Ejemplos con feudatarios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El príncipe tenía la potestdat de llamar a las armas a los nobles feudatarios y a todos los hombres útiles para la defensa en case de amenaza a su persona o de invasión del territorio.
Durante la Rebelión de los Tres Feudatarios, Zheng Jing lanzó una ofensiva en la zona de Fujian.
Los ribagorzanos no eran vasallos del conde, sino feudatarios, en cuestiones patrimoniales, se regían por costumbres locales, muy parecidas a las del condado de Pallars, o por el Fuero de Aragón, que usaban como lengua vulgar el aragonés ribagorzano incluso en zonas donde hoy día se habla castellano, invocaban siempre el derecho aragonés en las escrituras públicas.
Y lista era, en efecto: allí estaban inscritos por riguroso orden alfabético los feudatarios de la gran personalidad colmenariana, en las diversas provincias de la Península, había apellidos que tenían al pie una A mayúscula, que significaba , otros señalados con M A, , alguno llevaba agregada una D,.
El rey y todos sus feudatarios aragoneses y sicilianos iban con armaduras de hierro, lo mismo que para un combate terrestre, y la pesada superioridad de sus armas les hacía ser vencidos por la ligereza y la táctica de las galeras genovesas.
Tardará mucho en despertar, y mientras él duerme, los cuatro jinetes feudatarios de la Bestia correrán la tierra como únicos señores.
Tan grande fue el terror que el famoso bandido llegó a inspirar, que los más poderosos hacendados, para verse libres de un ataque, se hicieron sus feudatarios, pagándole cada mes una contribución en dinero y víveres para sostenimiento de la banda.
-Pues, ¿cómo haremos, hijos, que mi amigo otro yo sea? Mirando primero quien es este amigo o quien ha de ser, advirtiendo que no sea mucho más que vosotros, porque entonces os pondréys una carga a cuestas, seréys feudatarios y nunca cobraréys, serán vuestros amigos estando solos o mientras os ayan menester, y, después, conocidos.
Amaneció el día destinado para tan guerrero pasatiempo y desde la madrugada se reunieron en el patio grande de San Servando los guerreros que se hallaban en el castillo, varios feudatarios de la casa de Urgel, algunos barones de las cercanías, y multitud de flecheros, pajes, palafreneros y criados inferiores, sujetando ágiles caballos acostumbrados a trepar por aquellas sierras, y sueltos alanos de afilados dientes sedientos de agarrarse a las orejas del cerdoso jabalí, o acosar al velocísimo ciervo.
Venían después hablando familiarmente los feudatarios, capitanes y barones que habían tomado parte en el bélico pasatiempo: y en medio de ellos querido y acatado de todos el joven conde de Urgel y su hermana Matilde, objeto universal de las atenciones, y particularmente servida por el obsequioso Ramiro de Linares.
Dijeron los unitaristas, que como buenos partidarios de una idea exclusiva se empeñan en negar la realidad cuando esta no es en absoluto conforme con sus preconcebidas entelequias, que la obra de recabar para las regiones su vida propia y personal dentro del organismo de la nación, era una empresa de locos y de malos patriotas, que con ella solo se pretendía la destrucción de lo que costó tanto trabajo y tanta sangre edificar en siete siglos de luchas épicas, y que el sistema regionalista no produciría otros frutos que la anarquía territorial, la división de la patria en pequeños estados inhábiles para proseguir la historia de España, y en último término feudatarios del extranjero.

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