Ejemplos con fortuna

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por fortuna, el señor Colignon olvidó llevar sus pesquisas hasta la bilateralidad de la zapatería.
Las últimas noticias que yo tuve de esta apreciable familia, la pintaban en camino de recobrar la hundida fortuna, pero muy lejos todavía de conseguirlo, doña Juana se había quedado mema de un , Julieta tenía dos hermosos niños, Arturo dirigía la casa de comercio, y don Simón había sido expulsado del Casino por haber dicho en pleno , en una de sus tertulias más borrascosas, estas sencillísimas palabras, hijas legítimas de sus desengaños, que tan caro le costaban:.
Cumpliólos al cabo, pero no sin ver mermada su fortuna en más de dos terceras partes, y, lo que fué aún más triste, su crédito comprometido.
Su corazón estaba herido por el desengaño triste que le había dado la violenta resolución de su hija, y por el no más alegre que le costaba la mitad de su fortuna.
Y él era representante de un distrito rural! Pero tenía comprometida la mitad de su fortuna, acaso toda ella al día siguiente, en un negocio cuya única garantía era la conservación del Ministerio que le había metido en el ajo, Ministerio a la sazón tan inseguro por las deserciones ocurridas en sus filas, que un solo voto de más o de menos podía salvarle o perderle.
Conque traiga usted papel y tintero, que vamos a escribir una carta, que puede ser la fortuna de usted.
Su única pena al abandonar la corte fué el no haber podido encontrar en ella a , que, sin duda, se hubiera alegrado al conocer la rápida transformación ocurrida últimamente en la fortuna del humilde asistente, pero había andado aquella vez más torpe que de costumbre en el pronunciamiento que fraguaba para adquirir honradamente el segundo entorchado, sorprendióle el Gobierno, y le desterró a Filipinas, pocos días antes de llegar Simón a Madrid.
Aquel hombre era Simón Cerojo, que tenía ya toda la gordura y todo el lustre, y aun todo el traje, propios de un tratante en que va en próspera fortuna, pero que no ha llegado todavía a la mitad de su carrera.
Conque, hijos míos: dicho lo dicho, me largo a mis quehaceres, pero conste que no me he mezclado en vuestros asuntos hasta que lo habéis solicitado, y no dudéis que aquí o dondequiera que la fortuna os coloque, no han de faltaros mis pobres oraciones ni mis deseos de que Dios, autor y dispensador de toda felicidad, os la dé tan cumplida como duradera.
Al salir de aquí dejáis a la fortuna clavada detrás de la puerta, hasta que volváis a decirla que os ampare.
Lleváis aquí cuatro o cinco años de establecidos, y en ese tiempo habéis hecho una fortuna que os permite ser las personas más independientes del pueblo.
Cierto es eso, Simón, y no me quejo yo de la fortuna.
Por fortuna, no dió a su obra todas las proporciones que al principio había pensado, pero no faltará algún fervoroso que copie al pie de la letra la Biblia, o la Suma de Santo Tomás, o el Código penal, si a algún personaje de la novela se le ocurre leer cualquiera de estas cosas.
Por fortuna, el Círculo tenía poca cabida.
El telegrama de Apolonio decía: De vuelta en Castrofuerte me informan que soy heredero de fortuna fabulosa.
Sin embargo, yo me negué a aceptar la herencia, a no ser con una condición: que constase en el testamento que me dejaba su fortuna al modo de fideicomiso para que yo la emplease en aquellas empresas y obras de utilidad y beneficio del prójimo que yo juzgase conveniente.
Ello es que allá, en San Madrigal, pensaba yo a veces: si yo tuviera medios de fortuna, hacienda bastante, para ensayar una comunidad de hombres felices, en lo posible, una experimentación social, como otras que se han hecho, pero aleccionado por los errores de los demás.
Por fortuna, Angustias tenía en casa un pequeño retrato.
¿Para qué quiero la vida? ¿Para qué la fortuna? ¿Qué bienestar es el mío? ¿De qué me sirvieron la honra y la doncellez?.
Todo, todo, todo, la vida, la fortuna escasa que tengo de mis padres, el bienestar, la honra, todo lo hubiera dado por un segundo, nada más que un segundo, de amor.
Abrió mi padre, al fin, la zapatería con gran fortuna, y nos fuimos a vivir al local del establecimiento, de la parte del patio.
Por fortuna, no tiene ninguna sagrada forma el copón.
La barraca y la fortuna del odiado intruso alumbrarán tu cadáver mejor que los cirios comprados por la desolada Pepeta, amarillentas lágrimas de luz.
Un par de sillones con asiento de esparto y brazos pulidos por el uso, un anafe en el que hervía el puchero del agua, los paños de dudoso color y unas navajas melladas, que arañaban el duro cutis de los parroquianos con rascones espeluznantes, constituían toda la fortuna de estos establecimientos al aire libre.
Tan extremada como había sido hasta poco antes la desgracia, era ahora la fortuna.
Por fortuna en esos días recibimos un dinerito, el de la casa.
Por fortuna me he redimido un tanto de las preocupaciones y falsas ideas del romanticismo, y aunque no del todo exento de ellas, pues aun me queda en el alma lamartiniana levadura, miro la vida de otro modo, no pretendo que todo sea a mi gusto y a medida de mi deseo, y vivo tranquilo, como vive toda buena persona, sin que me atormenten poéticos anhelos, ni me divaguen devaneos inútiles, ni me amarguen delicadas sensiblerías.
No puedo ofrecerte una fortuna, no puedo brindarte riquezas.
Por fortuna llegó Castro Pérez, y fué preciso ponerse a trabajar.
El juego y las mujeres cautivaban de tal modo el corazón de Manuel María José, que habría dado en tierra con toda su fortuna, si más pronto que él para derrocharla no estuviera la muerte para llevárselo a él.

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