Ejemplos con ignorancias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A mí me conmueven sus candideces y sus ignorancias cuando va por el mundo nuevo viendo en todas partes los vestigios del mundo antiguo.
Me quedo en mis horribles dudas tejiendo con ellas nuevas historias, terminadas siempre en ignorancias que desgarran el corazón, en enigmas que trastornan la mente.
Razón tenía Jusepe Martínez para decir que haciendo retratos se sujeta un hombre a oír muchas simplicidades e ignorancias.
Lo que nadie sabía era que iba por fuerza, contra su voluntad, por falta de valor para rebelarse contra aquella exhibición brutal y dolorosa, lo que nadie podía sospechar era su vergüenza íntima, su mortificación al fingir pudores e ignorancias, cuyas mentiras la envilecían a sus propios ojos, abrasándole con un fuego sucio la conciencia.
Comprendí que el mundo especial en que había vivido, ese mundo que se llama , donde resaltan todas las miserias, todas las adyeciones, todas las ignorancias, la había hecho recelosa y desconfiada.
Y, siendo esto así, como lo es, está claro que este mono habla con el estilo del diablo, y estoy maravillado cómo no le han acusado al Santo Oficio, y examinádole y sacádole de cuajo en virtud de quién adivina, porque cierto está que este mono no es astrólogo, ni su amo ni él alzan, ni saben alzar, estas figuras que llaman judiciarias, que tanto ahora se usan en España, que no hay mujercilla, ni paje, ni zapatero de viejo que no presuma de alzar una figura, como si fuera una sota de naipes del suelo, echando a perder con sus mentiras e ignorancias la verdad maravillosa de la ciencia.
muchos sus ignorancias imprimieron.
por ignorancias.
¡Cualquier enseña nada nuevo a nadie en la época presente! No quedan divinas ignorancias.
En desprecio heroico a su egoísmo, desistía también de unirla a su vida miserable: siempre aquí, Clotilde, igual, en la diáfana ventura de este limbo de ignorancias e inocencias.
«Más altos», tribunales más altos, ¡qué tontería! Los tribunales más altos pueden equivocarse, y se equivocan frecuentemente, porque se componen de hombres con todas las miserias, defectos e ignorancias propias de la humana especie.
la cabeza sin ignorancias.
La riña llamará ''palestra'': al espanto ''estupor'': supinidades las ignorancias, estoy ''dubia'' dirá, no estoy dudosa.
-Ignorancias muy crueles son estas -murmuró Luisa, dejando caer las manos al largo de su falda, sin alzarlas para enjugar las lágrimas que una á una, anchas, silenciosas, brillantes, saltaban de sus párpados y se evaporaban al calor febril de las mejillas.
Para disipar ignorancias, vencer rutinas y contrarrestar hábitos nada sería tan eficaz como la asociación, que da medios de que el individuo aislado carece y que, en la resistencia como en el ataque, agrupa las fuerzas y las multiplica.
Las sociedades económicas deberían distribuirlos entre sí, emprender su traducción, y adicionarlos con todo lo perteneciente a cada oficio, que pueda conducir a perfeccionarle en España: manifestando los abusos, o ignorancias, que piden remedio con toda distinción.
Era la cárcel de mujeres: testimonio, abundante todavía, de esas negligencias de un estado que no reparte bien sus rentas, monumento extraño en todas partes, pero no en Chile, de improvisación, de mala adaptación, de ignorancias y descuidos.
Te enoja, inconscientemente, aquello que te pone a la vista tus inferioridades o las de los tuyos, eludes el esfuerzo íntimo que reclama de ti la comprensión de cuanto, en lo humano, te es ajeno, tocas el límite de tu capacidad simpática, resguardas, por instintivo movimiento, los prejuicios con que estás encariñado y las ignorancias lisonjeadoras de tu egoísmo o de tu orgullo, y todo esto se decora y poetiza con la melancolía del recuerdo amante, que es lo más puro y mejor de la nostalgia, aunque en el complexo de ella predominan elementos menos nobles, como son: las resistencias de una personalidad esquiva y huraña, el desequilibrio de su economía a favor de los elementos de conservación y de costumbre, su defecto de aptitud proteica, llamando así a la virtud de renovarse y transformarse merced a esa facultad de adaptación que hace del hombre ciudadano del mundo, y que, en su expresión más intensa, engendra otra especie de nostalgia, conocida de las organizaciones bien dotadas de simpatía y amplitud: la nostalgia de las tierras que no se han visto, de los pueblos a que aún no se ha cobrado amor, de las emociones humanas de que nunca se ha participado.

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