Ejemplos con guardad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La hermandad de los diablos tiene un régimen interno estricto, siendo necesario guardad las normas tradicionales, indumentaria e indicaciones del diablo mayor, que tiene la potestad de imponer multas e incluso de expulsar de la endiablada a quien considere por faltas graves.
Pero por favor guardad esto por mi bien para que estos eventos no ocurran y la desgraciada Zetima perezca miserablemente,.
Guardad esos fieros para las mujeres y para los rapaces, que a mí no se me asusta con ellos.
Hermano, si sois juglar replicó la dueña, guardad vuestras gracias para donde lo parezcan y se os paguen, que de mi no podréis llevar sino una higa.
-Es decir, que rehusáis servirme, señor - dijo el cardenal con un tono de despecho en el que apuntaba sin embargo cierta clase de estima, quedad, pues, libre y guardad vuestros odios y vuestras simpatías.
guardad non me ensañe, si non otra vez.
-Guardad vuestros baluartes- decía el Papa a los vecinos de Aviñón—, que yo respondo de lo demás.
-Esperad aquí, díjoles Alfonso, guardad la poterna a toda costa y no os separéis de este puesto por ningún pretexto.
-Hablad: y si vuestro mal es grave guardad toda esperanza en la clemencia del cielo que es infinita en favor nuestro.
Guardad secreto sobre el paradero de Moreira, no sea que la justicia se imponga y mande requisitorias a Potosí.
Guardad templanza y observad comedimiento, que las hambres que habéis pasado no os dan licencia para entregaros a la gula, feísimo pecado».
Y el genni servidor del saco proporciona cuanto se le pide! Y les explicó la fórmula, y les dijo: ¡Guardad el secreto! Ellos contestaron: Puedes estar tranquila.
«¡Desdichados, perdidos, ciegos, insultadme a mí cuanto queráis, pero guardad acatamiento a la Majestad de Dios que os ha creado, que os da esa vida, no para que la empleéis en maldecirle y escarnecerle, sino para que realicéis con ella actos de piedad, actos de amor a vuestros semejantes! La putrefacción de vuestras almas encenagadas en cuantos vicios y maldades desdoran al linaje humano, sale a vuestras bocas en toda esa inmundicia que habláis, y corrompe hasta el ambiente que os rodea.
- No -dijo el obispo-, guardad vuestro dinero.
Guardad ese despacho, D'Artagnan: el oficio de las armas os va bien, y seréis un valiente y afortunado capitán.
Mirad, me estoy probando mi traje de boda, guardad el tenientazgo, querido, guardadlo.
Guardad ese despacho, os corresponde.
Et vós, señor conde Lucanor, como quier que el tesoro, como desuso es dicho, es bueno, guardad dos cosas: la una, en que el tesoro que ayuntáredes, que sea de buena parte, la otra, que non pongades tanto el coraçón en el tesoro porque fagades ninguna cosa que vos non caya de fazer, nin dexedes nada de vuestra onra, nin de lo que devedes fazer, por ayuntar grand tesoro de buenas obras, porque ayades la gracia de Dios et buena fama de las gentes.
-No, no, guardad este anillo por amor a mí.
- Guardad vuestro secreto, joven, y decidme lo que deseáis.
-Tomad, milord duque - dijo-, guardad esto en recuerdo mío.
»Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Guardad esto en secreto, y obrad.
Pero, ¡ay! vosotros que habéis visto esas bellas manifestaciones del patriotismo que anima el alma de estas hermosas hijas de la benevolencia, guardad vuestra admiración para otras más meritorias.
-No -dijo Danglars-, guardad mis firmas, pero, como sabéis, nadie es tan amigo de formalidades como el hombre de negocios.
-Vamos, vamos -dijo Cavalcanti-, guardad ese sable, buen hombre, no hay necesidad de tanto ruido, me rindo.
::¡Guardad vuestras cabezas! ¡He aquí a los héroes, los de los grandes designios, los de la raza de Omar Al-Nemán!.
-¡Ah! -dijo Alberto riendo-, Beauchamp, Beauchamp, guardad eso para el Corsario y el Charivari, pero delante de mí, no habléis así de mi futuro suegro.
-Amigo mío -dijo Alberto con perfecta serenidad-, en lo sucesivo guardad bien en la memoria esta máxima del gran Napoleón: «No me despertéis sino para las malas nuevas.
Guardad las puertas.

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