Ejemplos con habladurías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Objeto de numerosas habladurías durante su vida y de muchas más después de su muerte, la vida emocional e íntima de Emily espera aún a ser revelada por los investigadores y estudiosos.
Esta nueva actitud le acarreó habladurías entre las gentes.
Para dar el ejemplo a la humanidad y proteger su buen nombre, él destierra a su esposa Sita debido a las habladurías de los hindúes de Ayodhya.
Sin embargo fue descubierto por uno de los soldados, a quien Hiruma intentó coaccionar de que soltara usando ya el chantaje y las habladurías, semejante comportamiento hizo que se ganara la admiración de los soldados, y así el aún niño Hiruma fue aceptado dentro de la base, en donde aprendió todo lo que pudo sobre el futbol americano, además de convertirse en un jugador y apostador nato.
donde realizó el antagónico de la historia, cosechando fama y habladurías, fue la causante del rompimiento más allá de la pantalla de los protagonistas de la historia Joan Sebastian y Maribel Guardia, En dicho melodrama Arleth encarnaba a una la presidenta del club de fans del famoso cantante Tomas Santillana interpretado por Joan, una chica capaz de cualquier cosa por lograr el amor del cantante.
Además Emily deberá sobrevivir a la convivencia en Shrewsbury con la tía Ruth, a la envidia y los problemas que le causa una compañera de clase, averiguar por qué es rechazada como miembro de la asociación literaria y salir airosa de una difícil situación llena de habladurías y venenosas calumnias, después de que Ilse, Perry, Teddy y ella se vieran obligados a pasar la noche solos en una casa para guarecerse de una horrible tormenta de nieve.
La prensa ha escrito mucho sobre su relación con el productor de la banda, y sus habladurías eran ciertas.
San Braulio escribe una carta el Papa para informarle que desconoce lo sucedido en el reino y que no haga caso de las habladurías que llegan a Roma.
San Isidro, fue labrador desde muy pequeño y fue puesto a prueba por su dueño que estaba cansado de las habladurías de la gente que decían que Isidro visitaba la Iglesia todos los días antes de trabajar, incluso lo acusaban de abandonar el trabajo para rezar.
En El Eco de Asturias también tiene sección, Habladurías.
Muy pronto su ambición y dominante carácter fueron motivo de habladurías populares, como decirse que, más que esposa de Presidente, pretendía ser reina o algo parecido.
Es un laberinto formado por estrechas calles y callejones como las viejas juderías para librarse del abrasador sol del verano sevillano, creando corrientes de aire fresco, que terminan en plazas que parecen alejadas del centro de la urbe, famosas son la Plaza de los Venerables llena de tascas y terrazas, toma su nombre del antiguo Hospital para Venerables Sacerdotes, según las habladurías, en esta plaza pudo haber nacido Don Juan Tenorio, o la que da nombre al barrio la Plaza de Santa Cruz que tiene en el centro una cruz de cerrajería del siglo XVII construida sobre la antigua parroquia mudéjar de Santa Cruz, la Plaza de las Cruces, pequeña y con tres columnas terminadas en cruces, la Plaza de Doña Elvira, elegante con sus azulejos y naranjos y una fuente y arriates con asientos de ladrillos y azulejos, antiguamente se utilizaba como Corral de Comedias, en esta plaza se rumorea que nació el amor imposible de Don Juan Tenorio, la mítica Doña Inés de Ulloa, al menos eso hi es lo que dice uno de los azulejos que existen en la plaza, la Plaza de los Refinadores existe una gallarda escultura del mítico conquistador de mujeres, la Plaza de Alfaro, la Plaza de la Alianza, antes conocida como Plaza del Pozo Seco, bordea la muralla, o el callejón del Agua, paralelo a las murallas, y por el que se traía el agua hacia los Reales Alcázares, y también fue hospedaje este callejón del escritor Washington Irving, como recuerda una placa hecha por Mariano Benlliure.
Era creencia popular que las esculturas de la fachada gótica, se habían llegado a esculpir y estaban escondidas bajo tierra, en las escalinatas de la entrada a la catedral, esperando que se construyera la fachada, cuando en el siglo XIX se llevaron a cabo las obras de la fachada principal, mucha gente acudió a ver la extracción de las esculturas, al no ser así, se han creado nuevas habladurías sobre su destino.
Pues es necesario enterarse de la verdad de esas habladurías.
