Ejemplos con goda

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se tiene noticia de Don Pelayo pero no se sabe casi nada, tan solo que pudo ser uno de los oficiales de la corte goda que pudo resistir en Asturias.
Al ser el Breviario de Alarico una compilación casi ciento por ciento de Derecho romano vulgar, se ha planteado la hipótesis de que con la promulgación de esta obra, el rey Alarico II pretendió atraer a la población romana y católica, en un momento particularmente difícil para la estabilidad del reino visigodo, como lo fue la víspera del avance del pueblo franco sobre la Aquitania goda.
E otro sí, les otorgamos que ayan estos términos libres e quitos por estos lugares, como comiença porla caraçal delos Vaos e dende ala Piedra Forçada de Carascón e porla sierra de Torona de goda que parte con Vabia, e dende ala barnna de Almuçara la Vieja que parte con Babia e con Sen Miedo e por Piedra Frinso e dende como parte con Sen Miedo e por el Aluergueria de Castrernal que parte con Cangas, e por el piélago del Moro que parte otrosí con Cangas e por elpino que es cabo de casa de Pedro Martínez de Degaña assí como parte con Cangas, e dende por cima de Piedra Fita.
Ruconia o Ruconiae: durante un tiempo se pensó que el pueblo de los Rucones mencionados en la historia goda correspondía a los hoy llamados riojanos, pero Miguel Cortés y López en su Diccionario Histórico Geográfico de España, indica convencido que los Rucones se habrían ubicado en el Valle de Roncal.
Nació en una familia goda cristiana, León y Fotina.
En otras fuentes como la Historia de las Instituciones Sociales de la España Goda, el académico don Eduardo Pérez Pujol.
Sin embargo, parece ser que a la llegada de los musulmanes, ya existía la población, cuyos habitantes opusieron una fuerte resistencia a la invasión, fieles a la caída dinastía goda.
Este evento se activa cuando una ciudad goda se rebela y, además de aparecer los rebeldes, aparecen los Ostrogodos.
La aristocracia goda se funde con la hispanorromana y se hacen con todos los resortes del poder, el campesinado esta compuesto en su mayoría por hispanorromanos, la clase social más numerosa, con propietarios libres de tierra, colonos y esclavos, e incluso era ya incipiente un grupo judío dedicado a la empresa y el comercio.
Se constata entonces como los concilios que en la monarquía goda se celebraba con la sola asistencia y voto decisivo de los obispos y prelados de la Iglesia, admiten después en su seno a los magnates y grandes del Reino y por último abren sus puertas a los procuradores o representantes de las villas y ciudades.
Otros afirman que los antiguos germanos tuvieron ciertas juntas populares pero que no se transmitieron a la monarquía goda y que los concilios de Toledo no eran más que reuniones eclesiásticas sin la participación de los procuradores de las ciudades y villas y que por tanto no son origen de las Cortes Españolas.
Mientras en el siglo VIII se pudo sentir en la Europa cristiana occidental la restauración carolingia, la España cristiana siguió apegada a la cultura tradicional hispano-romana y goda, sin dejarse influir por los movimientos culturales europeos, hasta la llegada del románico.
Después de una invasión persa al Imperio Bizantino, Belisario pudo regresar a Italia y se encontró con una situación considerablemente cambiada: Erarico había sido asesinado y la facción pro-romana de la élite goda, derribada.
De este modo, cuando la caballería goda del ala derecha percibió la debilidad de su oponente, avanzó sobre él y lo venció.
El cuerpo principal del ejército, bajo su mando, marcharía desde las puertas Pincia y Salaria al norte, mientras que un pequeño destacamento de caballería bajo la dirección de Valentinus, junto con el grueso de los civiles armados, enfrentaría a la enorme fuerza goda acampada al oeste del río Tíber y evitaría su participación en la batalla, aunque sin trabarse en un enfrentamiento directo.
Los musulmanes, sin embargo, en toda la península suponían una minoría que necesitaba de adaptarse a la tradición goda.
Esta muerte en ningún caso fue tomada como agravio por el reino de Toledo a pesar de ser una goda.
Recaredo recurrió a su hombre de confianza para hacer frente a la invasión del ejército enemigo que tenía como objetivo tomar la provincia goda de la Septimania.
Su madre, Guilia, descendía de la nobleza goda.
Ante este problema surgen dos claros candidatos apoyados por sendas facciones dentro de la alta nobleza goda:.
Entre los hombres, todos de vigorosa complexión goda o castellana, de rostros enjutos y tallas procerosas, vi al Rey Wamba, a San Ildefonso, a Jiménez de Rada y Jiménez de Cisneros, a Illán de Vargas, al Pastor de las Navas, y a otros, extranjeros españolizados, que eran sin duda Copín de Holanda, los Borgoñas y Theotocópuli.
Luego venían los arzobispos de la época goda, los prelados monarcas, que ejercían sobre los reyes conquistadores la superioridad con que el poder espiritual acaba por dominar a la barbarie conquistadora.
Describía éste al pueblo hispano-romano, sobre el que había pasado la invasión goda sin causar gran mella.
Sus ojos fulminaban rayos, su curva nariz, afilándose y tiñéndose de un verde lívido, parecía el cortante pico del águila majestuosa: moviose convulsivamente su barba picuda, reliquia de la antigua casta celtíbera a que pertenecía, hizo ademán de querer hablar, mas con gesto majestuoso semejante al de las reinas de la dinastía goda cuando mandaban hacer alguna gran justicia, señaló a la otra condesa, y desdeñosamente dijo:.
La tierra rojiza que arrastra ordinariamente y el reflejo de las llamas de aquella noche, le asemejaban a un río de sangre, y en verdad, atendido el papel histórico de la ciudad que circunda, por el Tajo nos parece que corre sin cesar la ilustre sangre de tantas luchas, sangre goda, árabe, castellana, tudesca y judía, vertida a raudales en aquellas calles durante diez siglos de dolorosas glorias.
En estotro escuadrón vienen los que beben las corrientes cristalinas del olivífero Betis, los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre rico y dorado Tajo, los que gozan las provechosas aguas del divino Genil, los que pisan los tartesios campos, de pastos abundantes, los que se alegran en los elíseos jerezanos prados, los manchegos, ricos y coronados de rubias espigas, los de hierro vestidos, reliquias antiguas de la sangre goda, los que en Pisuerga se bañan, famoso por la mansedumbre de su corriente, los que su ganado apacientan en las estendidas dehesas del tortuoso Guadiana, celebrado por su escondido curso, los que tiemblan con el frío del silvoso Pirineo y con los blancos copos del levantado Apenino, finalmente, cuantos toda la Europa en sí contiene y encierra.
Las aguas del Guadalete se volvieron rojas con la sangre goda que él solo derramó.
Pero a quien deslumbró este centro de los rayos de la prudencia, gran restaurador de la monarquía goda, fue, cuando más, a su heroica consorte, después a los tahures del palacio, sutiles a brujulear el nuevo rey, desvelados a sondarle el fondo, atentos a medirle el valor.
-Señores, vamos a ver el Panteón de los Reyes -murmuró muy quedo el arqueólogo, que iba ya preparando sendos trocitos de su Vetusta Goda y de su Vetusta Cristiana.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba