Ejemplos con genial

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No debemos dejar de mencionar la extraordinaria película Infame que retrata también la vida del escritor y su entrega total durante los largos cinco años que le demando la novela,protagonizada por el genial Toby Jones en un parecido que asombra y supera incluso al de Philip Seymour Hoffman.
El hotel fue en realidad un proyecto ganador elegido entre tantos otros tras haber sido convocado un concurso bajo la dirección del genial arquitecto Aníbal González.
El genial Linnaeus nombró este género en honor al botánico italiano Giulio Pontedera.
y unas bulerías del genial escritor que firmaba como De la Oliva: Agua de paso, autor de las célebres Carceleras del Puerto.
Warren Martyn y Adrian Wood, los autores del libro I Can't Believe It's a Bigger and Better Updated Unofficial Simpsons Guide elogiaron el episodio, diciendo que El intento de Homer de construir un especiero es sólo el principio de otro episodio genial, el cual muestra un excelente debate sobre la violencia en televisión y la censura políticamente inspirada.
Y es que Don Roberto no podía dejar de realizar un homenaje a uno de sus ídolos de la comedia: el genial actor de los primeros años del cine, mundialmente reconocido e inolvidable Charles Chaplin.
Elise Riggs - interpretada por Lucy Liu - Una genial y fría competidora con una peligrosa reputación ,.
Podría decirse que cuando Anna Kavan elige su nuevo nombre lo cambió oficialmente, no era un seudónimo- se refugió en un mundo literario tan personal y excelso- que no sólo rebasó con mucho sus exigencias como escritora de novelas populares, sino que con frecuencia, resultó de una genial eficacia, parodiándose a sí misma.
Tal es la raza, tales las costumbres que ha retratado Pereda en su última novela, la mejor y más genial de las suyas.
Esta falta de cultura literaria y filosófica que en Zola se advierte, y de que tanto provecho han sacado sus adversarios, sin llegar por eso a obscurecer la genial perspicacia con que juzga de las obras en particular, explica la flaqueza de sus teorías, los pésimos argumentos con que las explana y defiende, el aparato con que presenta como descubrimientos y novedades las máximas de crítica más triviales y manoseadas, y las fórmulas absurdas que da a algunos pensamientos, por otra parte muy razonables.
En el estado actual de la cultura hay generalísimos que son simples rancheros, y, por el contrario, hay miserables rancheros dotados de la chispa genial, hombres frustrados y menospreciados, que hubieran sido generalísimos por propio derecho, de existir la apropiada organización cultural cuartelaria.
A medida que el utilitarismo genial de aquella civilización asume así caracteres más definidos, más francos, más estrechos, aumentan, con la embriaguez de la prosperidad material, las impaciencias de sus hijos por propagarla y atribuirle la predestinación de un magisterio romano.
Diríase que el positivismo genial de la Metrópoli ha sufrido, al transmitirse a sus emancipados hijos de América, una destilación que le priva de todos los elementos de idealidad que le templaban, reduciéndole, en realidad, a la crudeza que, en las exageraciones de la pasión o de la sátira, ha podido atribuirse al positivismo de Inglaterra.
Esta diferencia genial y emuladora no excluye, sino que tolera y aun favorece en muchísimos aspectos, la concordia de la solidaridad.
Así, sobre los dos polos de Atenas y Lacedemonia, se apoya el eje alrededor del cual gira el carácter de la más genial y civilizadora de las razas.
Embriagad al repetidor de las irreverencias de la medianía que veis pasar por vuestro lado, tentadle a hacer de héroe, convertid su apacibilidad burocrática en vocación de redentor, y tendréis entonces la hostilidad rencorosa e implacable contra todo lo hermoso, contra todo lo digno, contra todo lo delicado del espíritu humano, que repugna todavía más que el bárbaro derramamiento de la sangre en la tiranía jacobina, que ante su tribunal convierte en culpas la sabiduría de Lavoisier, el genio de Chénier, la dignidad de Malesherbes, que, entre los gritos habituales en la Convención, hace oir las palabras:y que refiriendo el ideal de la sencillez democrática al primitivo de Rousseau, podría elegir el símbolo de la discordia que establece entre la democracia y la cultura en la viñeta con que aquel sofista genial hizo acompañar la primera edición de su famosa diatriba contra las artes y las ciencias en nombre de la moralidad de las costumbres, un sátiro imprudente que, pretendiendo abrazar, ávido de luz, la antorcha que lleva en su mano Prometeo, oye al titán-filántropo que su fuego es mortal a quien le toca.
¡Yo no sé que se pueda decir más y de manera más genial en tan pocas palabras! Si Martí no hubiera escrito más que esta carta, por ella solo tendría asiento perdurable entre los hombres que saben lo que es un adiós, lo que es desafiar la muerte, ¡y lo que una madre significa!.
Primero se puso a trabajar como abogado, aunque sin jurar su título, en los bufetes de don Nicolás Azcárate y Miguel Viondi, dándose luego a conocer de sus paisanos como orador, en notables discursos y conferencias pronunciadas en el Liceo de Guanabacoa, y en un brindis que hizo en un banquete celebrado en honor del genial periodista Adolfo Márquez Sterling.
Consideraba a Martí uno de los hombres de más talento que me había sido dado tratar y su muerte representaba no solo una pérdida irreparable para Cuba, de la que habría sido uno de sus preclaros presidentes, sino para la América latina toda, pues desaparecía el escritor genial en quien el fuego de la solidaridad americana brillaba con resplandores que iluminaban ambos continentes.
Entendí muy bien lo que éste me quería decir con aquello de te recomiendo que trates a mi amigo con tu genial y característica bondad , pero me chocaba presentarme tímido y meticuloso como un donado, aparentando una estimación que no pasaba en mí de los límites de un respeto vulgar y corriente, como el que concedemos a todos por razones de urbanidad y cortesía.
Hizo además un razonamiento que demuestra la agudeza genial que adquiría en ciertos momentos de verdadero estro, adivinando por arte de inspiración los arcanos del alma de sus semejantes.
Con el cambio de vida y domicilio, reanudó la señora de Rubín algunas relaciones de familia que estaban absolutamente quebrantadas, siendo de notar entre ellas la de José Izquierdo, que, empezando por ir a cenar con su hermana y sobrina algunas noches, acabó, conforme a su genial parasitario, por estar allí todo el tiempo que tenía libre.

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