo la máscara de pelo veíase la cara sonrosada e inocente de un ruño, la mirada tímida y la sonrisa bondadosa de esos seres detenidos en la mitad de su crecimiento moral, que aunque mueran viejos son débiles y blandos, faltos de voluntad, incapaces de vivir sin el calor que presta el cariño.
¿Qué sentimiento era aquél que no me apartaba de Angelina, y que, sin embargo, me arrastraba hacia Gabriela? Me acusaba yo de infidelidad para con Linilla, repasaba mis actos uno por uno, y aunque me hallaba yo inocente, me condenaba yo con la severidad del juez más recto, y me proponía alejarme de Gabriela.
Con los mutuos cariños crecía la confianza, que empieza por ser inocente y va adquiriendo poco a poco la libertad de indagar y el valor de las revelaciones.
¿Has visto? ¡Si seré pillín! Déjame que me ría un poco Sí, todas las papas que yo le decía, se las tragaba El pueblo es muy inocente, es tonto de remate, todo se lo cree con tal que se lo digan con palabras finas La engañé, le su honor, y tan tranquilo.
Entrole entonces una de aquellas rabietinas que de tarde en tarde turbaban la placidez de su alma, y sus ojos, iluminados por aquel rencorcillo, querían interpretar en el rostro inocente del niño las aborrecidas y culpables bellezas de la madre.
Ja, ja, ja nos llama exclamó Guillermina echándose a reír cual si hubiera oído un inocente chiste.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba