Ejemplos con gloria

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde el cementerio ¡cómo resonaba la campana de vuelta en el ocaso abierto, camino de la gloria! Volví por las tapias, solo y mustio, entré en la casa por la puerta del corral, y, huyendo de los hombres, me fuí a la cuadra y me senté a llorar con Platero.
La niña chica era la gloria de Platero.
¡Oh embriaguez sublime! Estos lances, de los que contaba muchos en la vida, eran todo su orgullo, toda su gloria.
Y cuenta que no sentimos lo ocurrido en ella por la gloria del , corrido allí como una liebre, pues por muchas que sean sus presunciones, no debe, en su estulticia ingénita, aspirar a mayores triunfos, sino por el prestigio del Parlamento y por la dignidad del Ministerio, que acogió bajo su amparo un asunto que pasó los límites de lo grotesco.
A bien que al otro lado le esperaban un ilustre pergamino, objeto de las ambiciones de la mitad de su vida, y la gloria de su nombre en la admiración del país.
Aunque todo era gente muy circunspuesta, gloria daba ver cómo se divertían bailando e hiciendo miles diabluras toda la santa noche sin resollar.
Por eso ha acertado plenamente en las dos grandes formas del idilio rústico y del idilio marítimo, que son los verdaderos timbres de su gloria.
Yo en este caso soy, ante todo, montañés, y quizá me equivocaré y daré a Pereda un mal consejo excitándole, por su gloria misma, a no salir de y a no hacer caso de los que encuentran limitados sus.
A éste, todo lo que sea ahorrarse trabajo y molestias le sabe a gloria.
Sus gallos, como los personajes de Sófocles, sabían morir con belleza, y por lo tanto con gloria, que viene a ser lo mismo.
¡Cómo llovía el día de nuestro éxodo feliz! ¡Cómo sonaba el agua a cristal, a campanas de gloria! Era un nuevo diluvio, que anegaba a la humanidad entera, nuestro coche, como el arca de salvación, sólo nosotros sobrevivíamos al universal naufragio, destinados a ser origen de una humanidad nueva.
Hoy, que es día de gloria, también yo me atrevo a pedirles que me perdonen.
Ya es sábado de gloria, ya es pascua florida.
El apóstol vió al cabo que él y todos los cristianes tenían que morirse, pero como no podía renunciar a la felicidad, decidió que no se moría sino el cuerpo, y que el espíritu, inmortal, penetraba en el reinado de Cristo, en la Gloria.
Dioses y diosas: la JUSTICIA los cree iguales, doblad, pues, la frente, y demos a HOMERO la trompa, a VIRGILIO la lira y a CERVANTES el lauro, mientras que la FAMA publicará por el mundo la sentencia del DESTINO, y el cantor APOLO entonará un himno al nuevo astro, que desde hoy brillará en el cielo de la gloria y ocupará un asiento en el templo de la inmortalidad.
¿Cómo permitir que el libro que echa al suelo mi gloria y ridiculiza mis hazañas se alce victorioso? JÚPITER, yo te ayudé en otro tiempo: atiende, pues, ahora a mis razones.
“¡Salve, oh, tú, el más grande de los hombres, hijo predilecto de las Musas, foco de intensa luz que alumbrará a los mundos, salve! Loor a tu nombre, hermosa lumbrera, en cuyo derredor girarán en lo futuro mil inteligencias, admiradoras de tu gloria! ¡Salve, grandiosa obra de la mano del Potente, orgullo de las ESPAÑAS, flor la más hermosa que ciñe mis sienes, yo te saludo! ¡Tú eclipsarás las glorias de la antigüedad, tu nombre escrito en letras de oro en el templo de la Inmortalidad, será la desesperación de los demás ingenios! ¡Gigante poderoso, serás invencible! Colocado como soberbio monumento en medio de tu siglo, todas las miradas se encontrarán en tí.
¿Tornan del entierro de la señora mi ama, que goce de Gloria? ¡Dios les otorgue su santa conformidade! ¿Por allá verían a la parienta? Cuando salimos para la feria, díjonos que tenía determinado acudir.
Y ahora que frente al ventanuco de la cuadra se extendía un gran campo de hierba fresca, erguida, ondeante, toda para él, ahora que tenía la mesa puesta, con aquel verde y jugoso mantel que olía a gloria, ahora que engordaba, se redondeaban sus ancas puntiagudas y su dorso nudoso, moría de repente, sin saber de qué, tal vez en uso de su perfecto derecho al descanso, después de sacar a flote la familia.
Mucho le gustaban los domingos, con su libertad para levantarse más tarde, sus horas de holganza y su viajecito a Alboraya para oir la misa, pero aquel domingo era mejor que los otros, brillaba más el sol, cantaban con más fuerza los pájaros, entraba por el ventanillo un aire que olía a gloria: ¡cómo decirlo! en fin, que la mañana tenía para ella algo nuevo y extraordinario.
¡Y aquí paz, y después gloria! Y ¡adiós, amigos! Me voy, no he rezado el oficio, y es la horita del chocolate.
¡Unos verónicos! ¡Unos verónicos! ¡Ni buenos ni malos! ¡Para ellos ¡ni pena ni gloria!.
La otra gloria villaverdina fué un buen clérigo que nunca se acordó de su pueblo natal, un sacerdote austero, sencillo y trabajador, gran teólogo,al decir de don Román Lópezque llegó a canónigo angelopolitano, y después a obispo, honor a que nunca aspiraron los villaverdinos, que nunca pensaron alcanzar, y que los llenó de alegría ¡Obispo un hijo de Villaverde! ¡Cielos! ¡Qué dicha! Desde entonces sueñan mis paisanos con que Villaverde llegue a ciudad episcopal.
¡Qué ha de pasar! Si a sus hijos todo los alarma, todo paso adelante o atrás los inquieta, y ni por la gloria celestial,que es cuanto hay que ofrecer,fijarían un clavo fuera del sitio en que le fijaron sus abuelos.
¡Muy buena! ¡Muy buena! ¡Cómo un pan de gloria! Y te quiere mucho.
¡El abuelito! Un general del antiguo ejército, honor y gloria de la familia, santanista feroz que peleó en Tampico y en Veracruz, que se batió como un héroe en Churubusco, y que siguió a S.
La palma de la victoria, y con ella la gloria eterna, alguien se la ha de llevar.
Sus virtudes y sus glorias llenan toda la historia patria y aun sobra algo Vamos, veo que lo que usted tiene es sueño: buenas noches Pues, sí, no cambiaría la gloria de ser hijo de esta noble tierra por todo el oro del mundo.
La pobre hacía tales ponderaciones de este país y me contaba tantas maravillas de él, que yo, siendo niño, creía que estar aquí era estar en la gloria.
La prima verá al primo y todo será fiesta y gloria.

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