Ejemplos con impuro

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las aguas que purifican al impuro por muerte, pero impurifican al que hace el ritual de purificación.
Para entrar a un templo, los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, deben cumplir con un alta norma de dignidad moral para ser acreedores a la llamada recomendación para entrar al templo y asegurar así que nada impuro entre en el templo.
Simultáneamente, el castellano fue ganando la consideración de lengua oficial en todo tipo de ámbitos, incluyendo los más resistentes a los cambios, como las desfasadas Universidades a las que las reformas ilustradas querían desprender del vetusto latín, bastante impuro filológicamente, y cada vez más inoperante científicamente.
Además de sus nombres, estos espers poseen un apodo: Belias, el ogro, Mateus, el innoble, Cúchulainn, el impuro, Zalera, el sepulcral, Zodiark, el castigador, Adrammelech, el iracundo, Hashmal, el regidor, Artema, el ángel, Fámfrit, el sombrío, Exodus, el custodio, Shemhazai, el traidor, Caos, el reencarnado, y Zeromus, el verdugo.
Ignorante de la pasión del padre, María corresponde perdidamente a la del hijo, idealizando su rostro todavía infantil, pero al primer contacto con su cuerpo impuro, se opera el brutal descubrimiento de su ilusión que se encuentra frente al vacío de la propia existencia, a la que corresponde otro vacío, el metafísico.
Éstos hacían cualquier trabajo considerado impuro.
Salvo muy pocas excepciones, casi todos los elementos químicos o compuestos químicos se encuentran naturalmente en un estado impuro, tales como una mezcla de dos o más sustancias.
Otra teoría afirma que el método de producción de tofu fue descubierto accidentalmente cuando un hervido de los purines, a la tierra se mezcla con la soja impuro sal marina.
La religión zoroástrica considera al cadáver humano como un elemento impuro, por lo que está prohibido permitir que éstos contaminen a los elementos clásicos de tierra y fuego.
Adoraba y detestaba a esta mujer que dormía a su lado con un cansancio impuro ¡Y no poder separarse!.
El culpable es ése el gran impuro, el eterno fecundador que aún guarda en sus entrañas el secreto genésico de los primeros latidos de la vida.
Al llegar a tierra sería otro hombre, recobraría su fidelidad, pero aquí estaban en pleno Atlántico, y ¡quién sabría nunca lo que ocurriese! Había que entregarse a su destino, seguir las sugestiones irresistibles del gran impuro.
Preferían el líquido rojo é impuro de los lavaderos porque, ensuciando su estómago, hacía menos frecuente el hambre.
El enano don Joselito le divertía mucho, y a él acudía con dudas misteriosas que el malvado pigmeo se apresuraba a resolver, poniéndole de manifiesto secretos tan curiosos como los que descubría a su discípulo el Diablo Cojuelo, el impuro y asqueroso Asmodeo.
Su sorpresa fue, pues, grande cuando Jacobo, con la austeridad de un san Pablo primer ermitaño y la fortaleza de un san Antonio en el desierto, se negó rotundamente a salir del hotel, diciendo que había jurado no pisar el impuro suelo de París, que jamás tomaría en la mano una carta y que no pareciéndole ya conveniente marchar a Madrid a causa del cambio político, había decidido salir a la mañana siguiente para Biarritz, donde pensaba intentar una reconciliación con¡polaina!¡con su mujer!.
Marchaban por el camino casi desierto, en la penumbra del anochecer, y la misma soledad parecía alejar de su pensamiento todo propósito impuro.
Yo puedo echarme a los pies de este buen sacerdote, y decirle que soy soberbio, envidioso, impuro, y pedirle que me castigue y luego me perdone, pero lo íntimo de mi falta quedará por confesar: es por mil razones inenarrable para él.
¿Qué extravío de ideas? ¿Qué necias distinciones pretendes hacer? ¿Cómo cohonestar el amor de un fraile a una doncella honrada? Tal amor es impuro siempre, es infame, es sacrílego.
Yo no digo que sea impuro el amor del Padre.
Juan abrió los brazos, y Cristeta, limpia de pensamiento impuro, pero llorosa de felicidad, se arrojó en ellos.
Después un pecho anheloso sirviendo de almohada palpitante a un rostro agradecido, y, por fin, el resplandor del alba que, como virgen pálida y envidiosa, llamaba temblando en los vidrios del balcón para decir a los felices amantes: ¡Basta! Mas no todo lo que Cristeta sentía era deliciosamente impuro, no, que junto a la involuntaria tentación del deseo también bullían en su alma ideas ajenas al placer.
Sin embargo, en medio de tan enloquecedoras orgías sentía punzadas de amargura, porque junto a los rasgados ojos de Carola descubría la terrible pata de gallo, y el exceso de celo con que le procuraba placeres nuevos y sensaciones desconocidas le hacía pensar en que aquella mujer debía de haber aprendido tan impuro arte en brazos de otros amantes: sobre todo, le molestaba que se desesperase y quedara rendida cuando él tardaba en responder, o no respondía, al llamamiento voluptuoso a que ella le incitaba con todo linaje de rebuscados artificios.
Gratos eran sus besos, ya frescos como agua de peña viva, ya ardorosos como latidos de fiebre, pero ¡cuán más deleitosas eran las cosas que decía! ¡Qué mezcla tan extraña de impuro desenfreno y exquisita ternura!.
Creeríase que aquello simbolizaba la necesidad de llevar pensamientos claros al diálogo un tanto impuro de las dos amigas.
Aquí abajole dijerontodo es falso, impuro y deleznable.
Edgard desdeñó la ignominia de un aire tan impuro, y se recluyó otra vez en sus magnas residencias, en sus mansiones, donde a placer se le ofrecían las beatitudes de una existencia inimitable, y donde se alzaba el telón de encaje bordado de perlas, para descubrir el espectáculo de la miseria y el dolor.
La dureza de los corazones se ablandaba, un poco de amor flotaba en el aire impuro, saneándolo y halagando la frente del Arcángel.
¿Devórate el impuro fuego de la codicia de la mujer ajena? ¿Es libre, y soltaste por armas de ataque promesas que deseas recoger después de la victoria?.
¡Qué de plagas, oh Dios! Su aliento impuro.
Y la causa de nuestro error es que nuestro peso y nuestra debilidad nos impiden elevarnos por encima del aire, porque si alguno pudiese llegar a las alturas valiéndose de unas alas, apenas habría sacado la cabeza fuera de nuestro aire impuro vería lo que pasa en aquellos dichosos parajes, como los peces que se elevan sobre la superficie del mar ven lo que pasa en este aire que respiramos, y si se encontrase con que su naturaleza le permitía una larga contemplación, reconocería que aquello era el verdadero cielo, la luz verdadera y la verdadera Tierra.

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