Ejemplos con homéricos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los modelos sociales experimentaron unos cambios acelerados y esta fase comprende el final de la época arcaica y entramos ya en la época histórica griega ya que a los poemas homéricos se unen las fuentes documentales.
Estos nombres de los poémas homéricos presumiblemente rememoran, si no necesariamente personas específicas, al menos un tiempo anterior cuando los nombres de la gente no eran los mismos de cuando la épica de Homero fue escrita.
Del mismo modo, en las tablillas de Lineal B, aparecen algunos nombres homéricos, incluyendo Aquiles, que no es evidenciado como un nombre común en el periodo clásico.
, lo que , ocurre , no tiene un sentido muy diferente de los homéricos y salvo que, al menos para nosotros, presenta con mayor claridad el elemento accidental, aunque indudablemente no sea así para el hombre homérico.
A causa de su carácter especial, los dioses homéricos se vieron obligados a dejar al poder y a los poderes una esfera de actividad.
Los redactores de la biblioteca de Alejandría eran especialmente conocidos en Grecia por su trabajo sobre los textos homéricos.
Joachim Latacz, en un riguroso estudio publicado en el que relaciona fuentes arqueológicas, fuentes históricas hititas y pasajes homéricos como el catálogo de naves del libro II de la Ilíada, ha probado el origen micénico de la leyenda pero, con respecto a la historicidad de la guerra, se ha mostrado cauto y sólo ha admitido que es probable la existencia de un sustrato histórico.
Frente a ellos se halla una corriente de opinión escéptica encabezada por Moses Finley que niega la presencia de elementos micénicos en los poemas homéricos y señala la ausencia de pruebas arqueológicas acerca de la historicidad del mito.
Algunos de estos relatos míticos, a veces con contradicciones entre sí, aparecen en la Ilíada y la Odisea, los célebres poemas homéricos, y en otras obras y fragmentos posteriores.
Tradiciones griegas relacionadas con rituales funerales fuero reticentes, sin embargo los ejemplos homéricos explican otras visitas heróicas, en el mito de los ciclos, centrado en torno a Heracles y Teseo.
Aunque la historia de Endimión es la más conocida actualmente, los himnos homéricos cuentan que Selene también tuvo con Zeus tres hijas incluyendo a Pandia, la completamente brillante luna llena, y según algunas versiones también el león de Nemea.
Era hijo de un pastor humilde, aunque bastante culto, que fue el que, a través de sus relatos, le hizo interesarse cuando era un niño por los poemas homéricos.
Es el caso, por ejemplo, de los poemas homéricos, que han merecido valiosísimos estudios sobre el particular.
En los tiempos homéricos se colocaban sobre altos postes, braseros que se alimentaban con leña y astillas.
Tanto los historiadores modernos como los antiguos griegos consideran los relatos homéricos como un modelo en la Antigua Grecia.
Paralelamente al wanax los textos homéricos nombran al anax que es una evolución del wanax.
Los primeros textos literarios griegos, los poemas homéricos, no mencionan de forma explícita prácticas pederastas.
Los Himnos homéricos y el poeta lírico Píndaro introdujeron el reino paradisíaco de los Campos Elíseos, donde eran enviados los muertos virtuosos.
Argumentó fuertemente por la total división de los autores no letrados de los poemas épicos homéricos y los escribas que luego los pusieron por escrito, proponiendo que los textos que se conservan son la transcripción de de auditor de un solo momento de relato de la historia.
Todo el libro parece concebido en un solo aliento, los personajes han recibido al nacer tales bríos, que, semejantes a los dioses homéricos, alcanzan de un solo salto cuanto espacio puede divisar el espectador colocado a orillas del mar sobre altísima roca.
Aquel que en Delfos contempla la apiñada muchedumbre de los joniosdice uno de los himnos homéricos, se imagina que ellos no han de envejecer jamás.
Para formarse una idea de lo que eran sus pequeñas embarcaciones, Ferragut recordaba las flotas de los poemas homéricos, creadas muchos siglos después.
Y ahora, Nélida, que venía hacia él contra toda lógica, cuando menos podía esperarlo, Nélida, la de la boca de tigresacomo decía Maltrana en su afición a los apodos homéricos, la de los ojos de antílope y la carne primaveral.
Maltrana las designaba con hermosos sobrenombres, lo mismo que los personajes homéricos.
La que ponía más atención a estos homéricos relatos era Sor Teodora de Aransis, que seguía con interés febril el giro de los sucesos apostólicos, teniendo siempre en tortura su imaginación y sobreexcitados sus nervios.
Mientras una sonrisa concupiscente profanaba la noble majestad del rostro heroico, el marqués seguía lamentándose con homéricos acentos de la dolorosa decadencia habida en las danzas clásicas españolas.
Era lindo verlo trabajar: bravo como él solo, sin vacilar, buscaba camorra a los padrillos más antiguos de la estancia, metiendo por todo el campo un continuo retumbar de correrías locas, con relinchos y ruidos de combates homéricos, todo por apoderarse, muchas veces, de alguna yegua medio deshecha, con la cual, desde lejos y quién sabe cómo, se había relinchado, sin ver que los caballerescos ademanes del contrario, prodigados como para detenerla, eran de pura forma y para disimular su perfecta conformidad con que ella se fuera.
Mal que mal, lo había cocinado, haciéndose pucheros homéricos, hartándose, solita su alma en el rancho, de exuberantes asados, lamiéndose los labios y relamiéndose los dedos empapados en grasa.
-Y luego, la Helena que nos ha legado, belleza de todos los tiempos, tipo que, si ocasionó discordias radicales, inspiró cantos homéricos, dio vida a los artistas, creó lo inimitable y morando como perfume celestial en el alma de los griegos y viviendo en ellos como la fórmula de un casto paraíso, hase alzado por último altares en la inteligencia y el sentimiento de todas las generaciones, del mundo entero.
Cantemos el oro, porque su voz es música encantada, porque es heroico y luce en las corazas de los héroes homéricos, y en las sandalias de las diosas y en los coturnos trágicos y en las manzanas del jardín de las Hespérides.

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