Ejemplos con igualdad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todos la asediaban, pugnando por arrancarla una palabra, un signo de preferencia, y ella contestaba a todos con asombrosa discreción, manteniéndolos en perfecta igualdad, evitando los choques mortales que podían sobrevenir repentinamente entre esta juventud belicosa, armada y poco sufrida.
En vano se habían hecho revoluciones en España y aclamado leyes liberales que reconocían la igualdad de todos los españoles, el , al pasar a la Península, era un ciudadano como los otros, pero en Mallorca era un réprobo, una especie de apestado, que sólo podía emparentar con los suyos.
Conque, en resumen, don Jeromoconcluyó Lépero, poniéndose de pie, en lo que le imitaron los demás de la partida: quedamos en que, en igualdad de circunstancias, preferirá usted nuestra candidatura a las otras dos, y en que probablemente la votará usted con toda su gente.
Regía allí la ley de razas, si no por colores, por posiciones o categorías, y se guardaban las distancias hasta en la casa de Dios, único punto de la tierra en que es un hecho la decantada igualdad social, menos cuando se trata de esos ridículos términos medios entre la confusión de las grandes poblaciones y la tranquila sencillez de la vida campestre.
Expulsando con indignada energía del espíritu humano aquella falsa concepción de la igualdad que sugirió los delirios de la Revolución, el alto pensamiento contemporáneo ha mantenido al mismo tiempo, sobre la realidad y sobre la teoría de la democracia, una inspección severa que os permite a vosotros, los que colaboraréis en la obra del futuro, fijar vuestro punto de partida, no ciertamente para destruir, sino para educar el espíritu del régimen que encontráis en pie.
Al instituir nuestra democracia la universalidad y la igualdad de derechos, sancionaría, pues, el predominio innoble del número, si no cuidase de mantener muy en alto la noción de las legítimas superioridades humanas, y de hacer, de la autoridad vinculada al voto popular, no la expresión del sofisma de la igualdad absoluta, sino, según las palabras que recuerdo de un joven publicista francés, la consagración de la jerarquía, emanando de la libertad.
Desde el momento en que haya realizado la democracia su obra de negación con el allanamiento de las superioridades injustas, la igualdad conquistada no puede significar para ella sino un punto de partida.
Toda igualdad de condiciones es en el orden de las sociedades, como toda homogeneidad en el de la Naturaleza, un equilibrio instable.
La selección espiritual, el enaltecimiento de la vida por la presencia de estímulos desinteresados, el gusto, el arte, la suavidad de las costumbres, el sentimiento de admiración por todo perseverante propósito ideal y de acatamiento a toda noble supremacía, serán como debilidades indefensas allí donde la igualdad social, que ha destruído las jerarquías imperativas e infundadas, no las substituya con otras, que tengan en la influencia moral su único modo de dominio y su principio en una clasificación racional.
La luz, que tamizaban esmaltadas vidrieras, llegaba lánguida, medido el paso por una inalterable igualdad, y se diluía, como copo de nieve que invade un nido tibio, en la calma de un ambiente celeste.
No reconociendo igualdad más que en Luna, sólo a él dirigía su palabra, como si los demás no tuvieran otro deber que escucharle en silencio.
Hay para morir de risa cuando hablan de igualdad y del espíritu democrático de la Iglesia.
Nada de igualdad perniciosa y revolucionaria.
Penetró esta también en la santa casa y subió al famoso santuario, lleno en aquel momento de fieles de todas clases, mezclados y confudidos el señor y el labriego, la dama y la casera, con ese aire de confianza, esa perfecta igualdad que muchos pregonan y sólo se comprende y se practica en el santo templo de Dios.
habrá leído, ambos somos progresistones de lo más fino y neto, y a ambos nos hechiza la igualdad, con tal de que no sea más que ante la ley, y salvas las desigualdades, merecidas o arrebatadas por naturaleza, por gracia, por habilidad o por acaso, de ser unos tontos y otros listos, unos ricos y otros pobres.
En igualdad de índole y de luces intelectuales debe, por consiguiente, valer mucho más quien posee los dichos exteriores requisitos que aquel que no los posee: en igualdad de condiciones internas, la hija de un marqués, por ejemplo, aun cuando sea bastarda, debe conducirse mejor que la hija de un pelafustán.
De entender lo contrario por espíritu democrático, se seguiría que lo que debemos desear es la igualdad bajando y no subiendo: la nivelación en la ignorancia, la abyección y la miseria, y no la nivelación y elevación posibles, en todos aquellos medios, en toda aquella acumulación de recursos hecha por las pasadas generaciones, a fin de que con su auxilio sigamos ascendiendo hacia el bien, hacia la luz y hacia la belleza.
Entre el dependiente y ella establecíase el lazo de la igualdad de caracteres.
, Marquesa: la igualdad es la muerte de la actual civilización.
, y Dios sabe lo que inventaremos para mejorar su suerte, para igualarlos a nosotros, para redimirlos, para emanciparlos!—¡Ah! ¡la igualdad! La igualdad es la barbarie, es el estado salvaje, es el estado animal.
No hay a quien acusar de indiferente, porque no es posible que nadie se deje oir entre semejante barahunda, ver entre nivel tan constante, ni admirar entre igualdad tan deseada.
En esto aventaja nuestro país a otros, donde están pendientes de sentencia los graves pleitos históricos de la igualdad.
Igualdad, palos de telégrafo, cabras, charcos, matorrales, tierra gris, inmensidad horizontal sobre la cual parecen haber corrido los mares poco ha, el humo de la máquina alejándose en bocanadas majestuosas hacia el horizonte, las guardesas con la bandera verde señalando el paso libre, que parece el camino de lo infinito, bandadas de aves que vuelan bajo, y las estaciones haciéndose esperar mucho, como si tuvieran algo bueno Jacinta se durmió y Juanito también.
Sin embargo no se ha señalado, con motivo de ser la idea de fortificar la línea con igualdad.
Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón, y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas, y cuando éstos no bastan, las publico, porque quien dice y publica las buenas obras que recibe, también las recompensara con otras, si pudiera, porque, por la mayor parte, los que reciben son inferiores a los que dan, y así, es Dios sobre todos, porque es dador sobre todos y no pueden corresponder las dádivas del hombre a las de Dios con igualdad, por infinita distancia, y esta estrecheza y cortedad, en cierto modo, la suple el agradecimiento.
Siempre, hermano, fui amiga de la igualdad, y no puedo ver entonos sin fundamentos.
Sabían nuestros padres nuestros intentos, y no les pesaba dello, porque bien veían que, cuando pasaran adelante, no podían tener otro fin que el de casarnos, cosa que casi la concertaba la igualdad de nuestro linaje y riquezas.

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