Ejemplos con hincha

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Crist, su compañero de ruta, lo recordó de una manera especial: Alberto era así, desmesurado, un hincha, un entusiasta, un niño.
Ya finalizada la obra la subcomisión del hincha y otros hinchas que se acercaron de buena fe al club y pintaron la tribuna.
Entre La Subcomisión del hincha y el Gerente de eventos tuvieron la idea de poner una pantalla gigante para que puedan acercarse los hinchas y socios a ver los partidos todos juntos.
El hincha siempre esperaba que hiciera algo diferente, que la embocara desde un ángulo cerradísimo o desde cuarenta metros.
Incluso llegó a las manos con un hincha tras un entrenamiento, hasta que los separaron dos de los entrenadores de los Chargers.
El hecho tuvo gran significación porque Minguito se había convertido en un símbolo del hincha de Boca.
La película relata un caso real, de una hincha del club de fútbol Boca Juniors de Buenos Aires, querida por la barra del club, de nombre María Esther Duffau.
Tragacanto: Es una goma similar a la arábica, pero es dificilmente soluble en agua pero se hincha en ella para formar una masa gelatinosa homogénea.
Ya en el baño, en medio de un tremendo malestar, ve en el espejo con horror que la herida se hincha y estalla en un extraño fluido purulento.
Jacob comienza a temblar y su cuerpo se hincha mientras enloquece y comienza a convertirse en lobo.
Fue un activo hincha del club de fútbol Argentinos Juniors.
Cristal: Al inhalar los gases tóxicos que se desprenden de la basura, se hincha y el hedor que emite es horrible.
Quizás asiduos trabajos intelectuales, atroces disgustos, prolongadas vigilias, la agitación del alma duramente refrenada y el fuego comprimido de las pasiones, obran misteriosamente en nuestro organismo y promueven esta explosión: el corazón se hincha, adquiere una fuerza enfermiza e irregular, y de repente inunda el cerebro de sangre.
Pero la negra, por acabarme de una vez, me trujo una esponja frita con manteca: conocí la maldad, vi que era peor que comer zarazas, porque a quien la come se le hincha el estómago, y no sale dél sin llevarse tras sí la vida, y pareciéndome ser imposible guardarme de las asechanzas de tan indignados enemigos, acordé de poner tierra en medio, quitándomeles delante de los ojos: halléme un dia suelto, y sin decir adios a ninguno de casa, me puse en la calle, y a ménos de cien pasos me deparó la suerte al alguacil, que dije al principio de mi historia que era grande amigo de mi amo Nicolas el Romo, el cual apénas me hubo visto, cuando me conoció y me llamó por mi nombre: tambien le conocí yo, y al llamarme, me llegué a él con mis acostumbradas ceremonias y caricias: asióme del cuello, y dijo a los corchetes suyos: Este es famoso perro de ayuda, que fué de un grande amigo mio, llevémosle a casa.

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