Ejemplos con fastidio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Siempre expreso en poesía el contento o el fastidio.
Su buque está detenido en el puerto por una avería, debe usted quedarse un mes en tierra, encuentra en un viaje a una mujer que comete la tontería de acordarse de que le conoció en otros tiempos, y se dice: Magnífica ocasión para entretener agradablemente el fastidio de la espera Si yo le creyese, si aceptase sus deseos, dentro de unas semanas, al quedar listo el buque, el héroe de mi amor, el paladín de mis ensueños, se haría al mar diciendo como último saludo: ¡Adiós, imbécil!.
Mi criado, soldado viejo, y por lo tanto acostumbrado a las largas marchas y al fastidio de las soledades, había procurado distraerse durante el día, ora cazando al paso, ora cantando, y no pocas veces hablando a solas, como si hubiese evocado los fantasmas de sus camaradas del regimiento.
Los demás estaban muertos por el fastidio o corrompidos por la opresión.
Los jóvenes, emborrachándose para matar el fastidio, agarrándose en bailes públicos con cocineras y criadas, buscando el amor en su forma más bestial, sin el más leve barniz mundano que lo idealizase.
¡Ay: estaba bien discurrido aquel asedio, para apoderarse lentamente de la mujer, llegando por medio de ella hasta la dominación del esposo! De ellos era principalmente la culpa, ¿Qué habían de hacer unos seres débiles, faltos de dirección, arrastrados por el especial sentimentalismo del sexo hacia todo lo absurdo? Veíanse obligadas a una vida de harem, siempre mujeres con mujeres, viendo sólo al hombre en el preciso momento del deseo, y el hábil jesuíta se presentaba como un remedio a su tristeza, entretenía su fastidio con una devoción dulzona y afeminada, era el eunuco guardián, el verdadero amo, dirigiendo a su antojo al tropel de odaliscas cristianas.
Se le calculaba una fortuna de más de cien mil duros, y sin embargo vivía como un hurón en la gran casa heredada de su padre, sin otra compañía que una vieja criada, y arrastrando su fastidio por los talleres abandonados, que parecían cementerios.
—¡Ni tan siquiera eso! ¡Hasta el fastidio, aquel noble compañero que nunca me abandonaba, empieza a serme infiel!.
Todas mis aventuras han sido el deseo corriendo detrás del fastidio.
Á veces no podia ya con el sublime fastidio propio de las naturalezas privilegiadas, y envidiaba la fácil dicha de los modestos, y, sobre todo, entrábale un ánsia de amor, una necesidad de ser amado, un hambre de lisonjas de mujer, que rayaba en verdadero delirio.
las cuales no digo yo ahora, porque de la prolijidad se suele engendrar el fastidio, basta ver cómo don Gaiferos se descubre, y que por los ademanes alegres que Melisendra hace se nos da a entender que ella le ha conocido, y más ahora que veemos se descuelga del balcón, para ponerse en las ancas del caballo de su buen esposo.

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