Ejemplos con gemido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No obstante, cuando Aaron soltó un gemido, Keamy lo oyó pero sin saber lo que era.
El título en sí sugiere un gemido, del latín ululare.
Más impresionante resultaba el gemido del proyectil sonando a gran altura, pero desplazando el aire con tal violencia, que sus ondas llegaban hasta la ventana.
Y en todos estos vehículos, que únicamente conservaban nuevos y vigorosos sus motores, vió soldados, muchos soldados, pero todos heridos, con la cabeza y las piernas entrapajadas, rostros pálidos que una barba crecida hacía aún más trágicos, ojos de fiebre que miraban fijamente, bocas dilatadas como si se hubiese solidificado en ellas el gemido del dolor.
Era un gemido que ensanchaba su intensidad, un triángulo sonoro, con el vértice en el horizonte, que se abría al avanzar, llenando todo el espacio.
Luego ya no fué un gemido, fué un bronco estrépito, formado por diversos choques y roces, semejantes al descenso de un tranvía eléctrico por una calle en cuesta, a la carrera de un tren que pasa ante una estación sin detenerse.
Y el caballo blanco, el rojo, el negro y el pálido los aplastaban con indiferencia bajo sus herraduras implacables: el atleta oía el crujido de sus costillajes rotos, el niño agonizaba agarrado al pecho maternal, el viejo cerraba para siempre los párpados con un gemido infantil.
Ferragut la oyó, y para huir de su gemido fué alejándose hasta el fondo del camarote.
La mujer había lanzado un gemido infantil, bamboleándose, girando sobre sus pies, con los brazos a lo largo del cuerpo, sin intento alguno de defensa Fué de un lado a otro, lo mismo que si estuviese ebria.
Lucía exhaló un gemido de pavor, cayendo con la faz contra la hierba.
A veces una cascada de notas irónicas y risueñas cortaba el canto, después la estrofa volvía, tierna, honda, cual un gemido, elevándose hasta los cielos, negros ya como la tinta.
Al borrarse instantáneamente la visión blanca, columbró la agitación de un pañuelo y creyó oír un gemido.
¡Pepe Pepe!murmuró con voz tenue, como un gemido dulce.
¡Un gemido! La enferma acaba de morir.
Currita sintió un movimiento de gozo vivísimo que le pareció el presentimiento del triunfo, los carruajes de la corte saldrían, por el buen tiempo, descubiertos, y sin duda irían después de la Salve a dar una vuelta por la Castellana, donde todo el mundo elegante tendría ocasión de verla y contemplarla en su honorífico puesto Algo la espantaba, sin embargo: la idea de que iba a serle forzoso pasar por aquel mismo trayecto que había recorrido con Jacobo la noche funesta, por aquella misma iglesia ante la cual pronunció su última palabra, por aquella esquina en que le había visto caer lanzando un gemido de agonía Mas ¿qué iba a hacer ella? ¿Enterrarse en vida a los cuarenta y cinco años? ¿Dejar por escrúpulos sentimentales que le arrebatase una calumnia el prestigio, la soberanía suprema, el cetro de la elegancia y el buen tono que, a pesar de mil vergüenzas verdaderas, había conservado en su mano hasta entonces?.
Su cólera, quebrantada al fin por tan horrible tensión, empezó a desvanecerse, y Batiste, repitiendo su rosario de insultos, sintió de pronto que su voz se ahogaba hasta convertirse en un gemido.
Sus voces prolongábanse como un gemido interminable en la tranquila atmósfera de la vega, impregnada de dulce luz.
El perro rondaba el fúnebre catafalco, estirando el hocico, queriendo lamer las frías manecitas de cera, y prorrumpía en un lamento casi humano, un gemido de desesperación, que ponía nerviosas a las mujeres y hacía que persiguiesen a patadas a la pobre bestia.
Como el disparo que saluda a la bandera que se iza, sonó un gemido extraño, prolongado, horripilante, algo que hizo correr frío por muchas espaldas.
Si la pereza del trabajo material no se apoderase de nuestra mano, citaríamos en montón trozos de riquísima prosa, en que con la rapidez del relámpago pasa una idea brillante, una observación cáustica, un gemido seco, una alegría infantil, sobre el tranquilo reposo de un periodo, ajeno a tales sensaciones por el objeto que describe o el sentimiento que analiza.
Luego he tornado otra vez la vista a las de mi pasado, y, atravesando la distancia con el pensamiento, he visto a mi familia, que en esta hora patética me echará de menos, a mi madre, extremeciéndose cada vez que gime el viento en el cañón de la chimenea, como si aquel gemido pudiese ser el último de mi vida, a unos diciendo: ¡tal año estaba aquí! , a otros: ¿dónde estará ahora?.
Era un gemido, una voz de la naturaleza animal pidiendo auxilio y defensa contra el abandono y la muerte.
Jacinta, sin embargo, creía oír el gemido en lo profundo.
Puso ambas manos sobre el borde de la mesa, e inclinando la cabeza, apoyó la frente en ellas exhalando un sordo gemido.
La víctima exhaló un gemido seco.
De la oprimida garganta del desdichado joven salía un gemido, estertor de asfixia.
El ruido que hizo la tapa al descender, el gemido armonioso del cuero, parecióle una voz irónica que le respondía:.

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