Ejemplos con groserote

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Llegó de los primeros al grupo de los peregrinos un mocetón con zamarra, chaleco rojo y polaina de cazador, blandiendo una espada, único signo de su jerarquía de oficial en aquella desalmada tropa, y encarándose con Marcela, descompuesto y groserote, le gritó con acento valenciano: En Mas Nuevo, la semana pasada, te dije que si te volvía a encontrar, te fusilaba.
Por eso, como yo no sabía nada, dije antes de ayer en casa de Beatriz lo que creía, ¡claro está!, la verdad Que el ministro vino a ofrecerme el cargo, y yo me había negado a aceptarlo muy ofendida, tomándolo por una majadería de esa gentuza Figúrese usted mi sorpresa cuando ayer se me entra por las puertas ese animal de Martínez, tan ordinario, tan groserote, muy ofendido con mi negativa, gritando como un energúmeno que nadie jugaba con el Gobierno, y amenazándome con una carta de Fernandito, que iba a refregarme ¡por los hocicos, Butrón, por los hocicos!.
Todo esto halagó en gran manera la vanidad de Periquet, y, como es de suponer, agravó los sordos rencores de los propietarios del tendajón, que, siendo villavejanos de pura raza, se sienten heridos en lo más hondo por el agravio que les hace su villa nativa ayudando a que los arruine y vilipendie un intruso y groserote que todavía usa ''alpargates'' y pañuelo a la cabeza, y no sabe leer ni escribir.
¿Eso te han enseñado en esa casa, groserote? No aprenderás los consejos que yo te doy tan bien como esas indecencias, ¡Satanás!.
Habiendo una mañana amanecido con fiebre alta, el buen andaluz llamó a su hijo mayor, mozalbete de quince años cumplidos, tan groserote como el padre que lo engendrara, y encomendóle que fuera a la ciudad a hacer la entrega de cántaras, de a ocho azumbres, de leche morisca o sin bautizar.
-Y ¿piensas, ganapán, groserote, que a un señor le hace la levita? ¿Piensas que basta rascarse la boñiga de las manos y echarse un puñado de onzas en el bolsillo y una cadena de oro al cuello, para quedar convertido en un personaje de calidad? Pero, señor, ¡a esta canalla del día, a esta caterva de jacobinos se le figura que hasta la ley de Dios está también al capricho de sus infames ambiciones!.

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