Ejemplos con imprudentes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con la vejez, él se volvió algo excéntrico e imprevisible, y se perdió toda la fortuna cuidadosamente amontonada por Marie en especulaciones imprudentes.
Finalmente, su hijo mayor, Alejandro I, la convenció para abandonar sus imprudentes reclamaciones.
Las grutas cuentan con simas, trampas para las criaturas imprudentes.
Son memorables algunos de los inolvidables debates en los que Melitón Pedraza, rebatió con muy sólidos argumentos, empresas imprudentes que pretendían emboscar a la Comuna, de allí su ganada fama de juicioso pensador, tales, por ejemplo, el tristemente palacio municipal, el fantasioso proyecto del matadero, que se llevó a cabo con lamentables consecuencias y tantos otros, detrás de los cuales se pretendían movilizar grandes negociados para el usufructo de la clase política a los que el se opuso drásticamente, quien siempre se mantuvo totalmente alejado de todos esos ilícitos, al punto que sus propios colegas del Consejo Deliberante, eludían su intervención, pues sabían de antemano que no podrían contar con el, para nada incorrecto o al margen de la moral, habiendo arrojado mucha luz para solucionar los problemas que diariamente se debatían en el Foro , teniendo que admitir sin vacilaciones que su palabra clara, sincera y persuasiva evitó muchos errores, llamando la atención sobre hechos que podrían haber llevado a la bancarrota a los intereses de la Comuna.
Conviene recordar que los aligátores americanos prefieren evitar al hombre, y que los casos de ataques son casi siempre consecuencia de personas imprudentes que se metieron en las zonas de cría de los aligátores.
Drinker y Harvard en seguida demandaron a Emerson por violaciones de patente, que resultaron imprudentes.
Por entonces la conclusión del Tratado de Turmanchay que reafirmaba el poderío ruso en Oriente fue motivo de descontento popular y unas imprudentes palabras del vehemente Griboyédov causaron la ira del clero musulmán, quien soliviantó a la población contra el embajador ruso.
En el planeta Gor solo una ciudad era tan pervertida y sus habitantes tan imprudentes que a nadie importaba que carecieran de Piedra del Hogar.
Conductas impulsivas, como el alcohol o las toxicomanías, el sexo no seguro, la ludopatía y conductas imprudentes en general.
Bascuñán Guerrero contestó al presbítero negando tal rumor pero lamentando que la superstición hubiera creado y fomentado prácticas imprudentes.
conde de La Tour: si sólo se limitan a reclamar las bondades y el crédito de aquellos cercanos al rey de Francia a quienes se dirige, tratando de justificar su último caso, no hay objeción a que se las deje pasar, pero si contienen cosas falsas e injuriosas para la familia de su mujer, de la que jamás ha recibido sino buenos procederes, sería cruel alimentar la imaginación del público y de la corte a través de estos escritos imprudentes, y más terrible todavía que hiciera imprimir en Ginebra una memoria, como efectivamente amenaza a su suegra con hacer.
Cada año, durante la época invernal, imprudentes ciudadanos ponen en peligro su vida al tratar de cruzar o circular en sus vehículos por las calles durante la formación de los arroyos.
Ordenados por los estrictos dictadores del Dae'Uhl, los Protoss tenían prohibido interferir directamente en los imprudentes Terran por mucho que desearan hacerlo.
El representante Rozzano Rufino Biazon declaró que los peatones imprudentes eran tratados como ganado.
Nos hablaba, también, Yurrumendi de esos pulpos gigantescos con sus inmensos tentáculos, que pueden hacer naufragar una fragata, del mar de los Sargazos, en donde se navega por tierra, por verdadera tierra, que se abre para dejar pasar un buque, de los países donde nievan plumas, de los delfines, que tienen esa extraña simpatía mal explicada por los hombres, de las sentimentales ballenas, cuya desgracia es pensar que la humanidad estima más su aceite que su melancólico corazón, de los mil enanos jorobados y extravagantes de las costas de Noruega, de las serpientes de mar que persiguen, aullando, a los barcos, de la araña del Kraken, en el pino de Portland, en Inglaterra, y de ese monstruo terrible del Maëlstrom, cuyas fauces sorben el mar y tragan las imprudentes naves haciéndolas desaparecer en sus gigantescas entrañas.
Se acordaba de los largos y reflexivos mutismos del herido después de algunas palabras imprudentes.
Algunas palabras imprudentes de Chichí y las miradas inquietas de su esposa y su cuñada le hicieron sospechar que Julio había regresado de su viaje.
Su vida era la de un estudiante de familia rica que remedia la parsimonia de sus padres con toda clase de préstamos imprudentes.
Soledad, excitada por la comunicación de aquel veneno deleitoso, se enseñó a contestarle en papeles imprudentes a los cuales fiaba anhelos antes ignorados, leyendo mil veces embelesada lo que de palabra era incapaz de tolerar, y dejando otras tantas correr la pluma para hacerle confesiones y promesas que, teniéndole junto a sí, hubiera la vergüenza sofocado en sus labios.
Me propuse calmar el ánimo de la doncella, quitarle, en cuanto fuera posible, la mala impresión que mi ligereza y mis imprudentes palabras le habían causado, y lo conseguí.
Pero sí recordó con terrible claridad la situación en que sus imprudentes galanteos habían colocado a la pobre Rosa.
Y de tal entusiasmo nacieron pedidos imprudentes y el grave error mercantil, cuyas consecuencias no pudo apreciar aquel excelente hombre, porque le cogió la muerte.
Pero ambos eran hombres de órden y muy cautos, incapaces de escandalizar al público con imprudentes revelaciones.
Jacintito tenía este defecto, disculpable no sólo por sus pocos años, sino porque su buen tío fomentaba aquella vanidad pueril con imprudentes aplausos.
Muchos imprudentes les ayudan sin saber lo que hacen.
No privemos de la libertad a un discreto por quitársela a cien imprudentes.
Así se alzaba una barrera insuperable, creía ella sinceramente, entre la muchacha y las imprudentes pretensiones de su marido.
Por menor daño tengo ese que el que hacen los que verdaderamente saben latin, de los cuales hay algunos tan imprudentes, que hablando con un zapatero o con un sastre, arrojan latines como agua.
Me obligan ¡gran Dios! a traerles aquí a aquellos hombres ricos que, imprudentes, se obstinan en seguir mis pasos cuando me fuerzan a ir para ser vista a los sitios públicos.

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