Ejemplos con impersonalidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La impersonalidad se da cuando el sujeto de una oración se elimina, generalmente porque es desconocido o irrelevante.
Aunque obviamente jugar no es lo único que permiten las redes locales de alta velocidad, los participantes de estos eventos aprovechan la ocasión para aprender de los otros usuarios, rompiendo la barrera de la impersonalidad de Internet y conociéndose en persona, ayudándose y aprendiendo mutuamente.
Con se, que es una marca de impersonalidad.
La encontramos habitualmente formulada en términos de neutralidad, imparcialidad, o impersonalidad.
El tradicionalismo de los temas, unido a la impersonalidad del estilo, hace difícil la correcta atribución de los cartones sin documentos.
De aquella experiencia de guerra Lévinas concluye que lo existente, que da sentido a los entes en el mundo, produce una impersonalidad árida, neutra, que solo podría ser superada en el ser-para-el-otro, como momento ético de respeto a la Alteridad.
· La impersonalidad de los clientes del burdel frente al arquetipo que representa el marido de Severine.
Los antipersonalistas daban máxima importancia a una de las cuatro banderas que Leandro Alem señaló como bases del radicalismo: la impersonalidad de la coalición.
Nepotismo, corrupción, enfrentamientos políticos y otras degeneraciones pueden contrarrestar la regla de impersonalidad, pudiéndose crear un sistema de contratación y promoción no basado en méritos,.
Leandro Alem decía por entonces que el programa de la UCR tiene cuatro banderas: libertad política, honradez administrativa, impersonalidad de la coalición y sentimiento nacional.
Cuestionando el liderazgo vertical del caudillo Hipólito Yrigoyen, la Unión Cívica Radical Antipersonalista retomó una de las cuatro banderas del radicalismo sostenidas por Alem: la impersonalidad de la coalición.
Dirigiéndose en el prólogo de al que leyere, confiesa que el autor está siempre en la obra y que eso de la impersonalidad en la novela es empeño tan arduo y difícil que, a decir verdad, lo tengo por sobrehumano e imposible.
¡Cuándo nos persuadiremos de que los caracteres por que se distinguen las escuelas de arte: la propensión a lo real o a lo ideal, a la libertad o al orden severo, al subjetivismo o a la impersonalidad, son diferencias que atañen a la historia y clasificación de los espíritus, mucho más que a la potestad disciplinaria de las ideas, y de tal modo ha de considerárselas, no ya respetando, sino suscitando y favoreciendo en cada cual la espontaneidad del impulso venido de lo hondo de sí mismo! Cuando así se entendiera, la más anárquica, fecunda y deliciosa paz pondría en simultánea eflorescencia la infinita extensión de la fantasía, pero es grande el poder de las fórmulas, y por mucho que se alardee de amplitud, la tiranía del gusto de una época produce al fin, fuera de algunos espíritus solitarios, una falsa uniformidad, que se logra siempre a costa de buena parte de naturalezas violentadas y sacadas de quicio.

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