Ejemplos con formando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Terminados los licores y el café, y cuando ya el humo de todos los cigarros se había mezclado y confundido, formando un a manera de toldo que colgaba del techo, la duquesa dijo: Don Hermenegildo, hace tiempo que no nos obsequia usted con el salto de la trucha.
Angustias seguía formando parte de mi ser y me dolía como un miembro amputado.
Apoderóse de él doña Juana, por ver si hallaba un poco de luz en tan pavorosa obscuridad, y aunque no comprendió por la lectura de las desvencijadas frases toda la verdad, temió lo más malo, y como en todo era extremosa, se desplomó sobre su marido, formando los dos cuerpos en el suelo un solo montón, y no pequeño.
Y esto dicho, las vanidosillas fueron desfilando lentamente y mirando hacia atrás con el rabillo del ojo, llegaron a un ángulo de la alameda, y allí se acurrucaron en el suelo, formando estrecho y apretado círculo.
Es decir: cuando la humanidad, tras de haber imaginado penetrar el sentido de la vida y la muerte y tener asido el orbe entre las manos, como un niño una pelota, volvió sobre sí y, con maravilla y espanto, descubrió que todo había sido ensueño e ilusión, que la vida no tiene sentido ni el orbe consiente que se le abarque, en aquel trance lastimoso, que fué algo así como una almoneda en donde se desbarató el hogar y menaje de los dioses, algunos individuos remataron a bajo precio tales y cuáles trastos de la almoneda, que, aunque apolillados y claudicantes, todavía duran y se utilizan, y otros individuos, muy contados, más propensos a la desesperanza y al tedio, volviéronse de espaldas al cielo, ya vacío y desalquilado, humillaron los ojos hacia el suelo, y aplicáronse a reunir por semejas hechos minúsculos, no de otra suerte que un desocupado, por pasatiempo o ansia de olvido, se emplea en coleccionar objetos inservibles, y así se fué formando cada una de las ciencias particulares: que no es otra cosa una ciencia sino colección, jamás completa, de sellos usados o cencerros de vaca.
Formando severo contraste está SATURNO, acurrucado y mirando desde léjos tan hermoso grupo.
Algunos minutos antes de llegar a su vivienda, cerca de la alquería azul donde las muchachas bailaban los domingos, el camino se estrangulaba, formando varias curvas.
Pero los cerrados ojos empezaron a poblar su densa lobreguez de puntos ígneos, que se agrandaban formando manchas de varios colores, y las manchas, después de flotar caprichosamente, se buscaban, se amalgamaban, y otra vez veía a aproximándose a él lentamente, con la cautela feroz de una mala bestia que fascina a su víctima.
Ante sus ojos cruzábanse las cañas, formando apretada bóveda, casi al ras del agua.
Muchos labradores, cansados de admirar a los tres guapos, jugaban por su cuenta o merendaban formando corro alrededor de las mesillas.
En las eras amontonábase la paja formando colillas de oro que reflejaban la luz del sol, aventábase el trigo entre remolinos de polvo, y en los campos desmochados, a lo largo de los rastrojos, saltaban los gorriones buscando los granos perdidos.
Los músicos rompieron a tocar un vals juguetón y alegre, colocándose detrás del féretro, y después de ellos abalanzáronse por el camino, formando apretados grupos, todos los curiosos.
Otros labriegos, que habían mostrado gran hostilidad contra la familia, no osaban llegar hasta la barraca y permanecían en el camino, formando corro.
Y llenaban de flores los huecos de su caja: flores sobre la blanca vestidura, flores esparcidas en la mesa, apiladas, formando ramos en los extremos.
Algunas vetas de agua, escapadas de los azudes y presas que refrescan la vega, serpenteaban formando curvas o islas en un suelo polvoriento, ardoroso, desigual, que más parecía de desierto africano que lecho de un río.
Su tierra se resquebrajaba, abríase en tortuosas grietas, formando mil bocas que en vano esperaban un sorbo.
El reloj de la torre llamada el Miguelete señalaba poco más de las diez, y los huertanos juntábanse en corrillos o tomaban asiento en los bordes del tazón de la fuente que adorna la plaza, formando en torno al vaso una animada guirnalda de mantas azules y blancas, pañuelos rojos y amarillos o faldas de indiana de colores claros.
