Ejemplos con gracioso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Fe, esperanza y caridad, esto es, amor gracioso y no debido.
¡Oh, aquel tan gracioso, con sus originales trémolos de timbal! Me parece, oyéndolo, que Dios y su corte de santos han salido del cielo a dar un paseo, dejando a los angelitos dueños de la casa.
Decía doña Manolita que era ella para doña Luz lo que para los galanes de las comedias de capa y espada el lacayo gracioso, y recordando que en varias comedias de las mejores este lacayo se llamaba Polilla, decía a doña Luz: Hija, yo soy tu Polilla.
Asomábanse al balcón, de repente, una, por hacer algo, corría a la sala, y todas la seguían con alegre taconeo, riendo, formando parejas, hasta que al poco rato iniciábase la fuga en sentido opuesto, y el gracioso trotecillo las devolvía otra vez al espectáculo de la plaza.
Él, que en la cocina de su casa estremecíase hasta la raíz de los cabellos al menor roce con las fornidas fregonas, nunca había llegado a pensar que Tónica tenía algo más que su gracioso rostro.
Entonces pude columbrar el interior: gracioso jardín, amplios y frescos corredores, pretiles llenos de macetas con rosales, camelias y azaleas, jaulas y jaulitas, una pajarera llena de canarios que cantaban regocijados.
Amparo pensaba que, por ser la más pequeña y la más débil, tenía que contentarse con el sobrante de la otra, y Concha retocaba su moño nerviosamente, murmuraba y daba furiosas pataditas, mirando de soslayo, sin poder copiar el perfil gracioso del peinado de aquella muñeca.
Con la risa del gracioso chiquillo resurgía de un modo extraordinario el parecido que la dama creía encontrar en él.
Pero lo que la hacía más joven era su afabilidad constante, aquel sonreír gracioso y benévolo con que iluminaba su rostro.
Lo más gracioso era que él se las echaba de hombre ocupado.
Jacinta hizo un mohín gracioso con fruncimiento de cejas y labios, el cual quería decir: No me quiero meter en discusiones contigo, porque saldría con las manos en la cabeza.
Había en Sevilla un loco que dio en el más gracioso disparate y tema que dio loco en el mundo.
Con esto se apartaron los dos escuderos, entre los cuales pasó un tan gracioso coloquio como fue grave el que pasó entre sus señores.
Vuestra grandeza imagine que no tuvo caballero andante en el mundo escudero más hablador ni más gracioso del que yo tengo, y él me sacará verdadero si algunos días quisiere vuestra gran celsitud servirse de mí.

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