Ejemplos con hablad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hablad, hijo mío, todo aquello que os viniere al pensamiento y a la boca, que, a trueco de que a vos no os duela nada, tendré yo por gusto el enfado que me dan vuestras impertinencias.
-Hablad, hablad -dijo Montecristo-, ¿es cosa conveniente?.
¿Queréis una nueva información? ¿Queréis que mande que vayan a Janina dos miembros de la Cámara? Hablad.
-¡Oh!, hablad, hablad, doctor, tendré valor.
Hablad, hablad.
-Hablad, hablad, signora -dijo Alberto-, sabed que os escucho con un gozo inexplicable.
¿A qué hora? ¿Cuándo? ¿En este momento? Hablad, mandad, estoy pronta.
-¡Oh!, ¡hablad! -dijo Valentina-, ¡por favor!.
-¡Esta es la casa de la desgracia! -dijo Valentina-, hablad, Maximiliano, pero os aseguro que la cantidad de dolores es bastante crecida.
-¡Dios mío! ¡Me asustáis!, pero no importa, hablad, ya os escucho.
-Hablad, señor conde, estoy a vuestras órdenes.
-Hablad, señor Bertuccio, hablad, de algún modo he de pasar la noche.
Dice que no os creerá enteramente, pero yo sí os creeré, tranquilizaos, pues, y hablad.
Sabido esto, hablad cuanto queráis, estoy pronto a escucharos.
Hablad, pues, sin temor y sin odio, decid la pura verdad.
Y para decir algo respecto a sus labios, que eran del color de las granadas, ¡hablad vosotras, delicias de las frutas maduras! Y en cuanto a sus mejillas, ¡sus mejillas! hasta las mismas rosas habrían reconocido su superioridad.
¿Se toman esta vez otras precauciones? Hablad, amigo mío, que ya os escucho.
-Hablad, caballero, hablad libremente -contestó el rey Luis XVIII-.
-Hablad, hablad todo lo que queráis, caballero -dijo el rey, que empezaba a contagiarse del temor del señor Blacas y del que revelaba también la voz de Villefort-, hablad y, sobre todo, comenzad por el principio, porque me gusta el orden en todas las cosas.
-Vamos, hablad, ¿qué es lo que ocurre? -exclamó el marqués cuando llegaron al gabinete.
- Hablad más comedido, señora, y relatad vuestro negocio, sin improperios de vuestro marido, que el señor juez de los divorcios, que está delante, mirará rectamente por vuestra justicia.
-Hablad con ella.

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