En el pueblo no hay nadie que no le quiera ya, porque es un caballero de lo mejor, llano, caritativo, amigo de los pobres Al principio de venir, como no se le conocía, corrieron algunas voces sobre si era esto o lo otro habladurías de gente necia, ¿sabe usted, señorita? Pero el señor vicario nos dijo que cuidado con hablar una palabra de este señor porque era un santo.
Por supuestoañadió con énfasisel autor de la obra se halla a demasiada altura para que puedan alcanzarle las críticas de los pasillos y las habladurías de los ignorantes.
Siento mucho, señoradijo con expresión soberbia,haber ocasionado a ustedes un disgusto Pero estoy tan acostumbrado a que el público se fije en mis actos y los comente a su gusto, que esas habladurías y esas gacetillas de que usted acaba de hablarme, no me causan la más mínima molestia.
Sí, habladurías muy ofensivas para todos nosotros, pero principalmente para mi hijo político, a quien queremos en casa como si fuese hijo verdadero No le recrimino a usted ni a ella.
Su carácter bondadoso y llano, la simpatía que el genio alegre y abierto de mi hija Ventura ha conseguido inspirarle, ha dado lugar a habladurías en el pueblo.
Sólo el deber imperioso de aparecer como cronistas fieles e imparciales, nos obliga a dar cuenta de tales habladurías.
¿Qué nos importa que Su Majestad tenga un devaneo, y que la tal gaste patillas o barba corrida? No demos aire a las habladurías, y menos ahora que tenemos el en el poder.
Emilia comenzó a observarle y le pareció que todo eran chismes y habladurías, porque Julián seguía diciéndole cosas muy atrevidas con la mayor serenidad, sonriendo, bromeando tan a las claras que a la menor observación un poco seria podría responder ofendido: ¡Señora! ¿Pero usted qué se ha figurado? No se atrevió a llamarle al orden, como le aconsejaron sus amigas, pero tanto machacaron y tanto le dijeron, que determinó hacerle alguna observación.
A la guardia que hacía Gracia en el cuarto del enfermo, se agregó desde el segundo día el bondadoso párroco, que sabía distraer a Calpena sin molestarle con habladurías importunas.
Todo se vuelve habladurías y no hacer nada de provecho.
Después de esto y mientras Fortunata se comía una cantidad inapreciable de pasas y almendras, cogiéndolas del plato una a una y llevándoselas a la boca sin mirarlas, el bondadoso anciano siguió sus habladurías con cierto desconcierto, y como desvariando.
Jacinta no podía considerar de otro modo el hecho del abandono, aunque este significara el triunfo del amor legítimo sobre el criminal, y del matrimonio sobre el amancebamiento No podían entretenerse más en ociosas habladurías, porque pensaban irse a Cádiz aquella tarde y era preciso disponer el equipaje y comprar algunas chucherías.
Pedro se pone encendido como la grana cuando tal le dicen, porque ve en esas habladurías una ofensa directa a su pudor y al mío.
Habladurías de las gentes, Diego.
Precisamente ahora que vemos a la cabeza de nuestro Gobierno una Reina que, de acuerdo con su augusto esposo, nos conduce rápidamente de mejora en mejora, nosotros, deseosos de cooperar por todos términos, como buenos y sumisos vasallos, a sus benéficas intenciones, nos atrevemos a apuntar en nuestras habladurías aquellos abusos que desgraciadamente, y por la esencia de las cosas, han sido siempre en todas partes harto frecuentes, creyendo que cuando la autoridad protege abiertamente la virtud y el orden, nunca se la podrá desagradar levantando la voz contra el vicio y el desorden, y mucho menos si se hacen las críticas generales, embozadas con la chanza y la ironía, sin aplicaciones de ninguna especie, y en un folleto que más tiende a excitar en su lectura alguna ligera sonrisa que a gobernar el mundo.
Déjate, pues, ya de habladurías, que te han de costar la vida, o la lengua, imítame a mí, y escribe sólo de aquí en adelante cartas simples y serias de familia, como ésta, donde cuentes hechos, sin reflexiones, comentarios ni moralejas, y en las cuales nadie pueda encontrar una palabra maliciosa, ni un reproche que echarte en cara, sino la sencilla relación de las cosas que natural y diariamente en las Batuecas acontecen, o lo que sería mejor, ni aun eso escribas, que para que esta habilidad no se te olvide, bastará que pongas semanalmente la cuenta de la lavandera.

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