Sobre el carro amontonábanse, formando pirámide hasta más arriba de los varales, toda clase de objetos domésticos.
Allí vivían, en el centro de la hermosa y cuidada vega, formando mundo aparte, devorándose unos a otros, y aunque causasen algún daño a los vecinos, estos los respetaban con cierta veneración, pues las siete plagas de Egipto parecían poca cosa a los de la huerta para arrojarlas sobre aquellos terrenos malditos.
capitaneaba a sus amigos los músicos, preparaban éstos sus instrumentos para saludar al apenas transpusiese la puerta, y entre el desorden y el griterío con que se iba formando la procesión gorjeaba el clarinete, hacía escalas el cornetín y el trombón bufaba como un viejo gordo y asmático.
La mesa blanca, de inmaculada pureza, sustentaba, formando columna, las cajitas de áspera película conteniendo el harinoso turrón, los cajones de peladillas y las uvas puntiagudas, hábilmente conservadas, lustrosas y transparentes, como de cera, y con un delicado color de ámbar.
Sobre el suelo, con las patas atadas, recordando tal vez en aquella atmósfera de sofocación y estruendo las tranquilas llanuras de la Mancha o las polvorientas carreteras por donde vinieron siguiendo la caña del conductor, estaban los pavos, con sus pardas túnicas y rojas caperuzas, graves, melancólicos, reflexivos, formando coro como conclave de sesudos cardenales y moviendo filosóficamente su moco inflamado, para lanzar siempre el mismo cloc-cloc-cloc prolongado hasta lo infinito.
Las salchicherías exhalaban por sus puertas acre olor de especias, con cortinajes de seca longaniza en los escaparates y filas de jamones tapizando las paredes, las tocinerías tenían el frontis adornado con pabellones de morcilla y la blanca manteca en palanganas de loza, formando puntiagudas pirámides de sorbetes, y los despachos de los atuneros exhibían los aplastados bacalaos que rezuman sal, las tortugas, que colgantes de un garfio patalean furiosas en el espacio, estirando fuera de la concha su cabeza de serpiente, las pintarrajeadas magras del atún fresco, y las ristras de colmillos de pez, amarillentos y puntiagudos, que las madres compran para la dentición de los niños.
La peregrinación prosiguió a lo largo de unas mesas en las cuales, bajo toldos de madera, estaban apiladas las frutas del tiempo: las manzanas amarillas con la transparencia lustrosa de la cera, las peras cenicientas y rugosas atadas en racimos y colgantes de los clavos, las naranjas doradas formando pirámides sobre un trozo de arpillera, y los melones mustios por una larga conservación, estrangulados por el cordel que los sostenía días antes de los costillares de la barraca, con la corteza blanducha, pero guardando en su interior la frescura de la nieve y la empalagosa dulzura de la miel.
Andábase con dificultad, temiendo meter el pie en las esteras de esparto redondas y de altos bordes, en las cuales amontonábanse, formando pirámide, las lustrosas castañas de color de chocolate y las avellanas, que exhalaban el acre perfume de los bosques.
Tras ella, formando una pareja silenciosa, marchaban el cochero y la criada: un mocetón de rostro carrilludo y afeitado que respiraba brutal jocosidad, luciendo con tanta satisfacción como embarazo los pesados borceguíes, el terno azul con vivos rojos y botones dorados y la gorra de hule de ancho plato, y a su lado una muchacha morena y guapota, con peinado de rodete y agujas de perlas, completando este tocado de la huerta su traje mixto, en el que se mezclaban los adornos de la ciudad con los del campo.
El gran círculo, centro de teósofos y de libres pensadores, formando al uso del liberalismo más avanzado, era por aquellos días piedra de escándalo para los piadosos timoratos villaverdinos, y dió quehacer y congojas al Cura y a sus vicarios, y mucha tela para sermones al bueno del P.
Pero el paseo más hermoso es el dos de Noviembre, en un pueblecillo cercano situado en el borde izquierdo de la Barranca de Mata Espesa, no lejos del punto en que rápido y espumante se despeña el Pedregoso, formando pintoresca cascada.
La hostilidad contra nosotros y contra el Gobierno la tienen los orbajosenses en su espíritu, formando parte de él como la fe religiosa.
La luz caía sobre el piso del andén, formando un semejante al que describe la lluvia de una regadera.

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